Caballé rechaza convertir la ópera en "una película con música de fondo"
La soprano presenta en el Teatro Real 'Cleopatra', de Jules Massenet
Rodeada de su hija, Montserrat Martí, y de un elenco de jóvenes artistas, Montserrat Caballé canta su primera ópera completa en el Teatro Real, Cleopatra, de Jules Massenet. Optimista por el futuro del género, rechaza, sin embargo, que a veces por innovar se haga de la ópera una película con música de fondo. La soprano, que encarnará a la reina de Egipto, ha comparecido hoy ante los medios de comunicación con todo el plantel y con Miguel Ortega, director musical de esta producción, la versión de concierto de la última ópera escrita por Jules Massenet (1842-1912), "injustamente desconocida" y estrenada en Montecarlo tras la muerte del compositor. Estará en el Real los días 17 y 20 de diciembre.
Es una obra con grandes dificultades orquestales y de coro, ya que Massenet crea dos estilos muy diferentes: el romano -un mundo enérgico y poderoso- y el egipcio -lánguido y sensual, como las aguas del Nilo-. Ante las dificultades, Ortega -que coincide con la soprano en recuperar las innumerables partituras olvidadas en cajones y bibliotecas que merecen ser escuchadas- cuenta con la maestría de la orquesta titular del Teatro, la Sinfónica de Madrid, "una de las mejores", que a la segunda lectura ya había profundizado en la obra. Ese contraste, esa conjunción de dos mundos musicales crea una atmósfera mágica que hace a esta ópera muy atractiva, ha explicado Caballé, quien consiguió recuperar la obra y estrenarla en 2002 en Roma, en el Festival del Mediterráneo.
Ahora, asegura experimentar "mucha ilusión" porque cantará por primera vez una ópera completa en el nuevo Teatro Real, donde hasta ahora sólo había ofrecido conciertos. Es un teatro muy distinto al anterior a la reforma, donde todo era "menudo". Con 46 años de carrera y considerada una de las mejores sopranos del siglo XX, Caballé, quien no ha dudao en reconocer que si pudiera volvería a cantar con el desaparecido Fredy Mercury como ya lo hizo en 1992, ha hablado del momento actual de la ópera: "Me emociona que esos cataclismos de algunos no tienen razón". A los jóvenes cantantes les advierte de que esta carrera "es muy difícil, y hace falta mucho amor a la música y voluntad", pero también les recuerda: "Cuando estás triste, la música es el consuelo, y cuando estás solo, te acompaña".
Sensualidad garantizada
Aunque esta producción es una versión de concierto, sin representación dramática en escena, la soprano ha sido directa al ser preguntada por la política de algunos directores de escena a la hora de innovar en sus propuestas: "No soy contraria a la modernidad, siempre se pueden aceptar cosas novedosas pero sin destruir la música, ni la creatividad del compositor, ni desviar la atención del espectador". Además, ha lamentado que, por conseguir un "nombre", haya directores de escena que "pretendan hacer una película con música de fondo", cuando "las óperas llevan en sí tanto espectáculo".
En este sentido, ha admitido haberse puesto "enferma" con las algunas propuestas que le han hecho. Cree que la "magia de la música y la voz hacen creíbles a los personajes", aunque, eso sí, al pensar en encarnar a Cleopatra en una ópera representada, afirma: "No funcionaría, escénicamente sería como un pato. Cleopatra tiene que ser menudita y muy guapa". Sin embargo, la "sensualidad" está garantizada, tal como ha subrayado la hija de la soprano, Montserrat Martí, quien encarna el papel de Octavia, la esposa de Marco Antonio.
Sobre el hecho de que sea su madre quien le roba el marido, Martí ha admitido: "No hay hombre que pueda resistir a lo que dice y a la sensualidad con la que canta". Madre e hija, que cantaron juntas por primera vez en 1993, comparten el escenario del Real con el barítono Franck Ferrari, en el papel de Marco Antonio y que actúa por primera vez en el coliseo madrileño. Marita Solberg, cuya voz ha sido alabada por la soprano barcelonesa, será Charmion y Nikolai Baskov hará el papel de Spakos.
Babelia
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