Liberad a ‘Wikie’: ¿qué pasa con las orcas cautivas cuando se cierra el telón de sus parques?
La hembra adulta que busca hogar con su hijo tras el cierre de un parque acuático en Francia se enfrenta al difícil destino de los cetáceos protagonistas de espectáculos para humanos: solo existe un santuario marino y la liberación total es una quimera para ejemplares criados en cautividad
![Orcas cautivas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Z2L7XXDKR5CBNFUTYEON3TYGEI.jpg?auth=76935d67198162292a766861c930884604381d77435afa6f7bb2f5fec2b419fe&width=414)
![Esther Sánchez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F702a1198-03a7-4c3a-820b-cfb53ff62e3d.jpg?auth=1d09d173e92e240d7d581b961859b829288cdf15280c80b93e5b3f1fad103357&width=100&height=100&smart=true)
Todo empezó con Moby Doll, la primera orca exhibida en un acuario tras ser capturada en 1964 en isla Saturna, Canadá. Aunque solo sobrevivió 87 días, demostró que era posible mantener a este impresionante cetáceo, muy sociable e inteligente, en cautiverio, y desencadenó una especie de orcamanía. Ahora, más de 60 años después, 57 orcas viven en 14 parques acuáticos del mundo en los que participan en shows para el entretenimiento humano. De ellas, 22 fueron capturadas en el océano, 33 han nacido en cautividad y dos se han rescatado en varamientos sin opciones de reinserción en su hábitat, según los últimos datos recopilados por Cetabase. Se estima que existen, además, más de 3.000 delfines mulares y unas 300 belugas en condiciones similares.
Junto al dilema moral que recorre la sociedad desde hace tiempo sobre la ética de esta práctica, aparece el difícil encaje de estos animales cuando una instalación cierra, como ocurre con el reciente caso de las dos orcas de Marineland de Antibes, en la Costa Azul francesa. Wikie, una hembra adulta de 23 años, nacida en cautividad, y su hijo Keijo, de 10 años, además de 12 delfines mulares, esperan todavía destino.
“Es un problema sin resolver en un mundo en el que se continúan realizando capturas de cetáceos para el comercio internacional en Cuba, Japón y Rusia y que pueden existir en países de África y del Pacífico Sur, como China e Indonesia, para su uso nacional”, indican desde la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (Faada), que tiene en marcha la campaña SOS Delfines. Una situación que se complica debido a que se permite la cría en cautividad, añade. En España la ley de bienestar animal la limita la cría a la investigación y conservación, “pero como se supone que esta es una de las prácticas de los acuarios, todo sigue igual”.
Para cualquiera de todos estos cetáceos encerrados en el mundo existen tres posibilidades: su traslado a otros acuarios, el retiro en bahías acotadas en el mar donde se les cuidaría (santuarios) o la liberación total.
Jubilación en un santuario
![La beluga Little Grey en su transporte al santuario de animales marinos de la organización Sea Life Trust en Islandia.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/OOLIZAWKFVA6DLSJ67IQBKSW5Y.jpg?auth=59d75c976c653a1ca2abe47ecd555fb8b891316666c8ff248b9f13e28368db0c&width=414)
La posibilidad de un retiro en santuarios marinos para los cetáceos cautivos ―zonas acotadas en bahías― donde se les cuidaría el resto de su vida, sin tener que participar en espectáculos, se ha abierto paso en los últimos años. En la actualidad, solo existe uno operativo en el mundo: está en Islandia, lo gestiona Sea Life Trust y acoge a dos belugas, pequeñas ballenas que viven en la región ártica y subártica en grupos. Son Little Grey y Little White, que en 2019 emprendieron un viaje de casi 10.000 kilómetros desde un acuario en Shanghái a un nuevo hogar. Primero a unas piscinas instaladas en la bahía para su aclimatación, ganar grasa y acostumbrarse a las bajas temperaturas. Todavía están acostumbrándose: en enero de 2025 se introdujo en las piscinas un simulador de lluvia para que experimenten esa experiencia desconocida para ellas. El santuario tiene cabida para ocho belugas.
Otro de los más avanzados es el Whale Sanctuary Project en Nueva Escocia, Canadá, pero todavía no ha recibido a ningún cetáceo. En abril de 2024 ofrecieron sus instalaciones para acoger a las orcas de Marineland. Francia rechazó por carta este enero el ofrecimiento por problemas de plazos con los propietarios y porque la temperatura del agua podría ser un problema. El Whale Sanctuary ha respondido con otra misiva, lamentando que ninguno de los expertos que han evaluado su solicitud se haya puesto en contacto con ellos. Critican también que no se les informara de los plazos manejados por Marineland, lo que ha provocado una pérdida de tiempo y “aboca a las orcas a acabar en el Loro Parque”, en Tenerife. Han pedido una reunión con todos los implicados para encontrar la mejor solución.
