La Comunidad de Madrid favoreció a los músicos de los centros de la capital en la polémica oposición a catedrático
La consigna era clara y fue repetida abiertamente por muchos en claustros y pasillos: "Hay que blindarse frente a los de fuera"
La Comunidad de Madrid y sus conservatorios superiores defienden la limpieza de las controvertidas oposiciones del mes pasado a catedrático de música, pero 10 meses antes se tomó una decisión claramente endogámica: eliminar la competencia de catedráticos del resto de España al negarles la oportunidad de aspirar a esas plazas.
La consigna era clara y fue repetida abiertamente por muchos en claustros y pasillos: "Hay que blindarse frente a los de fuera". Lo afirma media decena de profesores que tienen conocimiento directo de cómo se gestaron las primeras oposiciones al cuerpo de catedráticos de Música y Artes Escénicas en 30 años, un proceso plagado de quejas por opacidad, favoritismos e irregularidades.
A los directores de los centros superiores implicados -música, danza y canto-, les preocupaba que se estaba formando una "legión" de nuevos profesores catedráticos nombrados por otras comunidades, describen estas fuentes que piden anonimato para evitar represalias. Comenzando por Asturias en 2014 otras regiones convocaron oposiciones, descongelando unos puestos que también llevaban décadas bloqueados: Andalucía, Valencia, Murcia, Galicia y Navarra. Estos catedráticos suponían una amenaza para decenas de profesores en Madrid con una situación inestable, acumulando renovaciones durante años.
Por ello la Comunidad y los centros pusieron en marcha sus propias oposiciones y cerraron la puerta a los de fuera en el obligatorio anuncio de concurso de traslado de ámbito estatal del curso 2018/19, una oferta que por ley debe publicarse cada dos años.
Los listados de vacantes de este año, publicados en el BOE y el BOCM regional, son una larga lista de ceros junto a las especialidades, en materias como guitarra, clarinete o canto. En la práctica eso suponía que los músicos locales tendrían menos competencia en la futura oposición: decenas de nuevos catedráticos decían adiós a su única opción de trabajar en Madrid porque la ley les impide competir otra vez en unas oposiciones que ya ganaron en otra comunidad autónoma.
Esconder las necesidades de empleo público en los concursos de traslado es una práctica habitual de las comunidades autónomas para proteger sus intereses, no solo en el ámbito de la música, según juristas consultados. Ganar un recurso de este tipo es complicado porque los jueces permiten gran discrecionalidad a la administración para determinar sus necesidades. Pero la protección del territorio propio en medio de la polémica por las oposiciones pone en cuestión la justicia de los resultados.
Las oposiciones, un total de 95 plazas, estaban abiertas a músicos no catedráticos de todo el país y Europa pero muchos de los tribunales que examinaron decenas de especialidades estaban formados por profesores de los centros madrileños, compañeros de los opositores a los que juzgaban.
La oposición se desarrolló en dos fases, una primera de 46 cátedras por promoción interna para funcionarios, y otra segunda de 49, con pruebas que tuvieron lugar en julio. 288 opositores concurrieron a estas plazas. Muchos han recurrido los resultados. "Un 80% de las plazas estaban asignadas. Era un secreto a voces", dicen fuentes en Madrid de CCOO, el sindicato mayoritario, que se hace eco de la indignación de los músicos. Uno de los tribunales, el que examinaba las especialidades de cuerda, fue disuelto tras disputas entre los miembros. Esa oposición se repetirá en septiembre.
La Comunidad responde que no está obligada a convocar concursos de traslado de ámbito estatal. Un portavoz desvía la responsabilidad: "Se echa en falta voluntad del gobierno central de hacer que las Comunidades Autónomas convoquen concursos de traslados para favorecer la movilidad".
El cuadro descrito por una quincena de músicos consultados es el de un sector de conservatorios balcanizado donde cada comunidad autónoma protege su territorio, algunas con lengua propia exigiendo la competencia lingüística.
"Nos vamos cerrando en 17 cotos", dice el madrileño Manuel Martínez Burgos, de 48 años, catedrático de composición en Asturias. "Eso empobrece el arte".
Martínez Burgos trabajó durante 15 como profesor en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid hasta que ganó su cátedra en Asturias. Ahora dice que no tiene especial interés en volver a Madrid así que no se considera afectado por el cierre de plazas en el concurso de traslado.
Otro músico de fuera de Madrid, el andaluz Miguel Ángel Rodríguez Laíz, cree que los centros de Madrid se sentían obligados a ofrecer una oportunidad de cierta estabilidad a su plantilla. En algunos centros como el conservatorio de música la tasa más del 80% de los profesores se encontraban en comisión de servicio. "¿Te imaginas qué sentimiento hubieras tenido si tras 10 o 15 años inestable salen plazas de acceso libre y no te dan ventaja?".
Este catedrático de piano del Real Conservatorio “Victoria Eugenia” de Granada dice que no tenía interés en optar a plaza en Madrid pero sabe de otros catedráticos que sí habían expresado ese deseo y se vieron afectados por el bloqueo en el concurso de traslados.
Un máster de tres meses
La sequía de tres décadas sin convocatorias de oposiciones de catedráticos había generado mucha tensión en Madrid y otras comunidades. Cuando Asturias abrió la veda, el resto de regiones se activaron. En los claustros trimestrales de profesores en los centros de Madrid el tema estrella fueron las oposiciones venideras, según los docentes consultados.
En Madrid, los equipos directivos alertaron a muchos profesores sin plaza fija de que debían ponerse las pilas. Muchos no cumplían con ciertos requisitos básicos como tener un máster, así que el conservatorio superior de música y la escuela superior de canto diseñaron en 2017 junto a la Universidad Rey Juan Carlos un máster exprés de tres meses, según una cadena de correos electrónicos a la que ha tenido acceso este periódico.
En los correos, sobre los que reportó el diario digital Vozpópuli, el jefe de estudios del conservatorio de música Francisco Luis Santiago indica a los profesores que el máster iba a durar solo tres meses, de septiembre a diciembre, a tiempo para que tuvieran todo en regla para la oposición. Las clases iban a tener lugar viernes, sábados y domingos.
El máster desató el conflicto. Los profesores inadmitidos, que veían que quedarían sin opciones en la futura oposición, denunciaron la situación y el Consejo de Gobierno de la Rey Juan Carlos anuló el plan del máster exprés.
Una profesora del conservatorio de música dice que el proceso se hizo mal desde un primer momento: "Todo ha sido endogámico, una chapuza de principio a fin".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.