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La misión imposible de recuperar los ‘pellets’ en el mar como piden Galicia y Cantabria

Las corrientes, la poca visibilidad y el pequeño tamaño del material dificultan su hallazgo en el océano. La Organización Marítima Internacional no ve eficiente actuar en el agua, pero sí pide buscar los contenedores perdidos

Operarios de Tragsa, contratados por la Xunta de Galicia, limpian el arenal de A Lanzada, en Sanxenxo, el jueves.
Operarios de Tragsa, contratados por la Xunta de Galicia, limpian el arenal de A Lanzada, en Sanxenxo, el jueves.ÓSCAR CORRAL
Miguel Ángel Medina

Galicia y Cantabria han exigido al Gobierno que “actúe en el mar” para detener la llegada de pellets a las costas españolas. ¿Tienen razón? Los expertos consultados consideran que es prácticamente imposible localizar sacos de estos microplásticos mientras están en el agua, debido a las malas condiciones de visibilidad durante el invierno, el pequeño tamaño del material —los sacos son de un metro—, el color —blanco— y las corrientes. Más todavía cuando los sacos se rompen y salen los minúsculos pellets. El Ministerio de Transportes lo ha intentado mediante vuelos y satélite, sin éxito, y tampoco los han localizado los miles de buques que navegan por la zona. La Organización Marítima Internacional (OMI) señala que actuar sobre las aguas en estos casos no suele ser eficiente, aunque sí pide tratar de localizar los contenedores perdidos, que en este caso se encuentran a una gran profundidad (de 2.000 a 3.000 metros).

La Xunta enfoca su petición de ayuda al Ejecutivo en el mar, al que ha solicitado que movilice 11 embarcaciones de salvamento, un avión y dos helicópteros para buscar los pellets en el océano. Y eso pese a que el propio Ejecutivo gallego envió el pasado 4 de enero una carta a los alcaldes de la zona en la que les informaba de que “debido a sus características, no resulta posible la retirada de este residuo en el mar, ya que no se queda en la superficie, por lo que estas labores deben ser acometidas una vez que alcanzan la costa”. El Ministerio de Transportes responde: “Las propiedades físicas de estos pellets los hacen indetectables en el agua, como muestra el hecho de que ninguno de los 12 vuelos y 57 pases de los satélites de la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) hayan conseguido detectar manchas de estos pellets, por lo que su recogida en el mar es inviable”.

Vertido pellets
Un buque de carga sale del puerto de Algeciras, el mismo desde el que salió el buque 'Toconao', causante del vertido de 'pellets'. AUTORIDAD PORTUARIA DE LA BAHÍA DE ALGECIRAS

Es un análisis que comparten los expertos consultados. “He transportado este material en buques, suele ir en sacos de 25 kilos muy compactos, así que no flotan en la superficie, lo que hace casi imposible encontrarlos”, señala Agustín Martín Mallofre, capitán de la Marina mercante y decano de la Facultad de Náutica de la Universidad Politécnica de Barcelona (UPC). “Además, en la zona marítima frente a Galicia hay temporales continuos en invierno, lo que empeora las condiciones de búsqueda. Con el tiempo, los sacos se degradan y se liberan los pellets, que flotan y se van a la costa. Es probable que tengamos microplásticos durante años”, añade.

Juan Bellas, profesor del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), coincide: “El agua en esta época tiene un color más oscuro, hay menos visibilidad, y el color de los pellets no ayuda. Solo se podrían detectar si aparecieran grandes manchas, algo que por ahora no ha ocurrido porque las corrientes dispersan el material”. Xavier Curto, de Surfrider España ―una ONG experta en contaminación marina―, opina parecido: “No se recomienda retirar este tipo de residuos del mar, porque hay muchos parámetros que lo dificultan: corrientes, lluvias, temporales… y mucho menos cuando son tan pequeños como los sacos o los [propios] pellets”.

Mientras, el responsable de pesquerías de la ONG WWF, Raúl García, añade: “El material puede flotar solo si el agua está tranquila, lo que no ocurre en estas fechas. Los sacos se mojarán, entrará agua en ellos y quizá floten, pero a varios metros de profundidad, siguiendo las corrientes superficiales, con lo que no serían visibles desde aviones ni satélites”. Y recuerda que “en el protocolo de la Organización Marítima Internacional (OMI) sobre pellets se dice que hay que tratar de buscar el material en el mar, pero la propia guía confirma que en la mayoría de los casos es muy difícil o imposible. Y en este caso se suma, además, que la visibilidad de las aguas es muy baja”.

