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“Los barrios sucios dan sensación de inseguridad”

Prado de la Mata lleva toda su vida luchando por los demás. Ahora preside la Asociación Vecinal La Unidad de San Cristóbal de Los Ángeles

Prado de la Mata, lideresa del movimiento vecinal de San Cristobal de los Ángeles y artífice del Movimiento por la Dignidad del Sur, en la Asociación La Unidad.
Prado de la Mata, lideresa del movimiento vecinal de San Cristobal de los Ángeles y artífice del Movimiento por la Dignidad del Sur, en la Asociación La Unidad.Kike Para

Los años setenta supusieron el auge de los movimientos ciudadanos en España. En ese contexto nació la Asociación de Vecinos La Unidad de San Cristóbal de Los Ángeles, que preside Prado de la Mata (Madrid, 67 años). Ella llegó a la organización en 1992, tras expulsar a quienes habían sembrado de droga las calles de este barrio del distrito de Villaverde. Luego emprendió otras luchas que la impulsaron como indiscutible líder vecinal: combatió el desempleo, los desahucios, las desigualdades… En 2011 se convirtió en concejal del Ayuntamiento por IU, formación a la que no ha vuelto tras la expulsión que sufrieron sus militantes hace cuatro años. Mata sigue a lo suyo: devolver a la sociedad todo lo que esta le ha dado.

¿Cuándo comenzó la lucha?

Mi hijo iba a un colegio concertado que iban a cerrar. Las madres nos organizamos y conseguimos que se mantuviera abierto ese curso.

¿Y en el asociacionismo?

Algunos vecinos estuvimos paseando por el barrio cinco meses para echar a los camellos. Luego quisimos convertir un edificio abandonado en un centro juvenil. Así llegamos a La Unidad.

¿Las casas de apuestas son la droga de hoy?

La ludopatía es un problema tan preocupante como el de las drogas. Hay que regularlo. A las Administraciones se les ha ido de las manos.

¿Para qué sirve una asociación de vecinos?

Para cambiar nuestros barrios. Solo los vecinos conocen sus necesidades. No hay mejor forma de gastar el dinero público. Si no existieran, habría que inventarlas.

¿Y los políticos?

Están en otra cosa, mayoritariamente. Desde Cibeles no sabes qué pasa en San Cristóbal. Manejar unas estadísticas no es conocer la situación real de los barrios.

¿Qué problemas tienen?

La limpieza, por ejemplo. Los barrios sucios dan sensación de inseguridad. El barrio de Salamanca está más limpio porque el Ayuntamiento destina 150 euros al año por vecino. Aquí, 49.

¿Hay ciudadanos de segunda?

Yo diría que de tercera. Y pagamos impuestos igual que todo el mundo.

¿Qué otros temas les preocupa?

Muchos. La vivienda, el acerado, la precariedad laboral, los menores que generan incivismo…

San Cristóbal es un barrio con muchos estigmas.

No tiene nada que ver lo que se cuenta con el día a día. Este barrio es como un pueblo. Está cerrado por diferentes vías de comunicación y hacemos mucha vida en la calle. Todo se vive con más intensidad. Algunos medios también han hecho mucho daño. Los índices de delincuencia son los más bajos de Madrid. Lo que existe es mucha inseguridad subjetiva: tienes miedo y no sabes a qué.

Algunos índices son preocupantes.

Aprovechando la bonanza económica se vendieron pisos en malas condiciones por cantidades muy elevadas. La crisis nos afectó de manera brutal. La gente empezó a perder sus casas. Las estadísticas nunca dicen el motivo por el que se desahucia. Es un modelo económico que se aprovecha de quienes tienen menos.

Y las viviendas públicas, en manos privadas.

Que con el dinero público se haga negocio privado me parece una golfería. Si las Administraciones intervinieran, se regularía el mercado del alquiler y sería más barato.

También tenéis mucho abandono escolar.

No existen las mismas posibilidades. El modelo educativo perjudica a barrios como este porque selecciona mano de obra precaria.

Contra eso se ideó la Nave Boetticher.

Pedimos que esta antigua fábrica de ascensores sirviera de impulso para la regeneración de nuestro polígono, de esa forma Villaverde volvería a ser el lugar industrial que todos conocimos. Se rehabilitó, pero ahora sirve para eventos culturales. Incumple la función que demandamos porque no genera empleo.

¿Os sentís abandonados?

Totalmente. Pero no ahora, desde siempre. No hablo de grandes inversiones, sino del día a día.

¿Por qué era necesario el Movimiento por la Dignidad del Sur?

Había una deuda histórica con el sur desde principios de los ochenta. En 1997 cuantificamos que esa deuda con Usera y Villaverde era de más de 1.100 millones de euros. Hicimos una manifestación y presentamos el documento a Alberto Ruiz-Gallardón, que reconoció esa deuda. Nos prometió librar una partida extraordinaria si le decíamos cómo, dónde y cuándo invertir…

Y lo hicieron.

Conseguimos ponernos de acuerdo, pero pensaban que no lo haríamos. Se invirtió más dinero del prometido. Se trajo el metro, se hicieron calles, jardines, viviendas sociales, escuelas infantiles, polideportivos… Nunca se ha repetido algo de tanta magnitud.

¿Qué significó el paréntesis de Carmena?

Pensamos que iba a solucionar todos nuestros problemas, que miraría más por los barrios. Durante su mandato se consiguieron muchas cosas, pero se miró demasiado al norte y al centro, que son ricos. No se desarrollaron las expectativas que teníamos.

Integrar a los inmigrantes

San Cristóbal de Los Ángeles es el barrio con mayor porcentaje de inmigrantes en la capital. La mayoría llegaron durante la bonanza económica. De la Mata reconoce que al principio supuso un choque muy fuerte, pero saca pecho al reconocer que supieron integrarles “sin ayudas de las Administraciones públicas”. Rechaza que sean el origen de los problemas y carga contra la extrema derecha por su discurso populista. De su etapa como concejal aprendió que los políticos no hablan de los verdaderos problemas de la gente y demanda más municipalismo, que es “lo que hace girar la vida de la gente”.

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