Un tribunal de Nueva York niega el derecho de una elefanta a ser persona
Un grupo animalista había pedido su liberación al considerar que comparte “habilidades cognitivas con los humanos”
Happy, una elefanta asiática del zoo del Bronx (Nueva York), seguirá viviendo en cautiverio, en una de las grandes atracciones de un barrio poco turístico. Un tribunal de Nueva York ha fallado este martes en contra de un grupo animalista que pretendía la liberación de la elefanta por considerar que es merecedora de algunos derechos humanos y que debía ponerse fin a su reclusión. En una decisión tomada por cinco votos a favor y dos en contra, el Tribunal de Apelaciones de Albany, la más alta instancia judicial del Estado, resolvió contra el hábeas corpus presentado por el grupo animalista, Nonhuman Rights Project, que asegura que la elefanta, de 51 años, comparte habilidades cognitivas con los humanos y que está detenida ilegalmente.
“Si bien nadie discute que los elefantes son seres inteligentes que merecen el cuidado y la compasión apropiados”, ha escrito la jueza Janet DiFiore, presidenta del tribunal, “Happy, como animal no humano, no tiene un derecho legalmente reconocible a quedar en libertad según la ley de Nueva York”. DiFiore dijo también que otorgar la libertad a Happy tendría “un enorme impacto desestabilizador en la sociedad” y podría provocar una cascada de peticiones de hábeas corpus para liberar animales, incluidas muchas mascotas y animales empleados en labores agrícolas o de servicio… Como los caballos que tiran de los carruajes para turistas en Central Park, cuya hipotética prohibición por el bienestar de los cuadrúpedos pasa de un alcalde al siguiente como una asignatura pendiente. Se trata de una polémica periódica que nunca acaba de resolverse, por las objeciones de los cocheros, cuyo medio de vida peligraría de prohibirse la tracción animal.
La jueza de Albany sostiene que debería recaer en la Asamblea, sede del poder legislativo del Estado, el debate sobre si se concede a los animales los mismos derechos que a las personas. En la corrección lingüística y terminológica al uso, estos son presentados siempre bajo la categoría “animales no humanos”.
La ONG, radicada en Florida, emprendió su campaña legal hace cuatro años, solicitando que la elefanta fuera liberada en uno de los dos refugios para paquidermos que existen en Estados Unidos. Happy, argüía el grupo animalista, vive desde hace más de 40 años en un espacio de 0,4 hectáreas, segregada del resto de elefantes del zoo. NonHuman Rights Project alegaba que Happy está “encarcelada” en esas condiciones. En su batalla judicial, la ONG ya había recibido dos fallos contrarios de sendas instancias inferiores, que consideraron que Happy recibe la atención y los cuidados que necesita. Por eso recurrió al tribunal de apelaciones.
En dos emotivos disensos, los jueces que votaron a favor de considerar a Happy una persona expresan su desacuerdo con el fallo. “Cuando la mayoría responde: ‘No, los animales no pueden tener derechos’, yo me preocupo por ese animal, pero me preocupa aún más cómo esa respuesta niega y denigra la capacidad humana de comprensión, empatía y compasión” hacia los animales, escribió el juez Rowan Wilson, citado por la agencia Reuters. Pese al fallo en contra, subraya el diario The New York Times, el caso de Happy podría constituir el primero en el ámbito anglosajón que plantea si un animal es merecedor de personalidad. La ONG, además, no desiste, y el mes pasado presentó un hábeas corpus para lograr la liberación de tres paquidermos confinados en un zoo de Fresno (California). También es especialmente activa en afirmar los derechos de esos seres tan parecidos a nosotros, los primates.
El tribunal de Albany remite a una eventual acción legislativa para reconocer derechos a los animales no humanos. Como hizo el Congreso español el pasado diciembre, al regular el régimen jurídico de los animales y considerarlos “seres sintientes”. Con la longevidad de los elefantes como única baza a favor de Happy, sólo cabe esperar que los legisladores neoyorquinos tomen algún día cartas en el asunto.
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