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Paola Tapia: “Hay que garantizar que la movilidad de las mujeres en las ciudades sea segura”

La que fuera primera ministra de Transportes en Chile, que ahora gestiona los autobuses metropolitanos de Santiago de Chile, promueve la perspectiva de género en el transporte a través de Mujeres en Movimiento

Miguel Ángel Medina
Paola Tapia
Paola Tapia, cofundadora de Mujeres en Movimiento y responsable de los autobuses urbanos de Santiago de Chile, la semana pasada en Barcelona.Kike Rincón

En general, las mujeres se mueven de manera diferente a los hombres en las ciudades: ellas suelen hacer más viajes cortos, cercanos y relacionados con los cuidados, mientras ellos recorren distancias más largas y hacia el trabajo. Pero las redes de transporte público se han diseñado siempre con perspectiva masculina. Para cambiar este panorama, hace casi seis años surgió Mujeres en Movimiento, una red que promueve el liderazgo femenino en la movilidad y las ciudades. Una de sus fundadoras es Paola Tapia (Viña del Mar, Chile; 47 años), que fue la primera ministra de Transportes en Chile y ahora dirige los autobuses metropolitanos de Santiago de Chile, donde aplica la perspectiva de género y apuesta por una rápida electrificación de la flota. Atiende a EL PAÍS en Barcelona durante el congreso de la UITP.

Pregunta. ¿Cuántos autobuses gestiona?

Respuesta. En la región metropolitana, que aglutina 34 comunas y unos siete millones de personas, son 6.500 autobuses de siete empresas. El principal reto es consolidar la movilidad eléctrica, por eso hace seis años fuimos de los primeros en Latinoamérica en introducir autobuses eléctricos, y ya tenemos 1.900, que es casi un tercio de la flota [por comparar, Madrid tiene 205 de 2.110 y Barcelona, 78 de 1.054]. Tenemos 24 electroterminales para cargar los autobuses, la mitad de las cuales tuvimos que implementarlas en el último año. Somos la capital fuera de China con más buses eléctricos, por lo que somos un referente, y queremos seguir avanzando.

P. ¿Por qué fundó Mujeres en Movimiento?

R. El tema de género y movilidad nos golpea bastante, sobre todo las capitales latinoamericanas. Hay un estudio de la CAF Banco Latinoamericano de Desarrollo que habla que nueve de cada diez mujeres han sufrido acoso en el transporte público en Santiago, y son cifras que también se dan en otras urbes. Si a eso le sumamos los viajes de cuidados que hacen las mujeres, tenemos una movilidad de la cual nos teníamos que hacer cargo. En Chile elaboramos la primera política de movilidad y género en 2018 como algo visionario. Con esta realidad, que se vive también en otros países, creamos Mujeres en Movimiento, que impulsa un programa de liderazgo para mujeres latinoamericanas y de todo el mundo.

P. ¿Para qué sirve el enfoque de género en la movilidad?

R. Primero podríamos hacer una distinción entre el enfoque desde la usuaria y desde el trabajo. Fui la primera mujer ministra del ramo, lo que da cuenta del sesgo masculino que hay en el transporte. En 2013 en Chile teníamos un 1% de conductoras en el sistema de transporte público, y ese número lo hemos ido aumentando y solo este último año crecimos un 25% con un programa específico: hoy hay un 7% de conductoras. ¿Para qué sirve, además de para la igualdad? Uno, mayor seguridad en la conducción, porque las mujeres tienen menos accidentes; dos, las mujeres tienen mayor empatía con el usuario, lo que hace una experiencia de viaje distinto; y tres, tienen un mejor clima laboral. Y además se les da una autonomía económica para madres de familia.

P. ¿Y para las usuarias?

R. En esto es fundamental hablar de que los números de acoso y violencia en el transporte público son muy altos, y para nosotros es una prioridad atajarlo. Hacemos campañas de visibilización, nunca hay que esconderlo. Y hay que trabajar con las empresas y los conductores para que existan protocolos claros de atención, de denuncia y de seguimiento. Lo peor que puede pasar que una víctima de acoso se atreva a denunciar y que quien lo cometió no reciba la sanción correspondiente. Nosotros tenemos una legislación que es bastante dura, pero deben funcionar los mecanismos de acreditación de la conducta. Por lo tanto, el funcionamiento de cámaras a bordo de los buses y la rápida y oportuna denuncia del conductor son vitales para poder perseguir la responsabilidad. Además, hemos creado un programa de paradas seguras y accesibles con botón de pánico para alertar si se produce una situación de acoso.

P. ¿Estas experiencias se comparten con otros países?

R. Sí. En Mujeres en movimiento somos más de 300 socias y compartimos entre nosotras las buenas prácticas. Además, desde el Directorio de Transporte Público Metropolitano [la entidad que ella misma dirige] acabamos de crear el primer Observatorio Internacional de Género y Movilidad que incluye a Buenos Aires, Lima, Bogotá, Ciudad de México, La Paz y Santiago de Chile. Este observatorio tiene dos ejes, compartir las buenas prácticas en este ámbito y generar indicadores para medir los avances en cada capital.

