Un grupo de demandantes de asilo denuncia su situación ante el Defensor del Pueblo
Registran una queja para que mejore la asistencia jurídica y servicios básicos como residencia, alimentación, sanidad y movilidad
El Defensor del Pueblo en funciones, Francisco Fernández Marugán, se ha reunido este lunes en Madrid con un grupo de demandantes de asilo que le han trasladado sus quejas por el trato que reciben tanto del Ayuntamiento como del Gobierno. En una queja registrada en esta institución piden “a las distintas administraciones del Estado” que mejoren los procesos de documentación, asistencia jurídica así como servicios básicos tales como residencia, alimentación, sanidad o movilidad que les permitan vivir de forma digna. Madrid es la principal puerta de llegada a España y el sistema se encuentra saturado. Instituciones como el Samur Social o Cruz Roja afirman no tener capacidad suficiente, añade el grupo de demandantes.
A la reunión con el Defensor del Pueblo han acudido siete venezolanos y colombianos acompañados por dos organizaciones de apoyo, Coordinadora de Barrios y Red Solidaria de Acogida. Lo han hecho en representación de medio centenar de personas. “Estamos siendo tratados como indigentes”, denuncia uno de ellos, Daniel, un venezolano llegado hace dos meses a España junto a su mujer. Ellos dos viven estos días en el albergue de Mejía Lequerica de la capital, pero se quejan de que son muchos los que se quedan fuera del sistema de asistencia. “La palabra que más conocemos es no hay. No hay plazas, no hay espacio, no hay, no hay, no hay…”.
Los que no consiguen un lugar en el que pasar la noche, algo que no saben a veces hasta las 22 horas, tienen que buscarse la vida en la calle o las escaleras del Metro, refugiarse en cajeros automáticos de entidades bancarias o salas de espera de hospitales, ser acogidos por vecinos o dormir en la parroquia San Carlos Borromeo en Entrevías. “El Ayuntamiento tiene que diseñar un sistema de primera acogida y emergencia que no tenga las condiciones decimonónicas actuales”, señala Patricia Fernández, la abogada de Coordinadora de Barrios que ha estado presente en la reunión. “No es suficiente dar una cama sino que lo que la gente necesita es una acogida integral en términos de derechos”.
Al nuevo Gobierno, Patricia Fernández le pide que amplíe el sistema de acogida; que haga más flexibles las condiciones de acceso y permanencia en el mismo; una mayor dotación de personal, y que se cree una agencia de migraciones. “Exigimos que se garanticen vías seguras que eviten muertes en el camino. Hay que ir más allá de la primera acogida y hacer planes a largo plazo”, ha afirmado la abogada al salir de la reunión.
Fernández Marugán no hizo declaraciones tras el encuentro, pero fuentes del Defensor del Pueblo insisten en que seguirá trabajando para tratar de solucionar la situación de estas personas y planteando sugerencias para que las diferentes administraciones actúen. “El sistema de acogida de España es un sistema raquítico. El Defensor del Pueblo lleva desde 2013 advirtiendo de que el modelo de acogida no se adecuaba a las nuevas necesidades”, reconocía el propio Fernández Marugán hace dos meses en una entrevista con EL PAÍS.
La queja presentada ante el Defensor del Pueblo tras la reunión de este lunes detalla trabas burocráticas que mantienen a los solicitantes de asilo alejados de la asistencia sanitaria y psicosocial. En cuanto al sistema de acogida en Madrid denuncian hacinamiento, falta de higiene, problemas de convivencia al coincidir con personas que se encuentran bajo la influencia del alcohol o las drogas o habitaciones con 140 camas con seis duchas seis inodoros.
A ello se suma que la campaña de frío del consistorio da prioridad a personas que viven en la calle y no está destinada a demandantes de asilo. Aunque, como explica el venezolano Tubal Padilla, también presente en la reunión con el Defensor del Pueblo, “nosotros somos personas de la calle”. “Como venezolanos ya sabemos lo que es el hambre y a eso no le tenemos miedo. Aquí gracias a dios hemos podido comer todos los días” pero “nos morimos de frío en la calle”.
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