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Regreso a Susqueda para delimitar el crimen

Mossos y una comisión judicial realizan una nueva prueba de sonometría para situar los disparos del doble asesinato

Mossos d'Esquadra en el pantano de Susqueda en la práctica de una prueba de la investigación.
Mossos d'Esquadra en el pantano de Susqueda en la práctica de una prueba de la investigación.EFE/DAVID BORRAT

Los investigadores del doble crimen de Susqueda volvieron este viernes al pantano para practicar una prueba que debía acotar el lugar del doble asesinato, puesto en duda por la defensa del abogado del único sospechoso, Jordi Magentí, en libertad provisional desde diciembre del año pasado. La Sección Cuarta de la Audiencia de Girona ordenó su puesta en libertad al resolver un recurso del acusado de la muerte de Marc Hernández, de 23 años, y Paula Mas, de 21, ocurrida el 24 de agosto de 2017. Los jóvenes acudieron al pantano a practicar piragüismo y sus familias denunciaron su desaparición poco después, al no dar señales de vida. Sus cuerpos, desnudos y con heridas por arma de fuego, aparecieron sumergidos en las aguas del pantano a finales de septiembre.

Los Mossos d'Esquadra, en su investigación, mantuvieron que el escenario del tiroteo fue la zona de La Rierica del pantano de Susqueda. La defensa lo puso en duda y planteó que el lugar hubiera podido ser la Platja dels Xinesos, donde apareció el coche de las víctimas cuatro días después de su desaparición. La Sección Tercera de la Audiencia insinuó, en un auto inicial que mantenía a Magentí en prisión, que se podía haber ampliado la prueba de sonometría que se practicó en La Rierica —en la que intervinieron los seis testigos que escucharon los disparos— a la Platja dels Xinesos. Y así lo solicitó el fiscal. Esa segunda prueba de sonometría se realizó ayer con una comitiva judicial integrada por la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Santa Coloma que instruye la causa, la letrada de la administración, Carles Monguilod, abogado de las familias de las víctimas y Benet Salellas, defensor de Magentí.

Todos ellos fueron trasladados por los agentes de la Unidad Acuática de los Mossos hasta la Platja dels Xinesos. Mientras, cuatro letrados de la administración se situaban en los puntos donde los seis testigos dijeron haber oído los tiros y el grito el día de los hechos. La prueba de sonometría consistía en averiguar si oían lo mismo que escucharon los testigos el 24 de agosto de 2017.

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Un agente de balística reprodujo ayer en la Platja dels Xinesos la secuencia descrita por los testigos: “tres tiros, un grito desgarrador y un cuarto tiro”. Para realizar la prueba, colocaron un maniquí con un chaleco anti-balas en una silla, profirieron un grito y efectuaron cuatro tiros desde unos 3 metros con una pistola de 9 mm, calibre compatible con las heridas de las víctimas. En los mismos lugares en los que dijeron estar los testigos —cuatro de ellos en Mas LLomà y dos más sobre la zona de La Rierica— se situaron ayer los representantes judiciales. Los que estaban en la zona de Mas LLomà no escucharon nada y el que sustituía a los senderistas oyó tres disparos, a lo lejos.

Concluida la prueba las partes hicieron interpretaciones opuestas de los resultados. El fiscal, Víctor Pillado, y el acusador particular descartaron que la Platja de los Xinesos fuera el escenario del crimen. “Si en Mas Llomà no se ha escuchado nada, es imposible que fuera este el lugar de los disparos”, argumentó el fiscal. Y añadió que los jóvenes fueron vistos a las 10.23 horas por la pareja de senderistas y que para llegar hasta la Platja dels Xinesos tenían hora y medio de camino por lo que hubieran llegado a mediodía. Sin embargo, los disparos mortales se produjeron entre las 11.20 y las 11.26 horas. Para Monguilod, se trataba solo de una prueba más que se deberán valorar.

El abogado del acusado concluyó que “el escenario continua abierto porque las cosas que pasan en la platja dels Xinesos se oyen en otros puntos del pantano”. En su opinión, tampoco quedó claro el número de disparos que escucharon. Por ello, concluyó que la prueba no era “objetiva” porque “oír un sonido es una percepción subjetiva”. En definitiva, consideró que tras la práctica de la sonometría “todo seguía abierto”.

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