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Reportaje:

Madrid se pone flamenca

'Sevilla, Madrid, Sevilla: Cambalache', propuesta del Ballet Nacional de España, de estreno en el Teatro Gran Vía

Las luces se apagan, suena la música y comienza el espectáculo. El flamenco llega a Madrid de la mano del Ballet Nacional de España, dirigido por José Antonio, con el espectáculo Sevilla, Madrid, Sevilla: Cambalache, estrenado mundialmente en 2002 en el Teatro Cánovas de Málaga, que hace dos años ya pasó por Madrid y que regresa ahora a la capital con algunas novedades especialmente significativas.

En el primer tramo de la función, con la coreografía de Antonio Canales y la música de los maestros Livio Pianola, Diego Losada y el propio bailaor sevillano, Cambalache, deleita con un baile fusión, lleno de luz y color, pasión y frenesí. Andalucía sobre las tablas, al ritmo de taconeo, punteados, desplantes y jaleos. El sello Canales está presente en toda la representación, palpable sobre todo en el Relicario de Ana Moya y el Pozo Hondo de un fantástico Jesús Carmona, al compás de las palmas y las estrofas más profundas del cante jondo.

Cuarenta minutos de una genial coreografía que nunca mostró de forma tan clara el sentir del flamenco de una de las figuras más representativas de este genial invento. El duende de Antonio Canales al servicio de las futuras promesas del baile más nuestro. Se cierra el telón, luces arriba, descanso.

José Antonio presenta 'La Leyenda'

Estrenado en 2002 por la Compañía Andaluza de Danza, y en 2005 como parte del repertorio del Ballet Nacional de España, La Leyenda, bajo la batuta de José Antonio, actual director del ballet, con la pieza Embrujo de Shangai, es un precioso homenaje a una de las flamencas más grandes de todos los tiempos, Carmen Amaya, una mujer que en tiempos oscuros se vistió de hombre para deleitar sobre las tablas, con un baile irrepetible que dejó pasmados hasta aquellos que entendían el delantal como única vestimenta femenina.

En contraposición a la pieza de Canales, la coreografía de José Antonio emana pureza, flamenco en blanco y negro, bailaores a tropel y el protagonismo de dos mujeres que pisan fuerte, Ana Moya y Helena Algado. Una, amayamenta masculinizada, otra con una interminable bata de cola, de blanco inmaculado que en propias palabras de José Antonio simboliza la estrella fugaz que fue la gran Amaya.

La Seguiriya, estética mezcla de blanco y negro, supone un perfecto colofón, que arrancó los olés de un público entregado (tres cuartos de entrada) al espectáculo único del flamenco más purista.

Desde el 21 de junio y hasta el próximo día 28 de julio, el Teatro Gran Vía brinda la posibilidad de disfrutar de un arte único, sentío hasta las entrañas, que llegó de Andalucía para todo el mundo. Aplausos, se cierra el telón, luces arriba, genial.

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