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Fabrizio Copano, humorista chileno: “Chile es un país muy moralista y hay una moralina tanto de izquierda como de derecha”

El comediante conversa con EL PAÍS sobre el despegue de su carrera y revela episodios con Gabriel Boric, que lo invitó a su casa tras una presentación en la que lo comparó con un osito

Antonieta de la Fuente
Fabrizio Copano, comediante chileno
El comediante Fabrizio Copano en una fría tarde durante su gira en Chile.Cristobal Venegas

Desde que en enero pasado se presentó en el programa de televisión del comediante británico James Corden en Estados Unidos, la carrera del chileno Fabrizio Copano (34 años) despegó a un ritmo vertiginoso. No solo tuvo una exitosa presentación en el Festival de Viña del Mar —uno de los más antiguos de Latinoamérica, que se realiza cada febrero en Chile—, sino que en marzo hizo una gira por seis ciudades de España y actualmente se encuentra recorriendo su país con 16 espectáculos en diferentes ciudades, casi uno al día. Pero lo más determinante, revela a EL PAÍS, fue cerrar contrato con WME, una de las productoras de talentos más grandes del mundo y entrar al Comedy Cellar, considerado el club de comedia más prestigioso del globo. Ubicado en el barrio de East Village en Nueva York, es en ese lugar donde comediantes como Chris Rock ensayan las rutinas que luego presentarán en los premios Oscar, por ejemplo.

Cada noche, Copano presenta 15 minutos de sus chistes en el mítico local, al que llegó luego de una audiencia con Estee Adoram, una de las personas más respetadas en el circuito mundial del humor, que lleva 40 años eligiendo a dedo a los artistas que le parecen más graciosos para dejarlos entrar a su selecto club. Cuenta que todo partió con un mail que le llegó al spam y que, afortunadamente, logró leer a tiempo: lo invitaban a ir ese día en la tarde a contar sus chistes. Actuó cinco minutos y luego Estee le pidió sus datos. “Nunca te dice ‘bienvenido al club’, que es lo más raro, sino que es como ‘ok, dame tu mail, tus horarios, tu nombre, tu biografía’. Y otros amigos comediantes que conocen el club me dijeron: “Sí, ya estás dentro, porque cuando no le gustas, no te habla”, cuenta.

Hace siete años Copano decidió internacionalizar su carrera, la que inició cuando tenía 13 en Chile. Fue guionista de programas de televisión, locutor de radio y parte del Club de la Comedia, el programa que fue el precursor del stand-up chileno. Vivió un año en México, luego cuatro en Los Ángeles y hace dos años se instaló en Nueva York con su esposa y su hijo, que ya tiene tres años. Hasta hace poco su trabajo lo realizaba desde su casa, pero la familia empezó a crecer –hace dos semanas nacieron sus mellizos- y sus proyectos también empezaron a multiplicarse. Arrendó una oficina en el octavo piso de un edificio al frente del edificio Empire State, donde montó su empresa, Cardigan, un proyecto que todavía no tiene una forma definitiva, pero que por ahora se dedica al diseño de vestuario y a la realización de contenidos, principalmente podcast y alianzas con marcas. Ya lanzó una webserie con Políglota, el emprendimiento tecnológico chileno de idiomas. Y prepara dos contenidos más, uno con la empresa de inversiones, Fintual –es muy amigo de su CEO, Pedro Pineda- y otra con Global66, una start-up de remesas.

Es martes y hace frío en Santiago. Fabrizio viste un pantalón de tela, zapatillas, una chaqueta, parka y una gorra con viscera de lana de chiporro. Han sido días intensos. A Chile llegó el sábado 10 de junio. Esa misma noche viajó a la ciudad nortina de Iquique donde hizo dos espectáculos, al día siguiente cruzó el país hacia el extremo sur para presentarse en Coyhaique y luego volvió a Santiago para continuar su gira por el resto del país. Cuenta que en sus primeras giras lo “daba todo”, se juntaba con todos sus amigos, se acostaba tarde y que le pasó una vez que no pudo terminar todas sus presentaciones. Ahora, dice, aprendió la lección. Va al gimnasio, toma mucha agua e intenta decir que no a las innumerables invitaciones que le llegan, aunque reconoce que a veces se tienta.

