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Gloria Hutt y la nueva Constitución en Chile: “Tal vez el camino para llegar a un acuerdo sea despejar lo valórico”

La presidenta de Evópoli, de la derecha liberal chilena, forma parte del Consejo redactor dominado por los republicanos de la derecha radical. Dice que si se despejan los elementos confesionales, la Constitución podría quedar resuelta en temas de aplicación general

Gloria Hutt
Gloria Hutt en su casa de Santiago (Chile).FERNANDA REQUENA

Gloria Hutt (Santiago, 68 años), presidenta del partido Evópoli, es la única militante de esta fuerza política que integra el Consejo Constitucional, que trabaja en el segundo intento de Chile en tres años de reemplazar la Constitución de 1980, nacida en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Es un órgano electo dominado por el Partido Republicano, de la derecha extrema, con 22 de los 50 asientos, además de los 11 delegados de Chile Vamos, el conglomerado de la derecha tradicional, con la UDI, Renovación Nacional y Evópoli, que se define de derecha liberal.

El Consejo Constitucional prepara un texto sobre la base de un anteproyecto que antes elaboró una Comisión Experta de integración política transversal y que ha sido reconocido como moderado y de consenso. Pero ha sufrido modificaciones por las enmiendas impulsadas, en especial, por el Partido Republicano, varias de ellas catalogadas como “identitarias” y “conservadoras” por el oficialismo y que han sido, la mayoría, respaldadas por Chile Vamos. Hutt se ha desmarcado de algunas para mantener, dice la identidad de Evópoli.

Pero la exministra de Trasportes de Sebastián Piñera (2018-2022) también ha apoyado normas empujadas por el Partido Republicano, que lidera José Antonio Kast, como la que establece que “la ley protege la vida de quien está por nacer”, en circunstancias que la Constitución vigente se refiere a “la ley protege la vida del que está por nacer”. Para la centroizquierda, el cambio del “que” por el “quien” tendrá un efecto directo en contra de la aplicación de ley de aborto tres causales, una postura con que Hutt no coincide.

Es de lo que habla con EL PAÍS en esta entrevista que se realiza en su casa de Providencia, en la zona oriente de Santiago, al finalizar una semana donde los partidos han comenzado a buscar un pacto para sacar adelante un proceso que tiene un alto riesgo de terminar con un nuevo rechazo en el plebiscito del 17 de diciembre.

Pregunta. ¿Hay derecha liberal en Chile?

Respuesta. Existe y ha surgido con dificultades, en parte porque la derecha más conservadora está instalada hace mucho más tiempo.

P. ¿Y qué tan difícil ha sido para la derecha liberal en Chile abrir caminos? Aparentemente, han tenido poco éxito.

R. Nos hemos mantenido nosotros, básicamente. No es que hayamos arrancado y haya crecido una derecha liberal.

P. ¿Cómo califica al Partido Republicano?

R. Es una derecha muy conservadora. En el mundo han surgido movimientos similares como Vox en España, Italia o el que lidera Marine Le Pen en Francia, por lo tanto, no es extraño que haya surgido en Chile.

P. Con el apoyo de la derecha tradicional, Chile Vamos, los republicanos han logrado imponer su sello en el texto de nueva Constitución que trabaja el Consejo.

R. Se instaló así, pero ha ido mitigándose. Por ejemplo, la enmienda que declaraba el rodeo y la cueca como deporte y baile nacional, ya no está. Las referencias a las tradiciones chilenas, tampoco están. Partieron con una propuesta muy identitaria que se ha ido atenuando y eso es bueno.

P. Pero hay otros temas más de fondo: el artículo que dice que todo ser humano es persona, que finalmente quedó fuera. Y usted se abstuvo junto a otros tres consejeros de la derecha tradicional.

R. Porque al decir todo ser humano es persona, declaras desde el origen, que es una persona con derechos, con lo que se dificulta el aborto en tres causales vigente. Fue una señal para mostrar que no íbamos a estar disponible para darles a todo evento los votos.

