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Pals teme que su crecimiento urbanístico sature los servicios

Vecinos y ecologistas temen que la llegada de nuevos vecinos colapse suministros básicos

Pinares que forman un conector ecológico en el municipio de Pals.
Pinares que forman un conector ecológico en el municipio de Pals.Toni Ferragut

Pals podrá ver cómo un millar de nuevos inmuebles crecen en su municipio tras la aprobación del Plan Director Urbanístico (PDU) de la Costa Brava. Ese crecimiento, aunque recortado desde la propuesta inicial, hace temer a sus vecinos que sus servicios se colapsen con la llegada de nuevos vecinos a no ser que haya una estrategia de mejora. Actualmente ya denuncian los déficits de agua corriente y los cortes que sufren en el suministro de electricidad.

El recorte de 1.537 apartamentos, un 70,8% de los 2.169 potenciales en Pals (Baix Empordà) incluido en el aprobado inicialmente PDU de la Costa Brava, ha sido una buena noticia tanto para la mayoría de los vecinos de la localidad como para los ecologistas. No así para los pocos pequeños propietarios o los tres grandes promotores que hay detrás de casi todos los proyectos. Pero en realidad las viviendas con vía libre en suelos urbanizables, sumadas a las de suelos urbanos, se convertirán en más de un millar de nuevos inmuebles. El Ayuntamiento ve positiva la preservación del territorio, pero asegura que escuchará a todos los afectados.

Vecinos y ecologistas consideran “insostenible” asumir 1.000 nuevos apartamentos en el mal estado en que se encuentra en la actualidad la red viaria, la deficiente distribución del agua potable con la salinización de acuíferos, un suministro deficiente de electricidad, sin distribución de gas, un servicio de recogida y tratamiento de basuras deficiente y una depuradora al límite.

Pals es un pequeño municipio con una población de 2.461 habitantes (según las cifras de Idescat de 2018) y 2.583 hectáreas que se extienden a lo largo de siete kilómetros desde su núcleo urbano medieval hasta la línea de la costa. En términos relativos, se ha convertido en el segundo municipio de Cataluña con mayor población estacional en relación a las personas empadronadas. El verano de 2018 la población de acogida en Pals cuadruplicó a la de residentes habituales.

Más segunda residencia

Si se construyen las edificaciones potenciales —la mayoría serán edificios de apartamentos de cuatro o cinco plantas—, el municipio tendrá el triple de viviendas de segunda residencia (3.600) que de primera (1.043). Ecologistas y gran parte de los vecinos piden un crecimiento “sostenible en base a un modelo coherente y racional”. La Agencia Catalana del Agua informó desfavorablemente por falta de capacidad.

Rosa María, que regenta un establecimiento de estética, explica que llevan agostos “sin poder regar el huerto por falta de agua”. Otros vecinos critican los continuos cortes de luz de agosto, pero también actuales. “Esta semana tuve que cerrar el bar tres veces, un día durante 19 horas”, cuenta su propietario. Varios vecinos están convencidos que más cemento “no beneficiará ni a comerciantes, ni a la población en general”.

“En verano estamos sobresaturados —asegura Rosa María—. Si fueran casas de primera residencia y repercutiera en invierno daría vida, pero en agosto sobra gente, no puedo atender a todo el que viene”. El camarero de un bar cercano está de acuerdo: “No hace falta más gente en verano, tardamos más de una hora para ir de Pals a Torroella (nueve kilómetros de distancia)”. “Se está destruyendo el sentido de la Costa Brava”, espeta. El dueño del bar está de acuerdo: “No queremos que destruyan territorio, queremos calidad de vida”.

Pals no tiene un Plan de Ordenación Urbanística Municipal actualizado. Tras un intento fallido en 2015, sigue rigiendo el de 1986, uno de los planeamiento más antiguos de Cataluña, que el portavoz de Salvemos la Platja de Pals, Pau Bosch, considera “muy destructivo”. La plataforma valora muy positivamente que se hayan desclasificado o reducido 9 de los 21 sectores analizados, todos ellos en 90 hectáreas. Están ubicadas entre 600 metros y un kilómetro de la costa, en paralelo al mar, a lo largo de un kilómetro y medio. Así ese “proyecto faraónico” no destruirá todas las hectáreas de pinares sobre dunas continentales que el Plan Territorial Parcial de las Comarcas de Girona califica de “hábitat muy raro y amenazado”, conector ecológico entre los terrenos forestales incluidos en la Red Natura 2000 del Plan Especial de Interés Natural (PEIN) Muntanyes de Begur, los arrozales y los aiguamolls, también protegidos.

No obstante, Bosch apunta que el Govern ha hecho “trampa” porque sobre los terrenos que propone desclasificar el PDU, la comisión de Urbanismo ya emitió en 2018 un informe vinculante que obligaba a desclasificarlos en el nuevo POUM.

Un plan recortado a la mitad

La Generalitat ha recortado a la mitad el número de viviendas que se podrán construir en la Costa Brava con la aprobación inicial del Plan Director Urbanístico, al impedir unas 15.000 nuevas residencias. La Comisión de Urbanismo le dio el pasado lunes luz verde después de revisar la sostenibilidad de todo el suelo e incorporar unas directrices de integración paisajística. En todo caso, el conjunto de la provincia de Girona, teniendo en cuenta el suelo pendiente de desarrollar, podría acoger más de 71.500 viviendas y la mayoría se destinaría a turismo y construcción de segundas residencias.

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