La presión de Colau saca a los manteros a la calle
El Consistorio anuncia una campaña para evitar que los clientes compren en este tipo de negocio
Unos 300 manteros recorrieron este viernes las calles de Barcelona al grito de “¡papeles para todos!” y “¡ninguna persona es ilegal!”. Protestaban por la asfixia a la que les ha sometido el Ayuntamiento, después de saturar con policía, de nueve y media de la mañana a diez de la noche, las zonas donde venden productos a los turistas de manera irregular. La segunda teniente de alcalde, Janet Sanz, aseguró que se verá con ellos, tal y como piden, pero no dijo cuándo. El Consistorio anunció una campaña para evitar que los clientes compren en este tipo de negocio.
No es la primera vez que la policía actúa contra los manteros, pero sí es la primera vez que lo hace con tanta perseverancia. Desde el lunes, no logran vender prácticamente nada ni en el frente marítimo, ni en plaza de Catalunya ni en paseo de Gracia. Las patrullas levantan todas las mantas que ven. Aunque por ahora evitan requisarles el material, que es lo que acostumbra a provocar más enfrentamientos.
“Sobrevivir no es un delito”, se podía leer en una de las pancartas que el colectivo desplegó a las seis y media de la tarde, frente al paseo de Joan de Borbó, donde se mantiene el mayor despliegue policial porque es el lugar donde habitualmente se instalaban los manteros. Inicialmente, los manifestantes se adentraron hacia el paseo, lo que conllevó diversos movimientos de las furgonetas policiales y los coches de la Guardia Urbana.
Pero finalmente, los vendedores ambulantes y las personas que les dan apoyo giraron y se dirigieron hacia la plaza de Sant Jaume de Barcelona. Una vez allí, pasadas las siete de la tarde, esperaban poderse ver con Janet Sanz, algo que finalmente no ocurrió. La segunda teniente de alcalde ya ha avisado de que no pactará horarios ni ubicaciones con ellos.
Sin un lugar donde colocar la manta
A las tres de la tarde, un pequeño grupo de manteros se refugia en el metro de la Barceloneta de la ciudad. Llevan consigo la manta y están a la espera de poder salir y colocarse en algún hueco. Ya lo hicieron el día anterior y al final un grupo de Mossos les pidió que se retirase. Al final, hoy no se atreven a hacerlo y se quedan en el metro matando las horas.
Un pequeño grupo de menos de medio centenar de manteros han logrado ponerse de vez en cuando cerca del Moll de la Fusta. Lo hacen cuando acaba el dispositivo policial en contra del top manta, a las diez de la noche. Pero entonces ya casi no quedan turistas, se quejan los manteros, que aseguran que tampoco pueden irse a otras ciudades costeras porque ya están saturadas.
“A Janet Sanz le queremos transmitir que sin un contrato laboral de un año, ni siquiera podemos alquilar una casa”, explicó Lamine Suur, portavoz del sindicato de manteros, que lidera la interlocución con el Ayuntamiento. “[Colau y Collboni] están jugando a una sola carta, solo piensan en los votos. Esto no es inteligente, el dinero que invierten en la propaganda contra los manteros que pondrán en los buses podrían invertirlo en programas sociales”, añadió.
Su intención es “hacer presión” para que el Gobierno central “derogue la ley de Extranjería”. El miércoles, otro grupo de manteros ya se presentó ante el Ayuntamiento de Barcelona y pidió cita con Colau. Entonces explicaron que querían la solidaridad de las personas, que entendiesen que sin poder poner la manta no tenían manera de ganarse la vida.
Desincentivar la compra
Mientras Sanz afirmaba que se vería con los manteros, el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, anunció la puesta en marcha de una nueva campaña, denominada “Compra legal”, especialmente orientada a los turistas de la ciudad: se difundirá en cuatro idiomas a través de la megafonía del metro, las marquesinas de los autobuses urbanos y más de 6.000 carteles exteriores. El objetivo es que dejen de comprar productos a los manteros y durará hasta septiembre.
Collboni recordó que el Ayuntamiento de Barcelona tiene potestad para ejercer sanciones de hasta 500 euros por la compra en puestos de venta ambulante. Y justificó la medida al asegurar que los manteros “suponen un problema de competencia desleal” para el comercio legal de la ciudad.
El primer teniente de alcalde vinculó también el top manta con la “crisis de inseguridad” que según él persiste en Barcelona. “Hay que preservar la actividad legal de la gran mayoría de los comerciantes que siguen las normas, pagan impuestos y generan riqueza y puestos de trabajo para la ciudad”, afirmó Collboni. “No podemos permitir un uso del espacio público monopolizado por la actividad ilegal, que ponga en riesgo la convivencia y se cronifique”, añadió.
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