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Radiografía del artista adolescente

El festival Puwerty visibiliza las creaciones de los más jóvenes en la Casa Encendida

Jóvenes artistas que participan en el festival de arte adolescente Puwerty, en La Casa Encendida y los comisarios. De izquierda a derecha, Zazi White, Rebe, Laura Nadeszhda, Ángel Aranda, María del Río y Marta Altieri.
Jóvenes artistas que participan en el festival de arte adolescente Puwerty, en La Casa Encendida y los comisarios. De izquierda a derecha, Zazi White, Rebe, Laura Nadeszhda, Ángel Aranda, María del Río y Marta Altieri.Samuel Sanchez

Para ellas, Instagram es el denominador común. Conocerse en persona es raro y ocurre con poca frecuencia. Esta red social es su fuente de inspiración, es su mesa de trabajo, su galería de arte, su sarao, su bar de moda. Marta Altieri (32 años), Zazi White (24 años), Laura Nadeszhda (29 años) y Rebeca Díaz, Rebe, (22 años) son cuatro de las artistas que participan en la tercera edición del Festival Puwerty, que nace de la combinación de las palabras poder y pubertad —Power y Puberty— y se celebra este sábado en la Casa Encendida (Ronda de Valencia, 2). 

María del Río y Ángel Aranda, ambos de 22 años, son los comisarios de este evento que llevan montando desde los 19 con la intención de dar visibilidad a lo que se cuece entre la gente más joven. “La intención es que venga un programador de Matadero de 40 años, que vea a Rebe, por ejemplo, y la contrate”, explica del Río. Sobre el papel, los participantes tienen entre 12 y 25 años. En la práctica “da igual la edad, lo que hacemos es buscar las cosas interesantes que están ocurriendo”. Y dan en el clavo. La cantante Nathy Peluso o el trío de madrileñas Las Cariño tocaron en el Puwerty hace un año cuando no las conocía nadie y ahora hacen giras por toda España y Latinoamérica. 

Las artistas del Puwerty son multidisciplinares. Fotógrafas, ilustradoras, fanzineras —autoeditan revistas que luego regalan a sus amigos—, hacen webcómics, podcasts, bedroom pop —música producida desde su habitación con medios propios, de baja calidad, muy intimista—, pinchan y, sobre todo, suben muchas Stories a Instagram. 

Las etiquetas limitan y ellas son inclasificables, "porque cuando se teoriza sobre algo, ya está muerto, como los hipsters o el trash, que están en caída libre", explican. Se mueven en el planeta de las subculturas. Algunas se identifican con los hikikomoris, porque se montan su vida sin salir de su habitación, solo con su conexión a Internet. Otras son  girly, porque reivindican la estética tradicionalmente asociada a la feminidad, "no como algo ñoño, sino como algo empoderante, que los demás no nos imponen", indican.

El arte que visibiliza el Puwerty es "muy nicho", una cultura muy específica que se gesta en el mundo virtual y que tiene pocas oportunidades de salir en formato físico. "La gente está muy preocupada por los jóvenes, hablan de nosotros como si fuéramos un grupo humano a estudiar, y no tienen ni idea de lo que nos gusta, por eso nos programan a Ketama o a Rozalén en los festivales donde esperan que aparezcamos", comentan los comisarios. 

Ellos, por su parte, intentan aportar "sangre nueva" al panorama, por eso buscan a sus artistas en las redes, desde donde luchan incansables contra la inmediatez que les impone el algoritmo de Instagram. "Todo el tiempo tienes que estar subiendo cosas, porque si no parece que vas a morir creativamente. Se acaba tu personaje, se acaba tu vida artística", explica Zazi White. Ella es paradigma de este nuevo tipo de artistas. Comenzó subiendo sus trabajos fotográficos, pero lo que marcó fueron sus looks de fantasía. "Todo el mundo sabe quién es Zazi", dice Rebe. En su caso, no hay distinción entre su trabajo y su persona virtual. "A mí se me conocía por mi Instagram y desde hace un año por mi música". Y no le va nada mal: para su último concierto, en la sala El Juglar, no quedaban entradas. "Yo ya no hago conciertos si no voy a cobrar un mínimo", explica. 

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Sin embargo, el arte no les da lo suficiente para vivir a ninguna. Aunque tampoco quieren. Altieri, por ejemplo, ofrece sus webcómics gratis. "Vivir solo de mis momentos creativos me generaba mucha ansiedad, así que me busqué un trabajo que me permite conciliar", explica. A ella le llegó la fama con su webcómic Joselito, que dista mucho de otros que circulan por Internet. "Es un cómic en HTML que mezcla muchas movidas: memes, gifs, ilustraciones, vídeos de YouTube... así explico la vida de Joselito como una telenovela, un chaval obsesivo de las redes sociales, de los Stories, de la chica que le gusta... Es bastante autobiográfico", comenta. 

El arte adolescente es autoproducido y autoeditado. "Autoexplotado", añade Nadeszhda. "Poder hacerlo todo tú misma es muy inspirador, por eso la escena está tan viva. Pero ante esta sobreexposición de estímulos es mucho más difícil destacar, Instagram es un arma de doble filo".

Poder y pubertad, día y noche

Puwerty 2019 se estrena con dos talleres. Marta Altieri impartirá el de iniciación al cómic virtual e Inés Cardó, realizará otro sobre collage e identidad a partir de autorretratos, ambos comienzan a las 17 horas. A partir de las 18.15, Rebe, Zazi White y Laura Nadeszhda debatirán sobre la construcción de la identidad virtual. A las 19 horas, Rebe, acompañada de guitarra, cerrará la jornada. El turno de noche lo inaugura el artista más joven del cartel: Rojuu, trapero de 16 años. El broche lo pone Luna Ki a las 21 horas. La musa de adolescentes que con su tema Septiembre acumula más de 3 millones de reproducciones cerrará el festival hasta el año que viene en La Casa Encendida. El precio son 3 euros por jornada.

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