P. ¿Se mueven igual las mujeres que los hombres?

R. No, las mujeres se mueven de otra manera. En Santiago, el 65% de las mujeres hacen viajes de cuidados, que tienen que ver con atender a otro, cuidar niños, trasladar a menores o personas con discapacidad... Esos viajes son más bien cortos, en horarios más bien diurnos, y en ellos la experiencia de viaje es muy importante. Sin embargo, un porcentaje similar de hombres se mueve por razones laborales, cuyos trayectos son en general rectos y largos, mientras que las mujeres se mueven en verdaderas redes. Son cifras similares a las de otras ciudades. En Chile hicimos una encuesta y vimos que dos de cada tres mujeres que han sufrido acoso en el transporte público dejan de usarlo. Tenemos que garantizar estos viajes de cuidados y que la movilidad sea segura.

Paola Tapia, en el congreso UITP Global Public Transport Summit de Barcelona.
Paola Tapia, en el congreso UITP Global Public Transport Summit de Barcelona. Kike Rincón

P. ¿Cómo se puede ayudar a esta movilidad de cuidados?

R. La integración tarifaria, es decir, que pagues un billete y sirva para hacer transbordos en varios medios de transporte durante una o dos horas, favorece la movilidad de cuidados. También ayudan los servicios con itinerarios fijos, la colocación de cámaras de seguridad en autobuses y paradas, y los servicios nocturnos. Todo esto ayuda a crear un clima de movilidad segura y accesible.

P. ¿En qué se nota que la mayoría de las redes de transporte hayan sido diseñadas por hombres?

R. La planificación de transporte muchas veces es diseñada por el estándar de hombre, europeo, alto, ágil, que no necesita una accesibilidad universal ni otras variables para hacer un viaje seguro. Eso ha dejado muchas veces a las mujeres en un segundo plano, incluso inhabilitando que puedan moverse. En Chile, el 80% de quienes cuidan a una persona con discapacidad son mujeres, y muchas veces se ven privadas de salir de casa por no tener cerca una movilidad pública segura y accesible. Este golpe que se da con la ciudad a las mujeres es algo que tenemos que ir cambiando. No solo involucra a las adultas, también a las niñas y adolescentes, que pueden sufrir acoso, y a las mayores, que también necesitan seguir ocupando espacio público y no siempre tienen accesibilidad.

P. ¿Privilegiar al coche es también una visión masculina?

R. Absolutamente. En Chile, quien tiene mayor número de licencias de conducir son los hombres, que además son los propietarios de los coches. Si vas a una reunión a mediodía y solo hay mujeres, piden a gritos tener un servicio de transporte público, porque sin él no tienen opciones de movilidad (muchas veces no tienen coche o no saben conducir).

P. ¿Cómo se debe adaptar el transporte público a esta movilidad femenina?

R. Con un enfoque integral. En Chile, ellas usan más el transporte público (un 52% de los viajeros son mujeres), pero tienen que hacerlo con seguridad. Los desafíos tienen que ver con las nuevas tecnologías, pero también con una infraestructura y con un servicio que sea acorde a sus necesidades, y también disminuir la siniestralidad de tránsito. Los buses eléctricos, que tienen menos contaminación y ruido, mejoran la experiencia de viaje, también para las mujeres, y la conducción de las conductoras.

P. ¿Qué importancia tienen los carriles bici para que las mujeres vayan en bicicleta?

R. Mucha. Yo me muevo en bicicleta al trabajo y prefiero un carril separado que una zona de tránsito calmado. Nosotros hemos privilegiado la existencia de los carriles bici separados o ciclovías, aunque tarda tiempo. Es una prioridad para el Gobierno.

R. ¿Qué cambia una red de transporte cuando la dirige una mujer?

R. Hemos creado un programa que se llama Creando redes en el que buscamos las extensiones de líneas, los cambios de paradas y las infraestructuras distintas que nos piden las mujeres. Es una visión que comparte el ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, quien tiene una visión muy clara respecto al tema de género. Conjuntamente, hemos elaborado esta visión de que hoy día el transporte público tiene rostro de mujer porque se acerca al terreno, porque escucha a esas mujeres y su requerimiento. Muchas veces las mujeres que no se ven son las que viven en la periferia, que ganan un sueldo mínimo, tienen a su cargo a sus hijos... Por eso hay que tener una visión de equidad territorial y de los autobuses eléctricos no lleguen solo a la zona de Oriente, más adinerada, sino también a la zona de Poniente en nuestro país, más rezagada en lo económico.

P. ¿Faltan mujeres trabajando en el transporte público?

R. Siempre es necesario contar con más mujeres. Por eso, Mujeres en Movimiento se ocupa de capacitarlas, de entregarles acciones de liderazgo y de comunicación estratégica, y prepararlas para asumir desafíos. En estos seis años hemos capacitado a mujeres que hoy en día tienen un cargo político que desempeñan con una mirada distinta y con rostro de mujer.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 

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