Stone se defiende en Venecia de las críticas por 'World Trade Center'
"Se pueden hacer seis o siete películas" sobre el 11-S, dice el director
El director de cine Oliver Stone ha defendido hoy en Venecia World Trade Center, su filme en el que ha logrado convertir los atentados del 11 de septiembre de 2001 en una película de la industria de Hollywood. La cinta se estrenó ayer en el festival de la ciudad italiana y fue acogida con un gran silencio por los críticos. "El corazón une, la política divide", ha dicho Stone en respuesta a las críticas por haber evitado cuestiones políticas en favor de una película más comercial.
Stone desea, según ha dicho, que su película se vea como un filme que habla del "corazón humano". Ninguno de los protagonistas reales del 11-S le mostraron sus sentimientos políticos, ha dicho. "Se pueden hacer seis o siete películas sobre aquel día, la cuestión política la dejo para otra", ha asegurado el director antes de negar que haya decidido rodarla. Stone ha añadido que considera peores las consecuencias del 11-S que lo ocurrido aquel día en Nueva York y Washington.
Dos policías protagonistas
Durante dos horas, Stone recrea minuciosamente el drama de dos policías sepultados bajo los escombros de las Torres Gemelas de Nueva York y de sus familias. El realizador usa recursos muy realistas para reconstruir los hechos en sus mínimos detalles: la sombra de los aviones cuando van a chocar o los escombros de los edificios. Pero fuera de esa recreación, Stone no añade más a lo que ya se ha dicho sobre el dolor y el sufrimiento que provocaron los ataques terroristas en las primeras horas, en los primeros días, en las primeras semanas y en los primeros meses, cuando los medios estadounidenses reprodujeron las biografías y los hechos que acompañaron a cada una de las víctimas.
En la cinta, Stone muestra las convicciones más tradicionales estadounidenses sobre la familia y la solidaridad de su pueblo, así como de la religión. Esa convicción religiosa se produce en forma de visiones, como la de un marine, interpretado por Stephen Dorff, que siente la llamada de Dios frente a una cruz y una página de la biblia abierta por el Apocalipsis. Es esa llamada la que le lleva primero a salvar a los dos policías, interpretados por Nicolas Cage y Michael Peña, y después a servir dos años en Irak, según se informa al final del filme, basado en hechos reales.
También ayer se presentó en Venecia Hollywoodlan, la opera prima del rey de las teleseries Allen Coulter, autor de Los Soprano, A dos metros bajo tierra y Sexo en Nuevo York. Hollywodland es la investigación de una muerte real, la del actor estadounidense George Reeves, que encarnó a Supermán en una
serie de televisión famosa en los Estados Unidos a finales de los años cincuenta.
Si la jornada de ayer ha sido netamente estadounidense, la de hoy estará marcada por el cine hecho fuera de ese país con la proyección de cintas holandesas, como Zwartboek, de Paul Verhoeven, francesas, como Private fears in public places, de Alain Resnais, y japonesas, como la cinta de animación Paprika, de Kon Satoshi.
Babelia
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