“Creo que he matado a un pintor gótico”
El historiador del arte Alberto Velasco analiza una obra inédita de los hermanos Serra y pone orden al trabajo de los grandes artistas de la Corona de Aragón de finales del siglo XIV
Pocas veces se da la circunstancia de que en una misma familia haya cuatro hermanos pintores. Y menos, que a todos se les considere excepcionales. Eso es lo que pasa con Francesc, Jaume, Pere y Joan Serra autores de unas 50 obras (retablos y tablas) que se encuentran entre las mejores realizadas a finales del siglo XIV en la Corona de Aragón. Pero como ocurre con la mayoría de artistas góticos, sus biografías son débiles y reconstruidas a partir de unos pocos documentos en los que se les menciona y se les atribuye una serie de pinturas dispersas.
La aparición a comienzos de mes en la feria Tefaf de Nueva York de una pieza inédita, San Martin y el mendigo, atribuida a los hermanos Jaume y Pere Serra, ha servido para poner orden en esta estirpe de pintores, en sus talleres y en sus producciones, algunas de las cuales continúan in situ, como el Retablo del Espíritu Santo de Santa Maria de Manresa y los dos del monasterio del Santo Sepulcro de Zaragoza. Otras, han acabado en museos como el Prado, el MNAC y el Episcopal de Vic. El resto desaparecidas o en colecciones privadas nacionales e internacionales.
El estudio realizado por el historiador del arte Alberto Velasco, ha sido publicado por el anticuario argentino Jaime Eguiguren, que tras adquirir la obra en Francia a los herederos de Laurent Horny —un coleccionista e interiorista de la Costa Azul— la ha llevado a Nueva York para venderla por más de 300.000 euros.
“La obra es excepcional desde todos los puntos de vista. No es normal que aparezca como una seta una pieza inédita de los Serra; algo comparable a la posibilidad de que aparezca un nuevo giotto en Italia. Para un historiador del arte poder estudiarla es una joya, no puedes negarte”, explica Velasco, que añade que cuando la pintura llegó a manos del anticuario se atribuía a Jaume Serra, pero no había datos de cómo ni cuándo había salido de Cataluña. “La obra, casi cuadrada, de 1,5 metros de lado, perteneció a un retablo dedicado a Sant Martí y por el escudo heráldico parlante, unas fuentes con agua, la encargo alguien llamado Font, Fontanet, Fontenella o similar”, añade.
Para estudiarla, Velasco revisó el centenar de documentos conocidos sobre los Serra y todas sus obras. Y eso le ha llevado a hacer cambios en las atribuciones de muchas de ellas. En el caso de la nueva pintura, para él no hay duda de que es “un trabajo colaborativo entre Jaume y Pere Serra hecho entre 1375 y 1385”.
“Los expertos siempre han defendido que el taller de los Serra era unitario de cabo a rabo, pero yo creo que no fue siempre así; hubo dos talleres, el de Francesc y el de Jaume, y cuando Francesc muere en 1362, Jaume y Pere ponen en marcha un taller familiar propiamente dicho en el que lleva la voz cantante Jaume. Cuando este muere, en 1389, es Pere el que continúa, pero en estos 27 años Jaume y Pere trabajan de forma colaborativa”.
Pero lo más sorprendente, y seguramente polémico, es que algunos de estos hermanos pintores se quedan sin obra: “Creo que he matado a un pintor”, asegura Velasco en referencia a Francesc. La historiografía ha defendido que una obra procedente de la Catedral de Barcelona, que hoy está en una colección particular de Madrid, es suya a partir de un documento en el que se le encarga. Y por comparación de estilo y técnica se le han atribuido otras cinco o seis obras más. “Pero él no la pintó. La comenzó Jaume al fallecer Francesc en 1362, como puede leerse en un documento. Y por efecto dominó, Francesc pierde toda su personalidad pictórica y se queda sin obras que pasan a Jaume y sus ayudantes”.
Para Velasco, curtido en la pintura gótica, añade: “La historia de los Serra es una de las más complejas y duras con las que me he enfrentado. La prueba es que nunca se ha hecho una tesis sobre ellos o un museo les ha dedicado una exposición. Es increíble”.
De hecho, el estudio de Velasco que ha editado Eguiguren es el segundo dedicado por completo a los Serra y el primero que publica un estudio técnico sobre una obra de ellos, con resultados sorprendentes. “Se han localizado tres tipos de oro, uno de ellos, el musivo, se utiliza en miniaturas de libros y es la primera vez que se documenta en una pintura gótica en la península Ibérica”.
La pieza no se vendió en Estados Unidos. “Pero le han salido muchos pretendientes”, asegura Eguiguren, que espera cerrar en unos días un acuerdo que hará que la tabla se quede allí. “Es difícil que un museo catalán pueda pagar una cantidad así. Pero si se queda en un museo internacional hará que el arte medieval catalán esté jugando en la Champions”, remacha Velasco.
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