El tirano de Belfast se luce en Castellón
Van Morrison presenta 'Keep it simple' con un pase soberbio sin concesiones para los fans
Irlanda está en la Eurocopa. Al menos en la musical. Después de los acertados encuentros con gente como Pink Floyd, Radiohead o Coldplay le llegó el turno a Van Morrison como avanzadilla de un escuadra de especialistas. Morrison tiene sus normas. Noventa minutos del tiron y sin descuento. Pero como decía Juanito, "noventa minuti molto longo". Pura magia.
Un concierto sin concesiones para los fans, sin greatest hits. Sonó Mondance, Have I told you lately o Entertaiment. Acertada selección de los temas del nuevo disco. Preciosa Lover come back, ritmica Keep it simple, soberbia Behind the ritual.
Refrescó al auditorio con sus últimos trabajos Magic Time y Pay the Devil. Todo secundado por ocho musicos, lo mejor de cada casa. Él muy controlador. Marcando los pasos a todos, siendo el centro de todas las miradas. El tirano de Belfast mandaba. Sin intercambiar media palabra con el público. Todos vestidos de negro, él con sombrero.
Empezando temas a armónica, pasando por el saxo, algo al piano (poco) y mandolina. Sobrado. Cada nota en su sitio. Desgarrando su voz hasta la afixia, bajando hasta el susurro imperceptible. El teatro lleno, la gente levantandose en más de una ocasión en ovaciones que parecían caer en saco roto. Los temas se van enlazando sin pausa. La banda corre para seguirle, las canciones se alargan en jammings que siguen sus ordenes, su voz perfectamente afinada. Y de repente se va, sin despedida, sin agradecimientos ni bises. Rompe su timbre con Burning down de Healing Game y hasta otra, en este caso hasta mañana. El tirano de Belfast, el León, Van de Man. El último héroe de Irlanda. Como tanto proclama Tony Soprano, "este tipo es de la Vieja Escuela".
Babelia
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