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Dirigir en Viena no sirve para ser catedrático en Madrid

Las oposiciones en conservatorios perjudican a músicos como el director de orquesta José de Eusebio, rechazado a pesar de su reconocida trayectoria internacional

Fernando Peinado
José de Eusebio, director de orquesta que está recurriendo las oposiciones del conservatorio de Madrid, entrevistado en la Redacción de EL PAÍS
José de Eusebio, director de orquesta que está recurriendo las oposiciones del conservatorio de Madrid, entrevistado en la Redacción de EL PAÍS Alex Onciu

Es la cuarta vez que José de Eusebio fracasa en su intento de conseguir una plaza en el sistema de enseñanza pública superior de música en España y se le ha acabado la paciencia. Pocos en un mundillo tan pequeño y endogámico se atreven a dar la cara pero este director con experiencia en el circuito internacional ha decidido que ya no tiene nada que perder tras su último intento fallido, el mes pasado la oposición a catedrático en el Conservatorio de Madrid.

En esta última oposición no le ha servido de nada su trayectoria porque solo era tenida en cuenta si aprobaba antes los exámenes en los que tiene un fuerte peso el aspecto pedagógico. Es un sistema de selección que pone obstáculos semejantes a otros encontrados en la Universidad española para contratar a investigadores extranjeros. El modelo es opuesto a cómo son reclutados los profesores de música en conservatorios europeos y de Estados Unidos, donde sus dos nominaciones a los Grammys o sus grabaciones de discos con Plácido Domingo servirían para abrir puertas.

“¿Quién quieres que te enseñe a operar a corazón abierto?, ¿Alguien que es un teórico o una persona que pertenece al mundo real?”, se pregunta De Eusebio, madrileño de 52 años. Al final un sistema que limita la entrada de maestros con experiencia internacional acaba desanimando a los alumnos, dice De Eusebio. "Los estudiantes buenos huyen", advierte.

De Eusebio se ha desempeñado como director freelance actuando en algunos de los escenarios de mayor prestigio internacional, como el Musikverein de Viena, la Metropolitan Opera de Nueva York o el Teatro Bolshói de Moscú. Ha grabado 26 discos y ha sido nominado a los Grammys en dos ocasiones (ganó un Grammy Latino en 2001 al mejor álbum de música clásica y fue finalista en 2007 a los Grammys anglosajones por el mejor disco de ópera). Mundialmente se le conoce por haber rescatado parte de la obra olvidada del compositor Isaac Albéniz.

Su crítica es compartida por muchos músicos españoles. “En Europa si no tienes una carrera de alto nivel ni siquiera te consideran”, dice Arturo Tamayo, director de orquesta que ha dado clases en Alemania, Austria, Suiza y España. “La técnica base de la dirección orquestal es muy simple y para explicarla no se necesita ser ninguna lumbrera musical. La aplicación de estos principios a la práctica es imposible comunicarlos, cuando un candidato no posee la experiencia necesaria y suficiente”, añade Tamayo, que en 2002 fue galardonado con el Premio Nacional de Música. 

De Eusebio aprobó la parte de redacción de un ensayo teórico con un 7,1 y sacó un 4,5 en los ejercicios de la parte práctica de dirección, pero suspendió con un 3,5 en las pruebas de capacitación pedagógica. Al no haber superado esa parte didáctica, no fue tenida en cuenta su trayectoria profesional, que solo hubiera contado un 20% de la nota final. Antes de esta oposición había perdido plazas en conservatorios en tres ocasiones, dos en el Musikene del País Vasco (una de ellas anulada por el juez) y otra en Andalucía. Sin embargo, en Nueva York sus credenciales le sirvieron para dar clase en la prestigiosa Manhattan School of Music. "Les valió saber que tenía nominaciones a los Grammys", dice él. "Allí eso es tan importante que los músicos lo ponen en sus tarjetas de negocio".

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Las quejas de De Eusebio no se limitan al diseño de las oposiciones en España. Cree que las pruebas de Madrid estaban amañadas. Las oposiciones a catedrático a las que se presentó en Madrid tenían carácter histórico por ser las primeras en tres décadas para esa categoría pero han provocado un monumental dolor de cabeza para la Comunidad de Madrid, la administración responsable.

