“Con las diputaciones hay que hacer de la necesidad virtud, como decía Descartes”
José Martí es el primer presidente socialista de la Diputación de Castellón en 24 años
Un profesor de filosofía y alcalde de pueblo llega a la plaza de Las Aulas, sede de la Diputación de Castellón. Docente en el instituto Penyagolosa de la capital más de tres décadas, José Martí irrumpe en la presidencia provincial rompiendo el orden natural académico: el profesor releva al alumno, Javier Moliner (PP), su predecesor. Alcalde de Sueras, un pueblo de 520 habitantes en plena Sierra de Espadán, Martí es ya el 55º líder provincial. El segundo socialista, tras Francisco Solsona, en toda la historia de la institución. Su reto: combatir la despoblación y hacer de la diputación un “ayuntamiento de ayuntamientos”.
Pregunta. Tras 24 años de hegemonía popular, 16 con Carlos Fabra y ocho con Javier Moliner, ¿le da vértigo el reto?
Respuesta. Responsabilidad. Vértigo no. Para un municipalista como yo, que vengo de una alcaldía desde hace muchos años, es un reto. Ser presidente de la diputación me parece una de las oportunidades que cualquier político más agradecería.
P. De Solsona, último líder provincial socialista, destaca su capacidad para abrir caminos y oportunidades. ¿Cuáles abre usted?
R. Marcó una idea de diputación que es la que queremos continuar. No una diputación como ha sido estos años: un contrapoder. No vamos a hablar de una diputación supramunicipal, tiene que ser intermunicipal. Aquí los protagonistas van a ser los municipios.
P. “Soy un profesor de filosofía, un alcalde de pueblo y un socialdemócrata”. ¿Qué va a dar de sí esta mezcla?
R. Ya dije que esperaba que no fuera explosiva (risas). Soy ahora, utilizando términos filosóficos, presidente de la diputación. Sustancialmente he sido siempre un profesor de filosofía muy preocupado en que ésta esté en la calle, y la política me da una oportunidad para conseguirlo porque tiene una esfera pedagógica. Luego está la dimensión de alcalde de pueblo. Precisamente la apuesta del partido socialista es esta: ¿por qué no puede ser presidente de la diputación un alcalde de pueblo? Seguramente el sentido último de una diputación, que es ser ayuntamiento de ayuntamientos, alcanza su verdadera dimensión cuando es ayuntamiento de ayuntamientos de pueblos pequeños. Ahí es cuando puede desarrollar toda su potencialidad.
P. Ha sido profesor de su predecesor, Javier Moliner. ¿Cómo era en clase?
R. Muy buen alumno. Se le veían maneras. Preguntaba e incluso disentía del profesor, que siempre está bien. Le ha dado una dirección nueva a la diputación respecto a la otra etapa oscura. Ha habido un tiempo de (Carlos) Fabra y un tiempo de Moliner.
P. De él alaba su predisposición al pacto y al consenso, y lo define como pacificador de la institución tras tiempos difíciles. ¿Mantendrá esta vocación de diálogo?
R. Por supuesto. En mi pequeño ámbito de actuación como ha sido el ayuntamiento de Sueras o la Mancomunidad Espadán Mijares, que he presidido el último mandato, mi idea es contar con todas las fuerzas políticas, consensuar, pactar. Además la ciudadanía no quiere que los políticos estemos continuamente tirándonos los trastos. Si nos creemos nuestra virtualidad de servidores públicos, estamos para solventar problemas. Se me viene el alma abajo cuando el CIS dice que somos el segundo problema de los ciudadanos. Nos lo tenemos que mirar.
P. Hablando de pacificar… Abordar la división interna en el PSPV tras el proceso de elección de los diputados provinciales será una de las tareas inmediatas…
R. Sí, sí, por supuesto. Estos procesos siempre llevan disensiones. Pero ha sido algo puntual, y tal vez ha tenido una dimensión externa más que interna. Es verdad que hay sensibilidades que no se han visto satisfechas pero yo nunca he roto el diálogo. Haremos todo lo que podamos y más para coser, y que quienes se han visto postergados entiendan que la diputación cuenta con ellos y que vamos juntos hacia ese nuevo modelo.
P. Primer presidente provincial que llega de la alcaldía de un pueblo pequeño y que no es concejal del ayuntamiento de la capital. ¿En qué más va a notarse ese cambio?
R. Ya se ha visto en las primeras decisiones. En una cuestión de austeridad y de dedicación. Hemos mantenido los sueldos anteriores pero aumentando las dedicaciones. Me extrañó que con toda esa defensa que hacía el PP de la provincia y la diputación no hubiera nadie del partido con dedicación exclusiva en esta casa. Eso ya no va a ser así. La mayoría de diputados tendrá dedicación exclusiva. Y también el personal eventual, los asesores, porque parece ser que a algunos por aquí ni se les conocía.
P. Luchar contra la despoblación y el destino de la España vaciada es el eje principal de su mandato. ¿Con qué fórmula?
R. Todas las administraciones tienen que estar activas en este tema. A nivel provincial por supuesto y autonómico también. Pero hay otro nivel que es el estatal y el europeo incluso, porque el problema es de tal magnitud que si no es desde el trabajo colectivo no se le puede hacer frente. Desde Europa podríamos conseguir más e instaré a los técnicos a que centren esfuerzos para acceder a más ayudas de la UE.
No es la solución, pero una posibilidad es la discriminación positiva en temas fiscales respecto a quienes viven e invierten en los pueblos. Y crear trabajo, infraestructuras, vías de comunicación y superar la brecha digital. En nuestro ámbito, el objetivo es crear bienestar y calidad de vida: que nadie por vivir en un pueblo no tenga los servicios fundamentales. Ha habido medidas muy positivas del anterior gobierno como las unidades de respiro, y no sólo vamos a mantenerlas, sino a reforzarlas y ampliarlas, sobre todo atendiendo a personas mayores o parejas jóvenes. Hay posibilidades de revertir esta tendencia mundial. Sería catastrófico que este magnífico interior que tenemos en Castellón se nos quedara vacío, solo y despoblado.
