El opaco origen de los ‘pellets’: la empresa de los sacos niega ser el fabricante y la naviera señala al buque
El material de los gránulos, utilizado en la industria del plástico, no está sujeto a regulación y contamina de forma persistente otras costas europeas
La marea de pellets de plástico que afecta a las playas gallegas es de una escala poco habitual, pero los vertidos de este material resultan mucho más comunes de lo que se piensa. Como explica Xavier Curto, coordinador de Surfrider España, organización que lleva cerca de 20 años denunciando la contaminación por estos pellets de plástico, en realidad uno puede encontrar estos gránulos por muchas playas del país. Basta coger un colador y cribar la arena de la orilla, la misma técnica que utilizan estos días los voluntarios de Galicia para limpiar los arenales.
Estos pellets de plástico empezaron a detectarse en playas de todo el mundo en los años setenta. No se trata de microplásticos producidos por el desgaste o fragmentación de residuos de plástico más grandes que acaban en la naturaleza, sino del material de base utilizado por la propia industria para la fabricación del plástico (ya sean polímeros o aditivos que se mezclan con ellos). Un informe de Surfrider Europe de 2018, estimaba que cada año se pierden cerca de 160.000 toneladas de estos gránulos en Europa y consideraba este material como la segunda fuente más común de contaminación directa por microplásticos (la primera fuente son las micropartículas desprendidas de la ropa en las lavadoras).
El caso de Galicia es particular por la magnitud de la contaminación en tan poco tiempo y también por haberse encontrado sacos con el nombre de una empresa: Bedeko Europe, de Polonia. Sin embargo, sigue habiendo mucha opacidad sobre el origen del material. EL PAÍS se ha puesto en contacto con dicha compañía, productora y distribuidora de aditivos y polímeros, que asegura que no es ni la fabricante ni la propietaria de los pellets que invaden las playas gallegas: “Este asunto concierne a la compañía Maersk, que perdió cargamentos durante una tormenta, incluido un contenedor con granulado perteneciente a un fabricante indio, el propietario de los productos”, ha sido la respuesta de la empresa polaca. Según un informe técnico encargado por la Xunta, al que ha tenido acceso este periódico, la firma comercial del producto es Coraplast, una firma india que está relacionada con el grupo Bedeko, como puede comprobarse en la web de la compañía polaca. Bedeko insiste: “Subrayamos que, aunque los sacos estaban marcados con el nombre de nuestra empresa y este incidente ha afectado a la reputación de nuestra compañía, en ningún aspecto hemos influido en que se produjera esta situación ni somos parte en ella. No obstante, el equipo de nuestra empresa está plenamente comprometido a garantizar que la situación se aclare y rectifique lo antes posible”.
Por su parte, la naviera Maersk, una de las mayores del mundo, sí ha reconocido a este periódico que, a mediados de diciembre de 2023, el buque Toconao perdió por la borda seis contenedores que transportaba su compañía, y que fueron a parar a la costa gallega. “Ningún miembro de la tripulación resultó herido y el buque pudo continuar su viaje de Algeciras a Róterdam [Países Bajos]. El incidente se notificó a la Guardia Costera y se está investigando la causa de la pérdida”, explican. Desde Maersk aseguran estar en estrecho contacto con los propietarios del buque, que les comunicaron la pérdida, y con sus clientes, cuya carga se ha visto afectada por este incidente.
Maersk especifica que el Toconao es un barco chárter, es decir, la naviera lo alquila por un tiempo para transportar contenedores pero ni el barco ni la tripulación son propios. Eso significa que la gestión de este incidente involucraría al propietario del buque y quien lo maneja. “Hemos estado en contacto directo con los dueños del buque desde que la pérdida de los contenedores nos fue comunicada y estamos coordinando qué nuevos pasos dar”, dice el portavoz de la naviera para Europa, Rainer Horn. “[Los propietarios del barco] también nos han informado de que cuentan con varios especialistas en limpieza para apoyar la recogida de pellets”.
El origen de la marea contaminante de Galicia ha sido la caída al mar desde un buque de mercancías de un contenedor con pellets de plástico (se cree que con unos mil sacos de unos 25 kilos, en total unas 25 toneladas). Sin embargo, como recalca Jordi Oliva, de Good Karma Projects, otra de las organizaciones ambientales que más han investigado este tipo de contaminación, las pérdidas de este material son muy habituales a lo largo de toda la cadena de producción y distribución de los plásticos. De hecho, el principal punto de acumulación de estos microplásticos en la Península es la costa de Tarragona, donde se concentra el 60% de la fabricación de plásticos en España, según Surfrider.
Este foco de contaminación se ha convertido en una referencia incluso fuera de España. En una operación de limpieza de pellets llevada a cabo en 6.000 puntos distintos de Europa en enero de 2022, impulsada por Surfrider Europe y Good Karma Projets, justamente donde se registró el récord de recogida fue en la playa de La Pineda, en Tarragona: 790.000 bolitas retiradas por 46 voluntarios en un área de 938 metros cuadrados.
“El problema de este tipo contaminante es que no está regulado de ninguna manera, se transporta como si fuera arroz”, recalca Oliva, que explica que las empresas no están obligadas a dar información sobre los envíos que realizan o sobre los vertidos de sus productos.
Las organizaciones Surfrider Europe y Good Karma Projets reclaman a la Unión Europea que regule los pellets en toda la cadena de producción y distribución de plásticos, algunos de los cuales pueden resultar tóxicos. Y el pasado mes de octubre, la Comisión Europea presentó una propuesta para reducir la contaminación por estos microplásticos en el territorio europeo.
Entonces, Lucie Padovani, de Surfrider Europe, celebró la elaboración de esta nueva normativa que “incluye disposiciones que facilitarán el acceso a la justicia y establecerán sanciones en las empresas que han estado hasta ahora contaminando prácticamente con total impunidad”. Sin embargo, lamentó profundamente que la decisión de la Comisión Europea “de introducir múltiples derogaciones para micro y pequeñas empresas, así como empresas que operan en instalaciones que manejan menos de 1.000 toneladas de pellets, a pesar de su contribución significativa a la contaminación actual. Estas derogaciones defienden el statu quo que es responsable de causar estragos en nuestros preciosos ecosistemas marinos y de representar riesgos excesivos para la salud humana”.
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