La liberación en la naturaleza
![La orca 'Keiko', protagonista de la película 'Liberad a Willy', en un recinto de aclimatación en Islandia el 21 de junio de 1999 antes de ser liberada.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/3UP2GWTK3ZHVBKZ72V6XDUAGFE.jpg?auth=27842195cdb75448d74b1165a173e357b8c2905902b8b58ba8922f130cd6c0d1&width=414)
La reinserción total en su hábitat en el caso de las orcas de Marineland en Francia fue descartada por expertos consultados por el Gobierno francés. Es un procedimiento “abocado a un fracaso seguro en el caso de animales nacidos y criados en su mayoría en cautividad, incapaces de cazar y alimentarse por sí mismos, sin haber consumido nunca peces vivos y buscando contacto con los seres humanos, lo que también podría plantear problemas de seguridad”.
Pero hay ocasiones en las que funciona, depende de cada ejemplar. “Lo imprescindible es estudiar caso por caso, pensar cuál es el origen de los animales, su historia...”, explica Andrea Torres, responsable del área de animales salvajes de Faada. Pone como ejemplo a los delfines mulares Misha y Tom, dos machos que vivían en una piscina con cloro en el centro turístico de Hisaronu (Turquía). La intención era que los turistas nadaran con ellos. La organización Born Free lanzó una campaña para rescatarlos y como habían sido capturados con 12 años se les consideró aptos para regresar a la naturaleza. Después de un importante programa de rehabilitación se liberaron en 2012.
El caso de la famosa Keiko, una orca macho protagonista de la película Liberad a Willy, estrenada en 1993, refleja las dificultades cuando se trata de un animal atrapado cuando era una cría. Keiko tuvo la mala suerte de ser capturada en 1979 en Islandia con unos dos años. Pasó seis años en tanques en Islandia y Canadá con otras orcas hasta que se vendió a un parque de atracciones de México, en el que vivió 11 años, de 1985 a 1996, en una pequeña piscina, sin contacto con otros congéneres.
Su liberación se produjo debido a la presión social que se desencadenó tras la película. Fue trasladada a una bahía cerrada en 1998 en Islandia, desde la que salía y pasaba días cerca de grupos de orcas. Nadó entre Islandia y Noruega, pero la única manada que realmente consiguió fueron los botes de personas que la acosaban. Al principio interactuaba con ellos, pero luego entró en un periodo de inactividad. Murió en diciembre de 2003, aparentemente de una neumonía, a los 26 años. Un estudio científico de esta liberación publicado en 2009 considera que la actuación fracasó en el sentido de que “aunque no tenía restricciones físicas y era libre de irse, seguía regresando con sus cuidadores en busca de comida y compañía”. Pero para Torres de Faada, y aunque nunca se unió a una manada, “cuando murió, Keiko era una orca libre”.
El resultado es muy diferente con cetáceos que han permanecido muy poco tiempo bajo cuidado humano, como ocurrió con Springer, una joven orca huérfana que se encontró en enero de 2002 al norte de la isla de Vancúver, en Canadá. Fue liberada con su grupo familiar siete meses después con éxito
El traslado a otro parque
La práctica más sencilla y la que tenía pensada Marineland es el traslado de los ejemplares a una instalación similar, pero también es la más contestada debido a que para muchas personas y organizaciones conservacionistas implica que no solo continúa el cautiverio, sino su trabajo en espectáculos y la cría en cautividad. El zoológico de Madrid, por ejemplo, trasladó en enero a sus delfines a unas instalaciones más modernas en la isla tropical de Hainan, en China. Sin embargo, el Gobierno francés ha rechazado que las orcas se lleven al acuario Kobe Suma, en Japón, elegido por los propietarios de Marineland, al no asegurar los estándares de calidad europeos. Ahora tienen sobre la mesa la propuesta del parque acuático tinerfeño Loro Parque, en el que viven tres orcas.
Javier Almunia, director de la Fundación Loro Parque, advierte de que “hay que entender que la mayor parte de las orcas actuales en acuarios son nietos o bisnietos de los ejemplares que se capturaron el siglo pasado, de forma que no han conocido otra forma de vida”. En Loro Parque viven tres orcas, dos machos, de tercera y cuarta generación en cautividad, que llegaron desde las instalaciones de SeaWorld, en Estados Unidos, y una hembra, Morgan, que procede de un rescate en Holanda en 2010. Como es sorda, se comunican con ella por medio de luces. En los últimos 19 años han nacido allí tres crías y ha sobrevivido una. En cuanto a los santuarios, considera que es un sistema que “a priori parece atractivo”, pero es muy complicado porque “son animales que tienen aversión a los cambios”. Por ejemplo, las dos belugas “solo han pasado en la bahía del santuario 72 días en los cinco años que llevan allí”, asegura.
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