P. También reivindica un cambio cultural respecto a cómo se percibe lo rural.
R. En filosofía se llamaba la vía negativa, pero más que hablar negativamente de la despoblación hay que cambiar la dirección de la mirada respecto a lo rural, hablar de una nueva ruralidad. Verla no sólo como lo agrario, sino identificarla con bienestar, calidad de vida, salud, servicios.
P. ¿Cómo se activa esta maquinaria?
R. Esa es la cuestión. Siempre digo que ese cambio de mentalidad nos lo tenemos que creer sobre todo las personas que vivimos allí. Tenemos que convencernos de que el valor agrario rural está casi desaparecido y sin embargo emerge el valor salud, el senderismo, el contacto con la naturaleza, el deporte. Sobre esos nuevos pilares tenemos que trabajar.
P. ¿Cómo se convence a quienes piensan en la rentabilidad de servicios ciñéndose únicamente a criterios demográficos?
R. Se convencen si hay gente en el pueblo que permita que la panadería y el hotel rural o el restaurante puedan subsistir, pero la vía de las subvenciones nunca puede ser la vía definitiva. La educación y la sanidad son básicas y eso lo tenemos. La apuesta de la Generalitat de no cerrar ninguna escuela me parece clave. En servicios sociales y atención a la tercera edad se ha hecho mucho y se puede seguir haciendo más. No se podrá construir una residencia en cada municipio, pero sí lograr que una persona mayor, mientras pueda, no salga de su pueblo ni de su casa. Hagamos lo posible para que en el interior, los servicios que se dan en una residencia, siempre que no sean grandes dependientes, se den desde el mismo pueblo. Hacer un pueblo hábitat, un pueblo residencia con ayuda a domicilio, comedor, fisioterapia. Este es uno de los pilares de mi programa municipal de Sueras y quiero traerlo aquí para estudiarlo.
P. “El municipio es la gran escuela de la política”. ¿Qué le ha enseñado ser alcalde de Sueras?
R. Estar cercano a la gente. Para el político lo fundamental es que la gente te sienta próximo. Eso si eres alcalde de pueblo lo aprendes muy pronto, porque de alguna manera lo somos para todo, 24 horas. La gran escuela de la política es ser concejal o alcalde de un municipio, porque estamos en la línea de fuego.
P. Su discurso de investidura estaba plagado de ellas. ¿Habrá muchas alusiones filosóficas también en sus intervenciones plenarias?
R. Siempre que pueda (risas). Alguien me dirá que soy un pesado pero al final la filosofía es un ars vitae que decía Séneca, un arte de la vida. Nos ayuda a vivir, porque la racionalidad y el sentido que le debemos dar a todas las cosas debe estar presente ahí. Sigo siendo un enamorado de la Ilustración y de la Modernidad. Son los valores que aún hoy continúan teniendo sentido: libertad, igualdad, solidaridad…
P. Dice que la filosofía aporta capacidad de diálogo, reciprocidad y empatía. ¿Va a necesitar estos valores para afrontar entuertos como el del Hospital Provincial?
R. Crear sinergias es clave. Entre administraciones no hay enemigos ni contrapoderes. La gestión del Hospital Provincial es de la Generalitat y vamos a colaborar con ella. La sanidad no es una competencia municipal. No vamos a hacer nada sin contar con el Consell y con quienes trabajan en el centro. El hospital se ha creado un gran prestigio como referente en oncología, oftalmología y psiquiatría, y mantener esto vale la pena.
P. ¿Tiene filósofo de cabecera?
R. Sí, claro. Immanuel Kant. Y el que es el kantiano moderno que es Jürgen Habermas. Soy un kantiano-habermasiano. Habermas es el gran impulsor de la ética discursiva, la ética del diálogo… Un filósofo vivo, el gran teórico de la socialdemocracia.
P. Su partido ha defendido varias veces la desaparición de las diputaciones. ¿Cómo lleva esto un presidente provincial socialista?
R. El debate siempre ha estado ahí, pero el partido tampoco ha hecho nunca una declaración absoluta sobre esto. Siempre se ha hablado de modelos de diputación. En mi investidura lo dije, usando una cita filosófica de Descartes en El discurso del método que dice que hay que hacer de la necesidad virtud. Con las diputaciones, lo mismo. La provincia y la diputación están ahí y hemos de partir de ellas. Mi posicionamiento ha ido evolucionando. En el reto de luchar contra la despoblación, desde mi partido cada vez tenemos más claro que un elemento fundamental es tener unas diputaciones bien gestionadas y claramente orientadas a solventar estos problemas y con esa perspectiva de intermunicipalidad, de concertación. Las diputaciones pueden hacer un gran servicio aquí.
P. Siempre ha estado en la trastienda política, curtido en lo municipal. ¿Se ve líder?
R. (risas) Siempre estaba en todo y al final nunca he estado en nada… o sí que estaba: estaba de alcalde de mi pueblo y de director de instituto, que son dos ámbitos que han llenado mi vida. Me veo como presidente de la diputación. Como un obrero que quiere trabajar para hacer una nueva diputación en Castellón.
P. ¿Qué prefiere, Pepe o José?
R. Dudo ahí, porque en las distancias cortas, en mi pueblo, soy Pepe. Pero luego hay otra referencia importante que es la del valenciano y libertador de Cuba José Martí… Y al final decidí que en lo institucional me quedo con José. Me identifico y me gusta.
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