Detenido El Pequeño Nicolás por agredir a un camarero
El joven protagonizó una trifulca en un restaurante de Madrid
La policía detuvo el martes y después dejó en libertad a Francisco Nicolás González, El Pequeño Nicolás, por agredir al trabajador de un restaurante venezolano de la calle Orense, en el barrio de Tetuán de Madrid. Los trabajadores del lugar avisaron a la policía, que detuvo a González y a otro joven que le acompañaba. "Nicolás nos acusó de robarle el móvil. Era mentira. Fue violento y tuvimos que echarle a la fuerza", relata la encargada del lugar, Neyer Dommar, de 24 años.
Dommar cuenta por teléfono que El Pequeño Nicolás, conocido por hacerse pasar por agente del servicio secreto español (CNI), llegó acompañado al restaurante sobre las 22.00. Un cuarto de hora después, aseguró que la camarera que le atendía le había robado el móvil. La discusión subió de tono y Dommar intentó mediar como responsable del negocio. El cocinero, al oír los gritos, salió de la cocina para apaciguar el asunto.
"El cocinero les pidió que se fueran, que no queríamos problemas. Pagaron la cuenta y cuando se estaban yendo vi que Nicolás llevaba dos vasos de cristal. Le dije que se estuviera quieto pero me echó a un lado, muy brusco. Estaba muy alterado, yo creo que iba borracho. De ahí fue directo a la cocina, en busca del cocinero. Por el camino agarró un cuchillo, aunque no hizo nada con él. No intentó apuñalar a nadie. Fueron solo golpes", añade Dommar.
Los trabajadores cerraron el local y llamaron a la policía. Según la Jefatura, los dos jóvenes también mantuvieron su actitud violenta después de la llegada de los agentes. Incluso se encararon con uno de los policías, que sufre un esguince en una pierna, aunque la versión policial no aclara cómo se produjo esa lesión. González, de 25 años, fue detenido por agresión y desobediencia a la autoridad. Su amigo, solo por desobediencia. Tras tomarles declaración, fueron puestos en libertad. González dijo por teléfono que esta noche explicaría su versión de los hechos en un comunicado que difundiría en redes sociales. No lo hizo.
El Pequeño Nicolás se hizo célebre hace un lustro por sus mentiras. No había cumplido los 20 años cuando se paseaba con un coche conducido por un chófer por los círculos de poder de Madrid asegurando que tenía hilo directo con altos cargos del PP, el Gobierno español y la Casa Real. De aspecto aniñado y verbo fácil, supo hacer creer a todo el mundo que era un pez gordo. Desde Nuevas Generaciones del PP empezó a urdir su gran mentira, ya se había hecho pasar por agente del Gobierno, asesor de distintos cargos políticos o enlace entre la Casa Real y La Moncloa a cambio de favores o dinero. Adicto al name-dropping (mencionar a personas o instituciones de peso en una conversación), solía mostrar fotos con gente importante para darle verosimilitud a sus historias disparatadas. En realidad, solo era un niño con aires de grandeza.
Figuras clave de la política y el mundo de los negocios cayeron en su trampa y le abrieron las puertas de los círculos de influencia pensando que era alguien bien relacionado. Lo diabólico del caso Nicolás es que también dejó mal a quienes embaucaba, complacientes y serviles en cuanto le nombraban a alguien de las alturas. El paraíso se alcanza con un padrino. En una de sus fotos favoritas aparecía junto al presidente José María Aznar. El servicio secreto español lo persiguió por hacerse pasar por uno de los suyos pero de ese delito fue absuelto ante un tribunal. La Audiencia Provincial de Madrid trató de juzgarle este año por usurpación de funciones públicas, falsedad en documento público y cohecho activo. Un empresario que se sintió engañado le había denunciado. El juicio tuvo que ser suspendido por los problemas entre El Pequeño Nicolás y su abogada. Según estimaciones judiciales, se reanudará en febrero del año que viene.
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