P. En las votaciones en el pleno del Consejo no se ha visto, en todo caso, que la derecha tradicional se haya desmarcado de republicanos.

R. No se ha visto, pero hemos harto trabajo interno. Cuando digo que los republicanos han mitigado algunas propuestas, es porque nosotros hemos hecho bastante trabajo de conversación. Y Chile Vamos habría podido tener más presencia en algunos temas que podríamos haber marcado diferencia.

P. ¿Se ha sentido sola en el Consejo?

R. En algunas oportunidades sí, pero no me afecta negativamente.

P. ¿Cómo se explica la aparente influencia que tiene Kast, el líder republicano, en grupos de la derecha tradicional? La semana pasada supimos que llamó a un consejero y logró cambiar su voto.

R. A mí no me ha llamado nunca ni me ha mandado mensajes.

Gloria Hutt, el 28 de septiembre.
Gloria Hutt, el 28 de septiembre.FERNANDA REQUENA

P. ¿Resulta atractivo Kast para una parte de la derecha tradicional?

R. Puede haber una parte de la derecha tradicional que sintoniza con Kast y que no le molesta mucho votar en bloque con ellos. Eso ha pasado. Y tiene que ver con que objetivamente es una persona que tiene un potencial como candidato a la presidencial, es uno de sus planes, nunca lo ha ocultado, y es evidente que quiere que una Constitución le haga más fácil gobernar, si es que llega. Pero nosotros cometeríamos un error si pavimentamos una Constitución para un Gobierno en particular.

P. ¿La centroizquierda y la izquierda podrían llevar a cabo sus programas de Gobierno con lo aprobado hasta ahora?

R. Sí, totalmente.

P. ¿Y usted aprobaría tal y como está este texto?

R. Así como va, sí, yo lo aprobaría. Las cosas que ya hemos aprobado son de un beneficio monumental para el país, salvo algunas que se han aprobado con mi voto en contra como eliminar el pago de contribuciones a la primera vivienda o la objeción de conciencia institucional, que la encuentro un despropósito.

P. ¿Qué más le gustaría cambiar en las siguientes etapas?

R. Posiblemente precisar la norma que protege la vida del que está por nacer o de quién está por nacer.

P. Usted votó con republicanos. Es una norma que, según algunos expertos, permitiría que se retroceda en el aborto de tres causales. ¿No está arrepentida de haber votado así?

R. No. Y yo estuve muy tranquila al votar, porque no veía riesgo alguno para el aborto en tres causales. Y hasta ahora no lo veo.

P. Fue difícil entender que una dirigente de la derecha liberal votara por esa norma.

R. Pero no tuve ninguna duda. Y veo además que hay otras cosas que hacer, cosas que a mí me gustaría que se pudieran recuperar. Está muy débil, por ejemplo, el tema indígena. Y creo que yo haría un esfuerzo porque la definición del Estado social y democrático de derecho esté en el artículo 1 y no en el artículo 2. Eso no tiene justificación alguna.

P. ¿Es importante como señal?

R. Sí. Si uno buscara un punto de encuentro, debiera tener gestos como eso. ¿Qué importa que esté en el artículo 1 o 2? Hay temas que son simbólicos. La paridad, desde luego, que yo soy la única de la derecha que la ha defendido a brazo partido.

P. ¿Ve posibles esos puntos de encuentro?

R. Espero que sí, no tengo la certeza. Pero si estamos hablando de un pacto político y un acuerdo que es necesario tener –no nos olvidemos que todos llegamos electos desde listas de partidos y la Comisión Experta fue electa por los partidos–, uno no puede esperar que los partidos no opinen. Y así como están las cosas, el amarre va a ocurrir cuando en paralelo –no en una intervención– se llegue a un acuerdo político. Y ese acuerdo político se hace sobre estos contenidos.

