500 juegos de un maestro de la luz

CaixaForum de Barcelona acoge desde hoy y hasta junio una amplia retrospectiva dedicada al fotógrafo escocés Lee Friedlander, uno de los creadores más prolíficos de la historia de la fotografía. A través de cerca de 500 fotografías la exposición repasa desde los primeros trabajos del artista hasta su última etapa, siguiendo un orden cronológico y temático.

La exposición, organizada por el MoMA de Nueva York, no olvida alguna de sus series más emblemáticas como El monumento estadounidense, los desnudos, los retratos que ha compuesto o imágenes de sus libros.

Observador obsesivo y dotado de ingenio para transformar errores fotográficos comunes en juegos y acertijos, Friedlander (Aberdeen, 1934) ha sido capaz con su trayectoria de crear un universo paralelo repleto de capas superpuestas y omisiones a modo de travesuras.

El comisario de la exposición y conservador jefe del Departamento de Fotografía del MoMA, Peter Galassi, ha explicado hoy que Friedlander "se enamoró" de la fotografía siendo un adolescente cuando se dio cuenta de la "capacidad de hacer magia" a través de la imagen.

Friedlander inició su trayectoria haciendo fotografías como freelance para revistas como Sports Illustrated, Holiday y Seventeen, y para portadas de discos, trabajos que en la exposición se ven reflejados, en los retratos de John Coltrane, Aretha Franklin y Miles Davis. En la década de los 60, decidió que su objetivo era "el paisaje social estadounidense", el telón de fondo cotidiano de sus habitantes.

Un progreso constante

En palabras del comisario, esta primera etapa de la obra de Friedlander se podría definir como un "catálogo de errores fotográficos" en la que los transformaba en "ficciones pictóricas", mientras que en una segunda se adentró en una fotografía "más sutil".

Una primera muestra de ello, dijo Galassi, es la serie de más de 1.000 fotografías de The american monument, en la que se dedicó a retratar monumentos de Estados Unidos desde la perspectiva "más noble hasta la más irónica y cómica", que sigue el ejemplo de Eugene Atget décadas atrás con Francia.

Además de una selección de esta serie, la exposición de Barcelona también explora la madurez del fotógrafo en los años 80, con un estilo cada vez más sensual, que se refleja en los desnudos, los retratos de obreros y el florecimiento de los cerezos de Japón.

En su última etapa, Friedlander ha cambiado su cámara Leica por una Hasselblad Superwide de formato cuadrado que, según Galassi, ha proporcionado a su obra "un nuevo barroquismo y frescura", como plasmó en su serie sobre el Oeste norteamericano.

La nueva cámara -nunca ha utilizado tecnología digital- ya es responsable de series presentes en la exposición como Palos y piedras: la arquitectura de Estados Unidos, así como de las series de retratos dedicados al pintor R.B. Kitaj, su esposa y sus hijos y nietos.

El comisario de la exposición recordó que Lee Friedlander, que se encuentra en Barcelona pero que no ha querido, como su costumbre, aparecer bajo lo focos mediáticos, ha imprimido más de 60.000 imágenes, de las que la selección de 483 fotografías en Barcelona es un "porcentaje pequeñísimo" y continúa trabajando.

La exposición sobre Friedlander, que ya se ha visto en Nueva York, Múnich y París viajará, posteriormente, a Madrid y concluirá su recorrido en San Francisco.