La 'complicada' venta de un autorretrato de Rembrandt
Adjudicado en subasta por 10 millones de euros una obra del pintor holandés que uno de sus discípulos 'repintó' para facilitar su comercialización
A Rembrandt le gustaba pintarse a si mismo. De hecho, los expertos han llegado a calificarlo de obsesión, merced a los más de 80 autorretratos que se conservan del pintor holandés. Sin embargo, parece ser que en su época, allá en la primera mitad del siglo XVII, la imagen del artista no era muy comercial. Es por ello que uno de los discípulos del pintor, cuyo nombre se ha perdido en el viento de la Historia, decidió que basta ya de autorretratos: puso en su caballete uno de los últimos, muy austero, y lo retocó para convertirlo en un cuadro más fácil de vender.
En concreto, el alumno de Rembrandt van Rijn (1606-1669) convirtió un retrato en el que su maestro aparecía con gorra y un discreto bigote en el cuadro de un elegante aristócrata ruso de largos cabellos y poblado bigote. En la cabeza le colocó un sobrero de copa rojo, y de remate, un par de pendientes en las orejas.
Así, la obra de Rembrandt (que pintó en 1634, con tan sólo 28 años) quedó oculta bajo la capa de pintura, hasta que en la década de los 30 del siglo pasado se descubrió el pastel y se procedió a arreglar el desaguisado. El cuadro pertenecía a un coleccionista francés hasta hoy, que ha sido vendido por diez millones de euros en la casa de subastas londinense Sotheby's. Es el primer autorretrato del pintor holandés que sale a subasta en los últimos 30 años, algo fácil de comprender si se tiene en cuenta que tan sólo tres permanecen aún en manos privadas.
Babelia
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