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Sánchez reclama en la cumbre del clima una nueva fiscalidad: “Quien contamina paga”

El presidente anuncia 20 millones de euros para ayudar a los países vulnerables a luchar contra el cambio climático

Pedro Sánchez y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, este viernes en Dubái, en una foto distribuida por La Moncloa. Foto: FERNANDO CALVO | Vídeo: EPV
Carlos E. Cué

Pedro Sánchez ha mostrado en la cumbre del clima en Dubái que el compromiso del Gobierno español con la lucha contra el cambio climático es fuerte y supone un eje fundamental de su política. El presidente español ha apostado incluso por una nueva fiscalidad internacional para acelerar esta lucha “que se rija por el principio de que quien contamina paga”. De esta forma, España, que acude a esta cumbre también con la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, intenta presentarse como un país avanzado en este asunto que además está representando la posición europea porque ejerce la presidencia semestral del Consejo de la UE. Los países europeos coordinan cada mañana su posición en la cumbre y Ribera es la que dirige esas reuniones.

El presidente ha anunciado también la cantidad que España aportará al nuevo fondo para pérdidas y daños que se ha creado para ayudar a los países más vulnerables a afrontar las consecuencias del cambio climático. “Además de los fondos que anunciamos en la Cumbre de Ambición Climática de Nueva York, hoy quiero anunciar una nueva contribución de 20 millones de euros para que se sumen a los 5 millones de euros ya aprobados para la puesta en marcha de la Red de Santiago”, ha explicado Sánchez. “Para parar la deforestación y evitar la degradación medioambiental de la Amazonia vamos a destinar este año dos millones de euros al proyecto de bonos medioambientalmente sostenibles y socialmente responsables para apoyar a Brasil, Colombia, Ecuador y Perú”, ha rematado.

El presidente ha sido rotundo al analizar la situación a la que se llega en esta COP, que España considera la más importante desde la cumbre de París en 2015. “La emergencia climática está causando estragos y estamos lejos de cumplir los objetivos marcados en París”, ha dicho. “Pero esta COP nos ofrece una oportunidad de adoptar una nueva agenda del clima reforzada, justa y equitativa en las tres agendas climáticas: financiación, mitigación, y adaptación y resiliencia”.

“Necesitamos una nueva arquitectura que facilite el acceso a los fondos, elimine trabas e identifique nuevas fuentes. Los objetivos climáticos deben estar en el centro de las políticas económicas y fiscales, con una nueva fiscalidad internacional bajo el principio de que quien contamina paga. Debemos crear entornos favorables a las inversiones, la innovación y la cooperación climática”, ha insistido.

La apuesta de España, al igual que la europea, está marcada por tres objetivos: triplicar la capacidad de generación de energía renovable de cara a 2030, doblar los objetivos de eficiencia energética esta misma década, y poner fin a la producción y consumo de combustibles fósiles para energía. “España ya ha aumentado su compromiso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 56% y el objetivo de energía renovable en la generación eléctrica hasta un 81%, con la meta de cerrar en 2025 nuestra última central térmica de carbón”, ha detallado. “Todavía tenemos una oportunidad de salvar el planeta. Pero tenemos que elevar nuestra ambición y compromiso. Lograrlo está al alcance de la humanidad”, ha rematado el presidente.

Sánchez ha viajado a Dubái con la intención de reforzar el mensaje de su Gobierno de apoyo sin fisuras a la lucha del cambio climático. Durante la cumbre, el presidente ha aprovechado para presentar un proyecto de más de 1.000 millones de euros de inversión que implica a Cepsa y Maersk y que supondrá unos 2.500 empleos directos con la construcción en Huelva de la mayor planta de metanol en Europa y una de las cinco más grandes a nivel internacional. La idea de fondo es que España se convierta en un centro neurálgico de energía limpia en todo el mundo. Esta planta de metanol está pensada para lograr que los cargueros puedan viajar por el mundo con energía limpia, de cero emisiones. Sánchez ha presumido de que, al actual ritmo, España logrará que en 2030 el 81% de la energía producida llegará de renovables. El presidente también ha puesto como ejemplo a España porque desde 2005, el año en el que nació el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE, que él ha defendido, las emisiones industriales han disminuido un 52%.

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La vicepresidenta Ribera, una habitual de estas cumbres y una persona muy conocida y respetada en este ámbito, como se puede comprobar por la cantidad de dirigentes que la saludan, se mostró optimista sobre esta cita porque ha arrancado con un acuerdo mucho más rápido de lo esperado para destinar 400 millones a ayudar a los países más frágiles a luchar contra el cambio climático. Ribera ha contestado a la polémica por el hecho de que esta cumbre decisiva para marcar la senda del final de los combustibles fósiles se produzca en Dubái, una de las grandes capitales petroleras. “Que un país productor de petróleo se preste a liderar este debate difícil debe ser visto como una oportunidad para que los países productores de petróleo se muevan en la dirección correcta”, ha sentenciado. Ribera cree que se pueden lograr avances en Dubái, pero admite que la situación es muy delicada. “Las alarmas han sonado. Estamos en una situación preocupante. No se trata de cambiar pequeñas cosas, se trata de cambiar el modo que tenemos de consumir energía. Estamos lejos de lo que se requiere. Estamos lejos de una senda de seguridad climática. Este es el nudo central de la reunión de Dubái”, ha insistido. Sánchez se vuelve a España, pero Ribera seguirá los trabajos en el emirato árabe, que durarán dos semanas e implicarán una dura negociación precisamente con los países petroleros.

El presidente también ha anunciado que Barcelona celebrará en 2024 la reunión de la Alianza Internacional para la Resiliencia contra la Sequía (IDRA) que lanzó en la cumbre del año pasado en Egipto junto al Gobierno de Senegal. “Este es un fenómeno global que necesita de acción colectiva y es lo que estamos trabajando a través de esta alianza”, ha declarado sobre esta iniciativa, a la que se han unido unos 60 países.

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