El reto de digitalizar el ciclo del agua

EL PAÍS y Agbar han celebrado un encuentro en el que tres expertos han hablado sobre el uso tecnologías en el cuidado de los recursos hídricos

Vídeo: EPV
El País

El agua es un bien escaso. A pesar de que el 71% del planeta está cubierto con este líquido (que equivale a unos 1.386 millones de km³), solo el 2% de esa cantidad es dulce y menos de la mitad de ella está disponible, porque una buena parte se encuentra atrapada en los glaciares en forma de hielo. Así que garantizar el futuro suministro, a través de las herramientas tecnológicas, es fundamental ante un escenario de emergencia climática que está dejando una estela de sequías constantes, olas de incendios y problemas de abastecimiento.

En plena sociedad del conocimiento, aún no se dispone de la información completa sobre el ciclo del agua ni de las pérdidas que se producen en las redes de distribución por fugas, roturas o filtraciones. Tampoco, al menos en España, se puede dar un seguimiento, a través de un dispositivo móvil, de nuestro consumo diario o mensual. “Hay tres grandes pasos que debemos dar en la digitalización: el primero es monitorizar, es decir, cómo podemos capturar información de campo y transformarla en datos; el segundo es comprobar que ese dato sea fiable; y por último sería convertirlo en información útil”, dijo Vicente Gómez, director Smart Water en Agbar.

Durante un webinar organizado por EL PAÍS y Agbar, el experto de la firma, especialista en la gestión integral del ciclo del agua y del medio ambiente, indicó que la tecnología permite ofrecer distintas soluciones a un mismo problema. A partir de la depuración de los datos que se obtienen es posible luchar contra la sequía en una región, hacer más eficiente el consumo en los hogares o visualizar los problemas que hay en la red. “Cada gota de agua, ya sea potable o de saneamiento, es un dato”, resaltó Gómez durante el encuentro, celebrado este jueves. La innovación en este campo no empieza desde cero. “Ya hay mucha sensórica, muchas plataformas, mucho big data”, destacó Francisco Ibáñez, responsable global de soluciones de Smart Metering en Telefónica Tech.

Pero estas herramientas, abundó el experto de la firma de tecnología, no están vinculadas entre sí, por lo cual la información que ofrecen cada una de ellas está aislada y eso limita su aprovechamiento. “Es fundamental una colaboración estrecha entre los stakeholders [individuos u organizaciones involucradas] de todo el ciclo: desde las gestoras y empresas de soluciones de software, hasta los fabricantes de contadores”, detalló. La digitalización debe verse como una herramienta que aporte conocimiento y muestre la realidad que se vive en una zona, por ejemplo, la calidad de sus ríos, su estado ecológico o el nivel de los embalses, mencionó Alberto Garrido, director del Observatorio del Agua de la Fundación Botín y catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Con respecto a los usuarios, según Garrido, la información obtenida a través de estas tecnologías tendría que estar disponible en los dispositivos móviles de los usuarios finales, pues así sabrían cuánto se está usando, como ya se hace en algunos sectores como el de la energía. “Los que han puesto una instalación fotovoltaica ven casi todos los días cuánto están consumiendo, produciendo o vertiendo la red. Lo mismo deberíamos tenerlo para el agua”, afirmó. Recopilar toda esta información y subirla a una plataforma podría ayudarnos a hacer comparaciones, agregó Ibáñez.

“Al capturar tendencias, se sabe cuánto se consume y se crea un patrón que se puede comparar. Esa información permite saber si una persona gasta, por ejemplo, el doble de agua que una familia de cinco integrantes”, puntualizó el especialista en este encuentro titulado Sostenibilidad, gota a gota: La digitalización del agua frente al cambio climático.

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Para Gómez, de Agbar, la digitalización y el cruce de datos diversos (meteorológicos, de llegada de turistas a una zona, o la época del año) ofrecen pronósticos sobre la disponibilidad del recurso hídrico en una región. “Lo más importante, sobre todo, es ligar, a través de inteligencia artificial y del machine learning [aprendizaje automático], las diferentes tecnologías”, mencionó. La digitalización de este servicio público es esencial. “Una vez que tengamos la información podemos hacer prácticamente cualquier cosa, como presentar la huella de carbono que ha dejado el consumo mensual o cuánto cuesta producir el agua potable y de calidad que llega a casa”, aseguró Ibáñez de Smart Metering en Telefónica Tech. “Esto nos va a ayudar a racionalizar”.

Previsión de los recursos hídricos

Una previsión de los recursos hídricos, según los expertos convocados a este encuentro, ayudaría a hacer frente a los problemas de sequía como los que actualmente tiene Cataluña, que recientemente ha anunciado restricciones de agua. “Tenemos que ser capaces de entender que este es un bien básico”, destacó Gómez. En las zonas de estrés hídrico, dijo el especialista, ya se es cada vez más consciente de ello, por ejemplo, en Alicante. “[Allí] en los últimos 20 o 25 años ha habido un incremento de alrededor de 40.000 a 50.000 habitantes, en población absoluta, pero han sido capaces de reducir el consumo en alrededor de un 20%. Es un tema cultural. La gente cada vez está más mentalizada sobre el uso eficiente de este recurso”, aseveró el experto de Agbar.

Más allá lo que se pueda hacer a nivel doméstico, las empresas en conjunto con las administraciones públicas están en una etapa ideal para avivar con mayor fuerza la adopción de tecnologías en este campo. “Estamos en un momento clave para terminar de impulsar esta digitalización vía los fondos europeos Next Generation”, señaló Ibáñez. A través del Perte (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) de digitalización del Ciclo del Agua, con financiación de fondos europeos, el Gobierno prevé la movilización de 3.060 millones de euros en los próximos años. De esta cifra, la inversión pública directa será de 1.940 millones de euros y 1.120 millones de euros corresponderán a la colaboración público-privada.

El objetivo de este maná de recursos es impulsar proyectos que contribuyan a la modernización del ciclo del agua. “Tenemos un momento único donde hay esa combinación de colaboración entre la empresa pública y la privada, el mundo académico y la innovación”, concluyó Ibáñez.

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