La reserva de agua embalsada sigue cayendo en España pese a las últimas lluvias
Los pantanos están 20,9 puntos por debajo de la media de la última década
El déficit de lluvias acumulado en España es de tal calibre que las últimas precipitaciones, aunque abundantes y generalizadas, no logran revertir ni mucho menos la preocupante situación de sequía que viven varias cuencas del país. De hecho, en vez de aumentar, en la última semana la reserva de agua embalsada del conjunto de España ha vuelto a caer. En concreto, un 0,2% respecto a la semana anterior, según los datos del boletín hidrológico del Ministerio para la Transición Ecológica difundidos este martes.
Nueve semanas consecutivas de caída llevan acumuladas estas reservas. Hay que remontarse hasta el boletín del 28 de marzo de 2023 para encontrar un incremento, que fue de solo el 0,1%. En aquel momento, la reserva hídrica española estaba al 51,7% de su capacidad; ahora ya ha bajado hasta el 47,5%.
Lo normal en esta época del año es que el agua acumulada en los embalses de España estuviera incrementándose, lo que ayudaría a pasar en mejores condiciones el seco verano que se espera. Pero la falta de lluvias de febrero, de marzo y, especialmente, de abril han hecho que las reservas hayan caído de forma ininterrumpida durante más de dos meses.
“Las precipitaciones de los últimos días suponen un aporte de humedad muy valioso para los suelos, que se encuentran actualmente mucho más secos de lo normal para esta época del año”, explica Rubén del Campo, portavoz de Aemet (Agencia Estatal de Meteorología). “Además, como los cielos están más nubosos y la humedad del aire es alta, la evaporación es menor y esto ayuda de alguna manera a que la vegetación reduzca en alguna medida su estrés hídrico”, añade.
Del Campo, sin embargo, ha recalcado que “las precipitaciones no se han notado todavía en el agua embalsada”. “Las salidas de agua de los embalses han superado a las entradas”, con lo que la reserva ha vuelto a caer esta semana. La mejor forma de entender la situación es comparar las reservas actuales (ese 47,5%) con las de la media de la última década: 68,4%. Es decir, el agua embalsada está 20,9 puntos por debajo de la media de la década.
Por cuencas, la que está en una situación más complicada es la del Guadalquivir, donde las reservas están al 23,8%, lo que supone 38,4 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años (que para esta semana del año es del 62,2%). Le siguen las cuencas internas de Cataluña (con el 25,6%, 59,9 puntos menos que la media de los últimos dos lustros) y la del Guadiana (31,8%, 30,1 puntos porcentuales menos).
Déficit de lluvias
En estas tres cuencas es donde el déficit de lluvias de los últimos meses, incluso años, es más acentuado. Aunque el tramo final de mayo ha sido lluvioso, el mes se cerrará dentro del umbral de la normalidad. Del Campo explica que “desde el día 1 hasta el día 28 han caído ya 50 litros por metro cuadrado, cifra aproximada al valor normal del mes completo, que son 57 litros por metro cuadrado”. Más allá de este mes, la primavera se puede considerar ya “muy seca”. Y si se retrocede aún más, hasta el inicio del año hidrológico, el 1 de octubre, la situación es más dramática. “Desde comienzos del año hidrológico, las precipitaciones están en torno al 27% por debajo de lo normal”, sostiene el portavoz de Aemet. “Estamos, por lo tanto, ante uno de los ocho años hidrológicos más secos hasta la fecha desde 1961″.
Sequía
Los expertos suelen hablar de tres tipos de sequía, que son diferentes aunque están relacionadas: la meteorológica (déficit de lluvia), la agrícola (déficit de humedad en el suelo) y la hidrológica (déficit en las reservas de agua, como los embalses). Normalmente, la sequía meteorológica es la principal desencadenante del resto, es decir, la falta de lluvias. Y España arrastra ese déficit desde hace más de un año.
Por ello, el respiro provocado por las abundantes lluvias de los últimos días (que se espera que se prolonguen durante lo que queda de semana y la siguiente), no es suficiente para sacar a una buena parte del país de la situación tan complicada en la que está. Para dimensionar la magnitud del problema, lo mejor es acudir al último informe mensual de la situación de sequía y escasez que elabora el Ministerio para la Transición Ecológica. En el último de estos reportes, que parte de los datos a 30 de abril de 2023, se exponía que el 36,3% del territorio del país estaba en situación de alerta o emergencia por una escasez coyuntural de agua.
Este indicador tiene en cuenta varias mediciones (como los volúmenes de almacenamiento en los embalses o los caudales...) y se emplea para determinar los problemas que se pueden presentar para el suministro, como los regadíos y el abastecimiento a las poblaciones. Existen cuatro escenarios de escasez coyuntural: normalidad, prealerta, alerta y emergencia. Al inicio de mayo, el 19,6% del territorio nacional se encontraba en situación de “emergencia” y el 16,7% estaba en “alerta”.
De nuevo, la situación más compleja se vive en las cuencas del Guadalquivir y en las internas de Cataluña. En el caso del Guadalquivir, el 82,3% de la superficie abastecida por las aguas de esta cuenca está en un escenario de emergencia, lo que afecta a una población de 730.231 personas. En esta cuenca se ha reducido ya casi un 90% el agua que se destina al regadío respecto a los derechos que tienen concedidos los agricultores.
En el caso de Cataluña, desde principios de mayo hay 495 municipios (donde viven más de 6,5 millones de personas) en situación de excepcionalidad por la sequía. Esto implica la puesta en marcha de limitaciones en la agricultura y la industria y la prohibición del uso de agua potable para riego de parques y zonas verdes públicas y privadas, entre otras medidas.
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