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Ribera considera “irresponsable” permitir que fracase la primera gran ley para recuperar la biodiversidad de la UE

Tras su difícil aprobación en la Eurocámara, donde la derecha y extrema derecha intentaron tumbarla, la Ley de Restauración de la Naturaleza vuelve a atascarse en la votación definitiva de los Estados en plenas protestas agrícolas

El ministro esloveno de Medio Ambiente, Bojan Kumer, la española Teresa Ribera y la alemana Steffi Lemke
El ministro esloveno de Medio Ambiente, Bojan Kumer, la española Teresa Ribera y la alemana Steffi Lemke, este lunes en BruselasOLIVIER HOSLET (EFE)
Silvia Ayuso

La ministra española para Transición Ecológica, Teresa Ribera, advirtió este lunes en Bruselas de la “enorme irresponsabilidad” que supondría que los Estados miembros hagan fracasar en su última etapa la Ley de Restauración de la Naturaleza (LRN). La primera gran normativa europea para recuperar la biodiversidad y pieza clave del Pacto Verde europeo, que busca restaurar para 2030 al menos el 20% de las áreas terrestres y marítimas de la UE, está en serio peligro de no superar el voto definitivo para convertirse en ley por las presiones que las protestas del campo están provocando en varios gobiernos a poco más de dos meses de las elecciones europeas.

“Sería un enorme fracaso no tener un compromiso de restauración de la naturaleza (…) y sería una enorme irresponsabilidad dejar caer toda la agenda verde europea”, alertó Ribera durante una nueva reunión de ministros de Medio Ambiente de la UE. En momentos en que el cambio climático está causando cada vez más fenómenos extremos, desde largas sequías a vastas inundaciones, la vicepresidenta tercera insistió en que “Europa no se puede permitir el lujo de dejar caer la agenda verde, como no se puede permitir el lujo de dejar morir sus ecosistemas o dejar en mal estado su sistema climático”.

La ley de biodiversidad, que busca recuperar los ecosistemas en una Europa donde el 81% de los hábitats terrestres y acuíferos están en mal estado, es uno de los expedientes más cargados políticamente del actual mandato europeo. Alegando que defendían al campo y la seguridad alimentaria tras los primeros reveses electorales europeos a comienzos de 2023, el Partido Popular Europeo (PPE), junto con las fuerzas de extrema derecha y el apoyo de algunos liberales, intentaron tumbarla reiteradas veces. No tuvieron éxito, aunque sí lograron que el texto de compromiso aprobado en noviembre, bajo la presidencia española rotatoria del Consejo de la UE, fuera una versión bastante menos ambiciosa de la original. Sin embargo, y tras conseguir de forma muy ajustada su ratificación final en la Eurocámara, el mes pasado, ahora que le toca darle el visto bueno definitivo a los Veintisiete, vuelve estar al borde de la muerte por la marcha atrás de algunos Estados, en plenas protestas del campo que intenta capitalizar una extrema derecha a la que las encuestas pronostican grandes avances en los comicios europeos.

La presión es tal que la presidencia belga de turno del Consejo de la UE decidió retirar la ratificación final de los Estados prevista este lunes, en vista de que no se reunía la mayoría cualificada requerida (el voto favorable del 55% de los Estados miembros, que representen al menos el 65% de la población de la UE). Forzar una votación podría haber abocado la ley al fracaso total, ya que no habría tiempo para renegociarla antes de las elecciones europeas de junio. Pero dejarlo para después genera más incertidumbres aún, debido al previsible avance en junio de la extrema derecha negacionista en la Eurocámara, lo que dificultaría aún más que una legislación de este tipo pudiera avanzar si no lo ha hecho en un hemiciclo como el actual.

La clave la tiene actualmente Hungría, ya que ha cambiado su voto inicial favorable a manifestar su oposición a una normativa —sea voto negativo o abstención, en este tipo de votaciones ambos cuentan como un no— que considera demasiado “ideologizada”, según dijo una fuente diplomática durante la reunión de líderes europeos la semana pasada. Su secretaria de Estado de Medio Ambiente, Anikó Raisz, reclamó este lunes en Bruselas, donde finalmente hubo una discusión sin voto de la ley para aclarar posiciones, más “flexibilidad para los Estados miembros” en la normativa, aunque esta en principio ya está cerrada.

Y ese es otro de los problemas señalados por el comisario de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, y los países —más de una docena— que este lunes manifestaron su preocupación por los intentos de reabrir un acuerdo ya negociado con la Eurocámara y a la que normalmente solo quedaba ser ratificada de forma protocolaria: la credibilidad de una UE que en la cumbre de Montreal de 2022 adquirió fuertes compromisos en materia de biodiversidad, explicitados en la LNR.

“Con este bloqueo, la UE está poniendo en juego su reputación a nivel internacional, es una señal malísima que enviamos desde nuestras instituciones”, advirtió Sinkevicius. Y no solo de puertas hacia afuera, agregó el ministro irlandés, Eamon Ryan: “Si no aprobamos lo ya negociado, socavaremos todo el proceso legislativo europeo, eso es lo que nos estamos jugando, más allá de la protección de la naturaleza”, recalcó.

El responsable de Cambio Climático y Medio Ambiente de la región de Bruselas, Alain Maron, prometió “trabajar” para intentar sacar adelante la ley antes de que acabe la presidencia belga. “Vamos a intentar lograr la mayoría cualificada necesaria (…), no está lejos y desde luego este no es el final de la historia”, aseguró. “Trabajaremos duro en las próximas semanas para volver a ponerla en la agenda para su adopción en otro consejo de ministros”, prometió, aunque eludió fijar una fecha para el que probablemente será el último intento de esta legislatura. Aunque como presidente de turno del Consejo de la UE se supone que Bélgica debe actuar como “mediador honesto” en los expedientes que maneja, en los últimos días su primer ministro, Alexander De Croo —que ya el año pasado habló de la necesidad de una “pausa” legislativa verde— ha sido acusado en varios medios belgas de haber actuado entre bastidores para echar abajo la LRN, algo que este ha negado formalmente.

A su llegada a la cita del lunes, la ministra alemana de Medio Ambiente, Steffi Lemke, recordó que hace menos de dos semanas, la propia Agencia Europea de Medio Ambiente advirtió de que Europa no está preparada para afrontar los crecientes riesgos climáticos y llamó a todos los Estados a que “ayuden a sacar esta ley en esta legislatura”. “La preservación de la vida es tarea de todos los partidos, especialmente partidos conservadores deberían sentirse obligados a preservar la vida”, sostuvo.

Por su parte, Ribera alertó de que “la naturaleza no admite pausas recreo, el sistema climático no admite pausas recreo”. Por ello, insistió, “sería una enorme irresponsabilidad hacer caso a esos que reclaman que la agenda verde se frene o vaya hacia atrás”.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.
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