Como comediante, Fabrizio no teme meterse en lugares incómodos. Siente que es parte de su trabajo. Ahora, por ejemplo, en su rutina habla sobre el regreso del pinochetismo. “¿Por qué volvió Pinochet, por qué no volvió el Axé [estilo musical proveniente de Brasil que estuvo de moda en Chile en los noventa]?”, se pregunta en tono serio, pero consciente de que la comparación es graciosa. Y luego se pone serio de verdad: “No creo que los republicanos [el partido de la derecha conservadora que obtuvo la mayor cantidad de consejeros constitucionales en la elección del 7 de mayo pasado] estén trayendo de vuelta a Pinochet. Quizás nunca se fue, quizás nunca se desintoxicó Chile de lo que pasó. Hicieron todas estas concesiones y eso se paga. Pero no creo que Chile se haya llenado de pinochetistas y fascistas como a veces la izquierda quiere creer para poder ordenar a sus enemigos”, dice.

Su tesis es que las personas votaron más por el Partido Republicano porque tenían miedo. Y ante los problemas de seguridad que enfrenta Chile por el aumento del crimen organizado y la delincuencia, optaron por la alternativa que más hablaba sobre ese tema. “Es una reacción mucho menos ideológica. No creo que haya un peso de la ultraderecha, así como que tampoco, y claramente se notó, no había un peso de la izquierda y que la gente quería volver a los cordones industriales [organizaciones obreras que existieron en el Gobierno de Salvador Allende], agrega.

Otro de los temas incómodos donde Copano quiere meterse es en la cancelación. Cree que se le da demasiada importancia a este fenómeno en redes sociales. “La cancelación es una fantasía de Internet, algo así como los bitcoins. Subió el bitcoin, y ¿qué es eso? Otras personas creyendo que subió, se retroalimenta de su propia fantasía”, dice, y agrega: “El odio de redes sociales es muy líquido y diría que ni siquiera es personal, es como una catarsis absurda de la libertad de estar lejos, de no ser un humano frente a otro”.

Hace algunas semanas, Pailita, uno de los músicos del llamado género urbano en Chile, lanzó duras críticas contra Copano, quien se rió del artista en su rutina del Festival de Viña. “Se le había muerto un amigo recién, entendí que porque se había suicidado. Y yo pensé ‘que diga lo que quiera’. Si quiere putear al mundo, si quiere putearme a mí, está bien, estaba dolido por algo terrible que le acababa de pasar”, dice. Y aclara: “A mí no me no me interesa la verdad ser un polemista contra el mundo del género urbano porque no tengo nada contra él. No escribo los chistes como para a herir a alguien o destruirlo. El ciberacoso es terrible y las empresas de redes sociales deberían bajar esas cuentas. Pero si yo hago un chiste y un idiota se pone a acosar a alguien por eso, no puedo hacerme cargo”.

“Yo creo que en Chile somos pocos y como que se siente más fuerte el odio. En la cancelación hay una tangente moralista importante y Chile es un país muy moralista, hay una moralina tanto de izquierda como de derecha”, reflexiona, mientras toma café en las oficinas de EL PAÍS en Chile para pasar el frío.

Pocos se salvan de la rutina de humor de Fabrizio Copano. El presidente de Chile, Gabriel Boric, también ha sido una de sus víctimas. “Un amigo mío se convirtió en el presidente del país. ¿No es loco? ¿Se lo pueden imaginar? Él es el primer presidente millennial, tiene 37 años, y no creo que sea una gran idea”, fue parte de su rutina en el programa de James Corden. Y en Viña volvió a la carga: “Imagínate si Chile va a una guerra, ¿y nosotros tenemos aquí a Winnie the Pooh como presidente?”

Los chistes, en todo caso, fueron bien recibidos por el mandatario, quien conoce a Copano desde hace varios años, aunque el humorista dice que exagera cuando dice que son amigos. De todas formas, revela que tras el show lo invitó a su casa. “Si te invita al presidente, uno va. Y se rió mucho, lo tomó con humor y le pareció muy divertido. Yo estaba muy cansado ese día y me curé [emborraché] muy rápido, así que me tuve que ir, porque iba a vomitar en la casa del presidente y no me parecía una buena imagen, la verdad”, cuenta sin tapujos, muy serio, tal como lo hace en sus rutinas cuando saca carcajadas mientras deliberadamente hace caso omiso de la corrección política.

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Antonieta de la Fuente
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en negocios y economía. Ha trabajado en los principales medios escritos del país, como 'Qué Pasa', 'La Tercera', 'Diario Financiero', 'La Segunda' y 'Revista Capital' de la que fue editora general entre 2013 y 2019.

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