Saramago homenajea a la muerte con una novela sobre un "desastroso" mundo de hombres eternos

"¿Y si la muerte no lograra matar?". ¿Qué pasaría si la gente dejara de morir, si pudiéramos vivir eternamente? En opinión del escritor portugués José Saramago, "sería un auténtico desastre", aunque la idea le ha servido a él de "embrión" para su última novela, titulada Las intermitencias de la muerte y que ha presentado hoy.

El acto se ha celebrado de forma simultánea en las sedes de Madrid y Lisboa del Instituto Cervantes; se presentaban las ediciones en español, catalán, portugués, italiano, brasileño y alguna otra más. En su intervención, transmitida por vídeoconferencia, Saramago ha criticado la "soberbia infinita" del ser humano, que aspira a vivir por siempre y derrotar a la muerte. Sobre esta reflexión gira su novela, que comienza y termina con la misma frase: "Al día siguiente no murió nadie". Sin embargo Saramago ha explicado que la muerte "no es una fuente de inspiración" ni el tema dominante de la novela

"Uno debe disponer de su propio cuerpo, del que nadie más tiene derecho a decidir. No creo que alguien que se suicide sea necesariamente un cobarde, creo que cuando tu vida mental o cívica ha terminado ya no vives, hay quien llega a esta situación por desesperación", ha explicado el autor, que reflexiona en su obra sobre el suicidio y la eutanasia, introduciendo un ingrediente fundamental: el humor. "Vivir eternamente en la tierra sería un castigo; cada vez seríamos más viejos. No temo a la muerte ni vivo con esa preocupación pero sí soy consciente de ella; tengo la edad suficiente para decir que soy viejo, 83 años, y a veces vivo como si tuviera 62 y otras 18, como se dice en España: eso es la hostia", bromeó el autor.

¿Y cuando la muerte se convierte en algo personal? "No creo en Dios y no entiendo cómo se puede creer aún en Dios. Sé que cuando llegue mi hora entraré en la nada y se acabó; habrá también un día en que se acabe todo, también la galaxia y Dios no se cuestionará qué ha pasado con su creación; son fábulas que no se deberían seguir repitiendo", ha señalado Saramago, para reflexionar a continuación: "Quizá estas palabras no suenen bien a algunas personas", y es por ello que algunos optan por criogenizarse a la espera de que la ciencia pueda curarles y revivirlos. Entonces, según el escritor, se llevaría "la sorpresa de de despertarse y descubrir que están muertos". "Debemos aceptar que nada de lo que hacemos o somos es para siempre", ha sentenciado.

Los libros de Saramago "tienen siempre como punto de partida la imposibilidad o la improbabilidad", según ha reconocido él mismo. En la realidad no tienen cabida, "porque tenemos que morir para seguir viviendo o si no la vida no se aguantaría", pero convertido en literatura da sus frutos. "El mundo cambia a la literatura, y no al revés: no cambiaremos la vida si no cambiamos de vida", ha concluido el autor.