La Sinfónica recortará actividades si la Xunta no aumenta su aportación económica para 2020
El Gobierno gallego incumple desde 2011 el mínimo de fondos que establece el convenio que firmó Fraga con el Ayuntamiento de A Coruña
La Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) afronta la nueva temporada con nubes negras en su horizonte financiero. Su financiación arrastra una merma de ingresos que comenzó con la crisis y no crece suficientemente durante la recuperación económica. Los datos del Consorcio para la Promoción de la Música, el organismo creado por el Ayuntamiento que gestiona la Sinfónica, indican un incumplimiento de los compromisos de la Xunta de Galicia, con una deuda acumulada entre 2011 y 2019 que supera los cinco millones de euros. La aportación prevista por la Consellería de Cultura para 2020 es de 2,6 millones de euros, según confirma el departamento autonómico, 300.000 menos que lo comprometido en el convenio firmado en 2004.
En aquel acuerdo, el entonces presidente de la Xunta, el popular Manuel Fraga, y el alcalde socialista de A Coruña, Francisco Vázquez, establecieron los “mecanismos de colaboración y cooperación estables entre la Xunta y el Ayuntamiento" en el Consorcio. El pacto, por el que la Xunta entró a formar parte de este organismo, fijó una cantidad de tres millones para 2005 y determinó que “la cuantía a transferir en cada año" venidero no sería nunca "inferior" a esa cifra.
Como ese acuerdo no se ha cumplido, la OSG se ve forzada a restringir actividades del Coro, de la Orquesta Joven y del coro y orquestas infantiles. Según explica Jesús Celemín, concejal coruñés de Educación y Cultura, “hay muchísimas personas implicadas en el proyecto global". "Por eso yo no quiero renunciar a ninguna de las agrupaciones y quiero que la Xunta se dé cuenta de que está cometiendo un error tremendo. Porque no le hace daño al Ayuntamiento, hace daño a toda la ciudadanía y a todas las familias que no pueden desarrollar este potencial tan extraordinario que es la música”, señala el edil socialista.
Al bajar esas actividades se pierde parte de la enorme rentabilidad social del proyecto. Hace años una fuente de la OSG cifraba en unas 6.000 las personas implicadas, entre partícipes directos y sus parientes cercanos y amigos. Hay que contar asimismo con la Escuela Municipal de Música, “que también entra dentro del Consorcio”, subraya Celemín, o las becas de excelencia musical, que el concejal quiere extender de la ciudad “a toda Galicia, porque este es un consorcio a nivel autonómico”. La Consellería de Cultura, por su parte, defiende que su aportación para 2020 "supone un incremento aproximado de un 2,7%" con respecto a la de este año "para compensar el aumento de salarios en los trabajadores del Consorcio" y esgrime que desde 2009 ha aportado más de 28 millones.
Celemín espera que el Gobierno de España que salga del 10-N vuelva a implicarse. Su aportación -200.000 euros en el bienio 2007 y 2008- fue disminuyendo hasta desaparecer tras los 59.400 de 2012, por lo que “esos 300.000 euros anuales que faltan de la Xunta son indispensables”, aduce el socialista. Mientras las aportaciones de la Xunta se mantienen bajo mínimos, los gastos corrientes siguen subiendo. “145.005 más para pagar al personal del Consorcio, si se confirma la subida del 2% para los empleados públicos, o 10.687 más de alquiler del Palacio [de la Ópera], si se mantiene el IPC como el año pasado”, calcula Celemín.
El Palacio de la Ópera es una propiedad municipal gestionada por una empresa, Comar, “con un alquiler altísimo, en torno a los 900.000 euros/año", apunta el concejal de Cultura. "Son convenios que se hicieron en su día. Nosotros estamos ahora haciendo un estudio muy serio sobre qué vamos a hacer con él”, añade. De momento, la concesionaria ha restringido su uso a lo estrictamente pactado y ya solo ensaya allí la OSG; el resto de grupos lo hace en el Conservatorio Superior de Música. “Gracias a su director, Julio Mourenza, al que tengo que agradecer porque fue todo entendimiento y facilidades”, señala Celamín.
La aportación de la Xunta para 2020 es un jarro de agua fría ante el deseo de recuperar la deuda acumulada “para fortalecer la estructura”. Una deuda, declara Celemín, “que no es con el Ayuntamiento, que realmente es con Galicia entera porque en las diversas agrupaciones hay gente de Ourense, de Pontevedra, de Lugo y lógicamente de A Coruña”. Cree el concejal que “lo que falta es voluntad política".
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