P. ¿Cómo se está produciendo ese pacto político paralelo en torno a la nueva Constitución?

R. Es algo que está en curso todavía. El domingo pasado recién tuvimos una primera reunión. Luego ha habido alguna reunión con los socialistas. Y tenemos que seguir en ese rumbo y ver cómo llegamos a consensuar los ocho o 10 puntos de conflicto. Si se logra acuerdo a esos puntos se destraban todos los demás.

P. ¿Es una intervención de los partidos al Consejo Constitucional?

R. Descartaría que fuera una intervención.

P. ¿Por qué dice que los republicanos han ido atenuando su postura?

R. El Partido Republicano ha ido acogiendo la realidad. He visto que han cedido en varias cosas. Hay algunos de sus integrantes que son más intensos en los discursos y más radicales, y consistentemente mantienen estas visiones, y otros que son bastantes más abiertos.

P. ¿Qué es lo que más le cuesta al Partido Republicano ceder?

R. Como son un partido que tiene un elemento confesional, el compromiso ahí no es solo la discusión del contenido de cosas que sean de Gobierno o administrativas, sino que valóricas, intensas. Cuesta eso. Y no tengo cómo medir hasta dónde estar dispuestos a ceder en eso.

P. ¿Estas cuestiones valóricas pueden afectar en políticas públicas a futuro? Por ejemplo, la objeción de conciencia institucional o normas que podrían colisionar con aborto en tres causales o en salud pública, como la píldora del día después...

R. Tal vez ese sea un camino, tratar de despejar lo valórico y que la Constitución quede resuelta en temas que sean de aplicación general, tengas la postura religiosa que tengas.

P. La alcaldesa Evelyn Matthei, su amiga y probable candidata a la presidencia por la derecha tradicional, hace una semana dijo que el texto constitucional “va derechito al fracaso” en el plebiscito. Usted, en cambio, está por aprobar.

R. Ella dijo después que va a hacer todo lo posible para que funcione. Lo que hizo fue levantar una alerta y me parece correcto. Ha habido más interés público y, a la vez, más luces de alerta. Más esfuerzos de distintos sectores por sacar adelante el proceso. Levantó que el proceso podía estar en riesgo si no nos preocupábamos. Hizo que el sistema político reaccione, empiece a tomar posiciones y darse cuenta que este avance podría perderse si no reaccionamos a tiempo. Si no generamos lo que la gente pide.

P. La última encuesta Cadem muestra que un 59% rechazará en diciembre.

R. Pero en la misma encuesta las personas dicen cuáles son las condiciones que les permitirían aprobar y hay una con más de 70% que dice “si da estabilidad al país”. Y esa estabilidad al país se consigue con el acuerdo.

P. También puede ocurrir que si el protagonismo lo toman los partidos la gente rechace con mayor fuerza, dada la mala valoración del mundo político.

R. Es una delgada línea. No es el elemento de ser político lo que cansa a las personas, sino la dinámica de peleas. Por eso es tan importante un acuerdo, pero no solo firmarlo, sino que se vea que estamos trabajando juntos.

P. ¿Quién pierde más si se rechaza en diciembre? ¿Los republicanos?

R. Sería perjudicial para el país completo. A republicanos les puede generar un impacto porque ellos estuvieron a cargo del proceso, pero francamente creo que es lo menos importante en este momento. Lo que más importa es cerrar este tema justamente por lo que las personas sabiamente esperan: recuperar la sensación de estabilidad.

P. ¿El Gobierno también pierde?

R. También, porque se jugó una nueva Constitución.

P. ¿Es posible dar vuelta la tan alta intención de rechazo para el plebiscito?

R. Es muy difícil porque estos procesos son lentos. Las percepciones de las personas se necesita tiempo para que decanten y tenemos muy poco tiempo.

P. Pensando en los ciclos políticos que vienen, ¿pactaría con republicanos?

R. Tenemos un proyecto político distinto y no sería fácil ir en un pacto donde estuviéramos todos juntos.

P. Ya lo hicieron en la presidencial de 2021, cuando se plegaron a Kast.

R. Y tuvo un costo, porque eso desdibujó la identidad liberal.

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