Pedro Pineda, CEO de Fintual: las mil vidas de un emprendedor tecnológico en Latinoamérica
El fundador y hoy líder de una de las principales ‘start-up’ de Chile, que aterrizó en México en 2021, habla con EL PAÍS acerca de los desafíos de compañías emergentes como la suya. “La inteligencia artificial está cambiando el mundo drásticamente y Chile no está ahí”, dice
El chileno Pedro Pineda (40 años) forma parte de una generación de emprendedores que en los últimos años ha revolucionado los negocios tradicionales a través de la tecnología. Pero el CEO de una de las firmas tecnológicas de inversiones más prometedoras de Latinoamérica, Fintual, se siente algo paranoico. Teme que un actor de inteligencia artificial (IA) entre a su negocio y los borre del mapa, según confiesa a EL PAÍS en una entrevista realizada esta semana en su centro de operaciones en Chile, ubicado en el municipio de Providencia, cercano al epicentro de las manifestaciones del estallido social de 2019.
En 2016, fundó Fintual junto a sus socios Agustín Feuerhake, Omar Larré y Andrés Marinkovic. Fue la primera administradora de fondos mutuos 100% digital que invierte en ETF (instrumentos de inversión que cotizan en la bolsa y que replican índices bursátiles de todo el mundo). La simplicidad del mecanismo y el uso de la tecnología les permitió cobrar comisiones mucho más bajas que las del mercado: entre 0,49% y 1,19% anual. Y su originalidad llamó la atención del público joven, ávido de encontrar alternativas de ahorro e inversión a su medida, porque la industria existente les parecía lejana y difícil de entender. ¿El nombre de sus fondos dependiendo del nivel de riesgo? Risky Norris, Moderate Pitt, Very Conservative Streep o Conservative Clooney.
Hoy, el promedio de edad de quienes apuestan por Fintual es de 34 años y ya tienen 85.000 clientes en Chile. En México, donde la compañía aterrizó en 2021, ya suman 7.000 y crecen a tasas de dos dígitos mensuales. “Nuestro objetivo es llegar a 20.000 a fin de año”, explica Pineda, que apuesta a que, en el mediano plazo –dos años y medio a tres años– el país norteamericano será su principal mercado.
Recibe a EL PAÍS en una casa antigua, con una cúpula de vidrio donde antes estuvo ubicado Start-up Chile, la aceleradora de emprendimientos de la agencia estatal Corfo y Telefónica. Varias plantas remodeladas para que sus poco más de 100 trabajadores se sientan a sus anchas. El lugar cuenta con sala de música, gimnasio, varios salones, un espacio para jugar ajedrez con sillones de un azul intenso que contrastan con el blanco de las paredes y un sector para comer (con una cafetera y bizcochos que todos pueden sacar y comer).
Viste vaqueros, una sudadera verde gastada y zapatillas. No le gusta dar entrevistas y es muy celoso de su privacidad, pero en esta conversación –excepcionalmente– comparte su visión de los negocios y de la vida, marcada profundamente por su familia: su señora y sus dos hijos pequeños, de menos de tres años.
Tres carreras en siete años
Está de visita en Chile. Hace nueve meses se fue a vivir a Ciudad de México, donde Fintual tiene su oficina en un octavo piso de un moderno edificio en el barrio de Anzures.
Pineda tiene nacionalidad chilena, pero nació en México. Su padre era presidente del centro de estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso cuando se perpetró el golpe de Estado en 1973 en Chile. Era de izquierda y tuvo que partir al exilio en Bélgica, donde cursó un doctorado en Sociología, aunque su tesis la realizó en un pequeño pueblo del Estado de Veracruz, en México, donde estudió la vida campesina de la zona. Ahí nació Pedro, que a los tres años regresó a Chile junto a su familia, que se instaló en la ciudad sureña de Puerto Montt. Cuando egresó de la secundaria se instaló en la capital chilena y se matriculó en Astronomía en la Universidad de Chile. La curiosidad por aprender cosas nuevas y su pasión por entender los terremotos lo llevaron a estudiar en forma paralela Geofísica y luego, además, Ingeniería Civil Industrial. Sacó adelante las tres carreras en siete años.
Trabajó en algunas empresas como Oracle y Cencosud, pero él quería emprender. Así partió su camino como empresario, siempre ligado a la tecnología, hasta que conoció a sus actuales socios y decidieron lanzarse al mundo de las inversiones. Lo lograron. En 2018, YCombinator –una de las principales aceleradoras de emprendimientos tecnológicos del mundo, fundado por el gurú de Silicon Valley, Paul Graham– los eligió para participar en su programa. Se les empezaron a abrir puertas y se enfocaron en hacer crecer su negocio. Se constituyeron como Administradora General de Fondos (AGF) regulados por la Comisión para el Mercado Financiero en Chile (CMF) y empezaron a mirar otros mercados. En noviembre de 2021, Fintual cerró una ronda de inversión de 39 millones de dólares, la que estuvo liderada por Sequoia Capital, una de las mayores empresas de capital riesgo del mundo (la misma que antes había invertido en empresas como Apple, Google, AirBnB, Zoom, entre otros grandes del mundo de la tecnología). Pedro Pineda no lo podía creer. De ahí en más, la compañía entró en el exclusivo club de los emprendimientos digitales más cotizados de Latinoamérica y desembarcó en México.
