Madonna 'se crucifica' en Roma
La cantante ha ignorado las protestas de la Iglesia prevías al concierto de su gira mundial
Unos 70.000 italianos han asistido a la actuación de Madonna esta noche en el estadio Olímpico de Roma, la única etapa italiana de su gira Confessions, que ha llegado en medio de la polémica suscitada por la crucifixión que la cantante escenifica en los conciertos de este tour. El Vaticano le había acusado de blasfemia y provocación solo por considerar la idea de la crucifixión, pero la cantante se encargó de aumentar la ira de la Iglesia católica de Roma justo antes de espectáculo, invitando al Papa Benedicto XVI a que acudiese al concierto como espectador.
Desde primeras horas, miles de personas han hecho fila ante las puertas del estadio Olímpico para lograr un buen puesto cerca del enorme escenario que, entre otras cosas, alberga una enorme cruz hecha con 4.000 piezas de cristal Swarovski y valorada en cinco millones de dólares, según la prensa italiana.
En en ella Madonna se ha presentado simbólicamente crucificada y con una corona de espinas en la cabeza, tal y como ha hecho en los conciertos anteriores, lo que ha provocado las protestas de diversos representantes religiosos. La llamada Reina del Pop aderezó las dos horas y media de concieto de actuaciones controvertidas, llegando a mostrar fotografías del Papa después de haber enseñado otras del antiguo dictador italiano Benito Mussolini.
Provocación
Los aproximadamente 70.000 fans que acudieron al Estadio Olímpico ignoraron el escándalo y se dedicaron a bailar, cantar y saltar mientras Madonna interpretaba temas de su último álbum Confessions on a Dance Floory otros clásicos como Like a Virgin. No obstante, concedieron una tregua a su euforia cuando la polémica cantante y actriz fue levantada sobre la cruz, momento en el que algunos de los católicos asistentes manifestaron su descuerdo. "La crucifixión era innecesaria y provocativa. Debido a que estamos en Roma, ojalá lo hubiera cancelado. Pero es Madonna, es un icono, y eso justifica su necesidad de provocar", decía Tonia Valerio, de 39 años.
El diario católico Avvenire, propiedad de la Conferencia Episcopal italiana, dedicaba ayer casi una página de su sección de espectáculos al "concierto-provocación", que calificaba de "ofensivo para la fe de millones de cristianos". El rotativo afirmaba que Veronica Ciccone eligió precisamente el nombre artístico de Madonna (Virgen en italiano), "el apelativo de la Madre de Cristo, para hacerse notar", y ahora "es prisionera de su personaje".
También recogía declaraciones de personalidades religiosas como el cardenal italiano Ersilio Tonini, que considera que el gesto es una "extrema provocación" que "malvende el sufrimiento de Cristo" para "mendigar la atención de los medios de comunicación". Sobre la cuestión se han pronunciado además representantes de otras religiones, como el de la Liga de Musulmanes de Italia Mario Scialoja, que ha considerado que la falsa crucifixión es "una idea del peor gusto posible".
No es la primera vez que Madonna suscita polémica por el uso de símbolos religiosos: en 1989, la cantante fue considerada "blasfema" por la Iglesia Católica a causa de su vídeo Like a Prayer, en el que besa en una iglesia la imagen de un santo negro que cobra vida, baila entre cruces de fuego y muestra llagas parecidas a las que sufrió Cristo durante la crucifixión.
Babelia
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