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El Pequeño Nicolás vuelve a enfrentarse a sus mentiras

La Audiencia de Madrid acoge este lunes el inicio del juicio contra Goméz Iglesias por hacerse pasar por un enviado del Rey

J. J. Gálvez
Francisco Gómez Iglesias, el 'pequeño Nicolás', en una imagen de archivo.
Francisco Gómez Iglesias, el 'pequeño Nicolás', en una imagen de archivo.Uly Martín

Como en toda mala función teatral, la gran ficción construida por Francisco Nicolás Gómez Iglesias comenzó a desmoronarse cuando irrumpió la sobreactuación. "¿Pero a quién vigilan estos?", se preguntaba el presidente de Alsa, Jorge Cosmen, mientras observaba cómo varios policías con pinganillo se paseaban alrededor de la mesa donde comía con un veinteañero de rostro aniñado que decía hablar en nombre de la vicepresidencia del Gobierno y de la Casa Real, y que durante dos días le había llamado hasta 15 veces para concertar esta cita en un restaurante del puerto deportivo de Ribadeo (Lugo). Un encuentro —al que supuestamente iba a acudir también el rey Felipe VI— por el que se sienta ahora en el banquillo de los acusados ese joven bautizado después como el Pequeño Nicolás. La Fiscalía pide que se le condene a siete años de prisión.

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Desde este lunes, la sección 17 de la Audiencia Provincial de Madrid acoge el juicio contra Gómez Iglesias por el conocido como caso Ribadeo. El Ministerio público le imputa un delito de usurpación de funciones públicas, otro de falsedad en documento oficial y otro de cohecho activo. Según la investigación, el Pequeño Nicolás urdió un complejo plan para tratar de ganarse la confianza del empresario de Alsa. "Sin que conste con certeza si pretendía obtener de él un beneficio económico directo, ser asignado para algún tipo de intermediación en la adjudicación de alguna concesión pública u otra finalidad", matiza la Fiscalía en su escrito de acusación, donde describe detalladamente los pasos dados por el procesado para impresionar a Cosmen.

La trama arranca en el verano de 2014. Tras contactar varias veces con el presidente de la compañía de transportes, el Pequeño Nicolás logra cerrar una comida con él. Días antes del encuentro, alquila cuatro vehículos de alta gama con chófer y contacta con el Ayuntamiento de Ribadeo y la Policía Local, a los que convence de ser un enviado de La Zarzuela. Les cuenta que iba a producirse un importante encuentro entre Cosmen y una persona cuya identidad no se podía revelar "por razones de seguridad nacional". Aunque al restaurante y al empresario supuestamente ya les había dicho que iría Felipe VI.

Entonces, con todo ya listo, la función se pone en marcha el 13 de agosto. La comitiva de cuatro vehículos parte a las cinco de la madrugada del Paseo de la Habana de Madrid rumbo a Ribadeo. Según la Fiscalía, el Pequeño Nicolás contó con la colaboración de dos policías locales de Madrid, los también imputados Jorge González y Carlos Pérez, que le ayudaron en su plan. Los supuestos compinches simularon labores de vigilancia y escolta, y le entregaron sirenas del Ayuntamiento de la capital y acreditaciones falsificadas.

Mientras, en Ribadeo todos se habían preparado para la llegada del Rey. Un grupo de vecinos, encabezados por el acalde, recibió a la comitiva. Pero, decepcionados, vieron que del coche solo bajaba el veinteañero. "Tengo que reconocer que aquel día nos metió un gol", explicaba después el alcalde de la localidad, Fernando Suárez, que añadía: "Pero en Ribadeo comenzó la caída del Pequeño Nicolás".

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Porque esa ostentosa pompa que acompañaba a Gómez Iglesias levantó las sospechas de Cosmen, que salió de aquella comida muy escamado. Telefoneó a varios contactos de la vicepresidencia y de la Casa Real para preguntar por ese joven emisario. Y nadie supo decirle quién era. Eso sí, esas llamadas multiplicarían las preguntas sobre el Pequeño Nicolás y lo colocarían en el punto de mira del Gobierno y de las fuerzas de seguridad. Empezaron las pesquisas que lo cercarían en solo unos meses y lo situarían en otras farsas. Hasta que en octubre de 2014 se echaba el telón con su detención. Aunque, este lunes, vuelve a levantarse para continuar con la función. Si no se suspende el juicio después de que la abogada del Pequeño Nicolás decidiera renunciar "por presiones indirectas" hace apenas unos días, según la agencia Efe.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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