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Rodrigo Fresco, vecino de Corrubedo, llevando un saco de 'pellets', en una imagen cedida.
Rodrigo Fresco, vecino de Corrubedo, llevando un saco de 'pellets', en una imagen cedida.Marina Cerrato

La recuperación es “poco probable” en el mar

Efectivamente, la OMI lanzó en 2023 una guía para ayudar con este tipo de incidentes. “Dado el pequeño tamaño de los pellets de plástico, su color claro/transparencia y las variaciones en la flotabilidad, a menudo es muy difícil identificar los pellets de plástico en el mar, especialmente si están dispersos en bajas concentraciones [...] Resulta más eficaz realizar vigilancia para localizar los propios contenedores o cualquier embalaje relacionado con el transporte de pellets”, señala. Y añade: “Las condiciones del océano” hacen que “se dispersen rápidamente desde el lugar del derrame. Como resultado de esta dispersión, es poco probable que la recuperación en el mar sea efectiva”. CEDRE, un centro privado experto en contaminación marina, también recomienda recoger estos contaminantes en tierra.

Sin embargo, la OMI sí que da la razón a la Xunta en una cosa: pide identificar el lugar del incidente y actuar sobre el contenedor hundido: “Un contenedor perdido de bolitas de plástico puede liberar continuamente su carga en el medio marino mientras descansa en el lecho del mar”, dice el informe. “Deben realizarse esfuerzos para determinar si el contenedor hundido aún contiene carga de pellets” a través de submarinos teledirigidos ROV, uno de los vehículos que ha pedido la Xunta y que serviría para sellar el contenedor en caso de que fuera hallado.

Martín Mallofre señala esa dificultad, porque no es lo mismo localizar un buque de gran tamaño que un contenedor, mucho más pequeño: “Se podría intentar buscar con un buque oceanográfico y luego usar un ROV para tratar de llegar hasta el contenedor, pero es una operación que cuesta mucho dinero y es muy compleja”. Salvando las distancias, una operación así fue necesaria para extraer fuel del Prestige, pero en ese caso se trataba de rescatar casi 20.000 toneladas de crudo, mientras que ahora se calcula que hay unas 26 toneladas de pellets y no se sabe qué parte se ha dispersado ya.

Varios voluntarios limpian 'pellets' en la playa de Noia (A Coruña), este miércoles.
Varios voluntarios limpian 'pellets' en la playa de Noia (A Coruña), este miércoles. ÓSCAR CORRAL

En cualquier caso, el Ministerio de Transportes señala que los contenedores del buque Toconao cayeron en aguas de Portugal, con lo que además habría que solicitar su cooperación. Pero además se encuentran sumergidos en un lugar indeterminado situado entre 2.000 y 3.000 metros de profundidad, algo que está fuera de las posibilidades de actuación del ROV del ministerio.

Alsira Salgado, subdirectora académica de la Escuela de Náutica de la Universidad da Coruña, señala que este tipo de incidentes en los que algún contenedor cae al mar son habituales: “El 90% de las mercancías se mueven por mar. Los buques llevan cientos de contenedores sujetos con trincas por los cuatro costados, pero en una tormenta alguno se puede desprender”. Según datos del Consejo Mundial del Transporte Marítimo (WSC, en inglés), entre 2008 y 2022 se perdieron en mares y océanos una media de 1.566 contenedores al año con todo tipo de material, informa Efe. “Aunque se tienen en cuenta las previsiones meteorológicas, los temporales en la mar son difíciles de prever”, añade Salgado. Y no solo contenedores: en 2022, el hundimiento de un buque incendiado en Sri Lanka causó el mayor vertido de pellets de los últimos años, con casi 1.700 toneladas de bolitas desperdigadas por mares y costas.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad -es un apasionado de la bicicleta-, consumo y urbanismo. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha ganado los premios Pobre el que no cambia su mirada y Semana Española de la Movilidad Sostenible. Ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’.

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