RCR construye un bosque de papel en el Arts Santa Mònica
La instalación acompaña a su proyecto para la Bienal de Venecia de Arquitectura de 2018
“Fuimos a Japón por primera vez en 1990, cuando éramos unos jóvenes con poca experiencia, y nos removió todo. Desde entonces, siempre hemos estado acompañados de esa experiencia. Hemos vuelto muchas veces, pero cuando nos dijeron que la ceremonia de entrega del premio [el Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura que recibieron en 2017] era en Tokio, cuando podría haber sido en otro lugar del mundo, imaginaros lo que representó para nosotros. Fue como cerrar un círculo”, explica Rafael Aranda, una de las tres patas del taller de arquitectura RCR, junto a Carme Pigem y Ramon Vilalta, durante la presentación de la exposición RCR. El sueño de la vila, que abre sus puertas en el claustro del Arts Santa Mònica de Barcelona hasta el 2 de agosto.
Sencillos y minimalistas, el famoso trío de arquitectos ha creado un sutil bosque a partir de 13 enormes columnas formadas con 25 hojas de papel —todos de la misma medida, 144 por 33 centímetros— colgados de finos hilos. “Son frágiles hojas creadas a mano en Japón por la sexta generación de la misma familia. Han viajado doblados en avión en una maleta, pero una vez pintadas de forma libre con manchas de colores que traspasan las dos caras y desplegadas, crean arquitectura y espacio por el que se puede deambular. Es mágico, no pesan nada, parecen que se deshace, pero tienen una capacidad de transformarse y de expresión muy grande”, prosigue Pigem. “Son enormes árboles, pero también podrían ser columnas, una sala hipóstila”, apunta Aranda.
Las columnas están junto a una enorme pantalla en la que se proyecta Nuvolina, de Hisao Suzuki y Júlia de Balle, que traslada al visitante a los dos mundos que forman parte de la inspiración de estos creadores: el municipio japonés de Yoshino y La Vila, la finca situada en La Vall de Bianya (La Garrotxa) en la que los tres arquitectos despliegan su filosofía sobre la arquitectura creando “un centro de creatividad compartida que aspira a potenciar valores esenciales”.
Danza para concienciar sobre el espacio
Según explicó Rafael Aranda, de forma paralela a la exposición, a partir del 15 de julio se llevará a cabo una nueva edición de los talleres de verano, los Summer Workshop, que organizan RCR en su taller. Este año participarán 120 personas de 26 países. Entre las novedades, un taller de danza. “Se trata de reflexionar sobre el movimiento del cuerpo dentro del espacio. Hemos notado que los arquitectos en estas aproximaciones al espacio se encuentran muy agusto, descubren el espacio de una forma que no se pueden imaginar, toman conciencia del espacio que les envuelta”. Todo podrá seguirse por streaming.
“Cuando fuimos a recoger el Pritzker teníamos muchas ganas de conocer esta comarca de Japón, una zona de bosque en la que pensamos que está la esencia de la cultura nipona. A través de la madera que obtienen por la gestión del bosque, llevan 500 años seleccionando los troncos más largos y rectos, sin nudos, con los que han levantado las construcciones de madera más altas del mundo. Tras la visita comprobamos lo relacionada que está esta comarca japonesa con la nuestra. Tienen unas dimensiones y vegetación muy parecidas, con predomino de bosques de arces. En los próximos meses se hermanarán las dos comunidades. El papel procede de este bosque que se ha trabajado con la intención de crear este espacio y una escenografía en la que contrasta la fragilidad del papel con la fuerza del bosque y la esencialidad de la naturaleza como fuente de inspiración”, continua Ramon Vilalta.
La instalación, creada específicamente para este espacio, pero que podrá adoptar diferentes formas, según cómo se instale, está acompañada de varios audiovisuales con conferencias, debates y documentales que recuperan el espíritu de Sueño y naturaleza que presentaron en el pabellón catalán de la Bienal de Venecia de 2018. También, de la última de sus exposiciones, Geografía de sueños, exhibida en la Toto Gallery MA de Tokyo este mismo 2019.
“Hemos de dejar las disciplinas y el yo, la transversalidad es lo que mueve el mundo, para desde tu conocimiento y el del otro hacer cosas que nadie había pensado que se podían hacer. Es un enriquecimiento mutuo. Las acuarelas siempre han servido para esbozos y explicar proyectos, pero aquí sirven para experimentar con el espacio que se activa en el momento en el que hay personas que deambulan por su interior y se hace transitable”, remarca Vilalta, en medio de las columnas de papel que se mueven de forma sutil, como enormes abanicos.
“Las raíces de las cosas son universales, la cultura nos enriquece de forma diferente, pero la esencia es la misma y es universal cuando la buscas. Pero si te quedas en la superficie todos somos diferentes”, concluyó el Vilalta. “Tomar conciencia de los valores propios, culturales y geográficos da mucha fuerza. Cuanto más enraizados estamos, más alto podemos volar”, acabó Pigem.
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