Las pruebas han sido objeto de denuncias y recursos por otros opositores, que han señalado irregularidades de forma en la composición de los 17 tribunales que examinaban especialidades tan diversas como guitarra, piano o canto. También se han dado casos de puntuaciones que los recurrentes aseguran son descaradamente “injustas”. La Consejería de Educación ha expedientado al tribunal de instrumentos de cuerda y enviado a la Fiscalía los indicios de arbitrariedades en las calificaciones.

De Eusebio competía en su especialidad contra otros ocho opositores por una sola plaza que ha sido ganado por el músico valenciano Juan Luis Martínez Navarro, director de orquesta en el Conservatorio Superior de Música de Aragón. Ha anunciado un recurso de alzada, ante la Comunidad, y una denuncia ante la Fiscalía para que se abran acciones penales.

Critica que solo había dos directores en el tribunal de cinco miembros que le evaluó y que ambos examinadores tenían una experiencia que él considera muy inferior a la suya. Se trata de los catedráticos Juan Pablo Hellín Chaparro, director de la banda de música del Conservatorio de Castellón, y Ramón Ramírez Beneyto, director del centro instructivo musical del distrito de Benimaclet, en Valencia. “Son como entrenadores de fútbol de juveniles”, dice De Eusebio. “Si ese es el nivel para Madrid ya has definido a la perfección las aspiraciones de esta Comunidad”. Esos dos mismos examinadores le habían suspendido también en la oposición que perdió en Andalucía, el año pasado. EL PAÍS trató de recabar sin éxito la versión de estos dos miembros y del presidente del tribunal, el pianista Francisco José Segovia. El ganador de la oposición declinó hacer declaraciones.

La Comunidad de Madrid defiende que los dos miembros del tribunal cuestionados por el opositor suspendido tienen “reconocida experiencia”. “La designación de los componentes de los tribunales se ha hecho amparándose en la normativa”, dijo un portavoz de la Consejería de Educación. “Su composición se ajusta a los principios de imparcialidad y profesionalidad de sus miembros”.

De Eusebio no ha podido conocer el desglose de todos sus ejercicios, que incluían la dirección de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM) y demostraciones de su capacidad pedagógica. De Eusebio no entiende que en la era de la transparencia se escondan esos detalles, pero el gobierno de la región de Madrid alega que la ley no les obliga. El público puede asistir a las actuaciones de los opositores pero sus ejercicios no son grabados por lo que es difícil para los terceros hacer un juicio a posteriori.

De Eusebio muestra un mensaje de WhatsApp en el que uno de los miembros de la ORCAM, que dirigió durante el examen, expresa indignación por el resultado de la oposición y le elogia. “Estas obras parecen estar escritas para que las dirijas!!!”, le dice este músico.

Pero otro miembro de la orquesta contactado por este periódico, que pidió no revelar su nombre para no afectar a su imagen en el pequeño sector, dice que ningún examinado fue brillante. “Nos sorprendió el bajo nivel de todos, sin excepción”. De todos modos, le da toda la razón a De Eusebio en su queja a un sistema de selección “que aboca a la mediocridad”, según él. “Puedes ser Karajan (el mítico director austríaco) pero da igual”.

La Comunidad defiende su sistema

La Comunidad de Madrid defiende el sistema de selección de catedráticos y niega que haya habido irregularidades en la oposición de director de orquesta. “La oposición cuenta con una fase práctica, pero también con otra fase en la que se evalúa la aptitud pedagógica de los opositores, puesto que las plazas van dirigidas para ser catedráticos, y no se evalúa exclusivamente la capacidad y experiencia en la dirección de orquesta, sino también la imprescindible acreditación de experiencia y formación docente”, dijo a este periódico un portavoz de la Consejería de Educación. Arturo Tamayo, el Premio Nacional de Música, discrepa. Dice que en el Conservatorio de Viena la técnica elemental ni siquiera la enseña el catedrático, sino un asistente: “La experiencia debería pesar más que la capacidad de dar clase”.

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Fernando Peinado
Es reportero de la sección de Madrid desde 2018. Antes pasó ocho años en Estados Unidos donde trabajó para Univision, BBC, AP y The Miami Herald. Es autor de Trumpistas (Editorial Fuera de Ruta).

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