El ejército tuitero de la Púnica
Un informe pericial revela cómo operó la trama para mejorar la imagen de la consejera de educación de Aguirre a cambio de más de 120.000 euros públicos
La operación se ejecutó con sigilo, pero no con silencio. Entre 2013 y 2014, los muñidores de la trama Púnica armaron un ejército compuesto por 50 cuentas falsas de Twitter que dispararon más de 9.000 tuits con cientos de noticias de decenas de periódicos fantasma diseñados para mejorar la imagen de Lucía Figar, consejera de Educación en los Gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González. Activar el conjunto del dispositivo costó más de 120.000 euros públicos entre 2010 y 2014, según los investigadores de la Guardia Civil. Ahora, un informe pericial independiente encargado por el juez Manuel García-Castellón y la Fiscalía Anticorrupción, al que accedió EL PAÍS, dedica casi 200 páginas a expresar su asombro ante la sofisticación del entramado, su coste, y sus objetivos. "No existe justificación", concluye.
—Algo te tuve que hacer en la otra vida para que ya no nos veamos. Espero que estés bien y que sepas que cuando quieras estoy a tu disposición para vernos. Cuídate.
—¡Jajaja! No sabes el cariño que te tengo Alex pero en este trabajo vas a mil por hora y quedas mal con todo el mundo! ¿Comemos next week?
—Ya lo sé, era broma pero no te he puesto la carita sonriente para q me contestarás jajaja.
—Claro, ya sabes que yo a tu disposición.
El diálogo es de finales de septiembre de 2013. Lo protagonizan Alejandro de Pedro, el conseguidor de la Púnica, especializado en mejorar la reputación de sus clientes creando contenidos positivos en Internet, y Figar. Para entonces, el empresario ya había tejido la red de contactos con políticos que se investiga en el caso Púnica, que intenta esclarecer el presunto uso de fondos públicos para fines personales: mejorar el prestigio de cargos concretos, en lugar del de las instituciones a las que representaban.
Los peritos encargados de analizar la red por el juez García-Castellón no dejan lugar a dudas en su informe sobre Figar, una de los quince políticos del PP que han sido investigados en algún momento por el juez.
"El volumen de las consultas de los internautas sobre el término 'Lucía Figar' es significativamente inferior a los términos que representan la totalidad del área de la institución", comienzan. "Por lo tanto, si lo que se pretendía era mejorar la imagen de la institución y difundir su actividad no se estaba desarrollando con eficacia, puesto que los ciudadanos no preguntaban por 'Lucía Figar' sino por 'educación Madrid' y 'consejería de educación", apuntan. "Por tanto, NO [sic] existe justificación evidente para que se focalice en el nombre propio de la persona, que la dirige temporalmente, en lugar de potenciar su cargo o la institución, ya que esto presupone que la necesidad de búsqueda de los usuarios es 'saber la actividad de la Sra. Figar", añaden. "Y para ello los ciudadanos deberían saber quién es la Sra. Figar y que en ese preciso momento era la consejera de educación en Madrid. Asimismo, téngase en cuenta que la reputación basada en la persona (reputación personal) conlleva que el cambio de puesto suponga la pérdida de toda la optimización hacia la institución (branding), y que los efectos del posicionamiento repercuten principalmente en el individuo en el individuo que ostentó el cargo".
Titulares coordinados
Para inundar la web de noticias positivas, la red investigada en el caso Púnica se servía de perfiles falsos en Twitter, y de medios de comunicación digitales controlados por la empresa de De Pedro.
El 62% de los titulares que produjo el entramado incluía el nombre Lucía Figar, frente al 7% con las palabras Educación Madrid, el 3,60% con los términos Consejera Educación, o el 2,60% que incluían los de Consejería de educación. La misma desproporción en favor de la política se dio en Twitter, donde las cuentas falsas de la trama actuaron de manera coordinada entre principios de 2013 y finales de 2014.
De los 9.514 tuits investigados por los peritos, el 82% se escribió en jornada laboral (de lunes a viernes) y de mañana (de las 7 a las 14.00). Compartían, también, seguidores. Y menciones.
Los tentáculos de la trama se extendieron por Castilla y León, Murcia, Madrid o la Comunidad Valenciana. Más de una decena de políticos quería mejorar su reputación. Y la Púnica puso a su servicio un ejército de cuentas en Twitter, Facebook, Youtube o Flikr. Todo, gracias al dinero público.
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