Hoy, Fintual administra 700 millones de dólares entre las dos operaciones y sus planes son ambiciosos: quieren, en una década, alcanzar ventas entre 100 a 150 millones de dólares y abrirse a la bolsa en Estados Unidos. “México es suficientemente grande para lograrlo”, dice Pedro. Después, adelanta, planean mirar otros mercados. España está en su radar. “Me da la sensación de que como es un país desarrollado, hay menos hambre y hay menos emprendedores, está todo más o menos bien”, dice. Y lo explica: “No es que seamos más capos que los españoles [más inteligentes], pero tenemos más necesidades”.
Para lograr sus metas, Pineda sabe que tienen que mantenerse al día con la tecnología. “Estoy paranoico de que llegue alguien con inteligencia artificial y nos saque del mapa. No quiero que nos pase lo que le pasó a Kodak”, dice en referencia a la compañía internacional de equipamiento fotográfico. Y agrega: “La inteligencia artificial es una oportunidad enorme. Han pasado seis meses desde que salió ChatGPT y nadie entiende mucho. Si va a haber una empresa de inversiones con inteligencia artificial, quiero ser yo”.
Para eso, en su sede mexicana abrieron un departamento de inteligencia artificial donde están estudiando cómo incorporar esta tecnología en atención de clientes, pero también en el manejo de las inversiones. Y escribieron un documento que buscan publicar en alguna revista científica sobre esta materia.
Un optimista frente a la IA
Pineda no le teme a la inteligencia artificial. Y habla sobre el debate que abrieron algunos gurús de esta tecnología –entre ellos Sam Altman, el fundador de OpenAI, la empresa que creó ChatGPT, a quien el fundador de Fintual conoce– sobre la amenaza de la IA mal usada. El chileno opina que son más las oportunidades que se pueden abrir para el planeta: “Quizás vamos a trabajar menos y tener más tiempo para criar a nuestros hijos y enseñarles a ser mejores personas, que aporten en sus países. Mi mirada es más optimista y creo que será beneficioso”.
Aunque hoy está en el mundo del emprendimiento, Pedro se reconoce como un científico. Ha tenido acercamientos al mundo de la ciencia y ha evaluado junto a Francisco Brieva –expresidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, que hoy es la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo– crear un centro de investigación en algún tema donde Chile tenga alguna ventaja tecnológica. Pero dice que todavía es muy pronto.
“La verdad es que no tengo ni un peso. Me decían ‘hagámoslo’, pero quizás me adelanté mucho. Mi esposa es científica, entonces nos encantaría eso, darle dinero a la ciencia para algún desarrollo”, dice pensando en el futuro. Pero recogió el guante de la ministra de Ciencia chilena, Aysén Etcheverry, que hizo un llamamiento al mundo privado para colaborar en temas científicos. Por eso, en este viaje a Chile agendó una reunión con ella para plantearle algunas ideas: “La inteligencia artificial está cambiando el mundo de manera drástica y Chile no está ahí. Creo que hay una oportunidad enorme”.
En todo caso, los planes de Pineda en el corto plazo son más específicos. Ya tiene claro que vivirá en México hasta diciembre de este año. Aunque está feliz con su vida en Ciudad de México y confiesa que se quedaría más tiempo, el 2 de enero de 2024 vuelve a Chile. Es parte de un acuerdo al que llegó con su esposa para que ella vuelva a su trabajo. Estarán al menos un año y medio en Santiago para que ella termine de pagar su doctorado y, luego, una de sus opciones es irse a vivir a Puerto Natales, en plena Patagonia chilena, donde Fintual tiene una de sus oficinas.
“No me gusta Santiago para que crezcan mis hijos. Quiero que vayan al colegio de la esquina y no quiero estar una hora en un atasco para que vayan a un establecimiento de élite. Tampoco quiero vivir en un barrio aburrido”, dice en referencia a las zonas donde vive la clase acomodada de Santiago.
Hasta antes de partir a México, Pineda residía en el barrio Bellas Artes, en el epicentro mismo de las manifestaciones de explosión social de 2019. Recuerda que iba caminando a su trabajo y se “comía una lacrimógena de vez en cuando”, pero que no sentía que se estaba acabando el país y valora cómo se condujo el proceso de manera democrática. “Viví en Puerto Montt en los años 90, donde si bien había segregación, no era tanta”, dice una de las estrellas del emprendimiento tecnológico latinoamericano que, sin embargo, tiene sueños simples, como volver a vivir en el apacible y frío sur chileno.
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