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Columna
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El Orgullo es rabia

Nuestro propósito es promover una sociedad horizontal, dejando atrás el sistema sexo-género binario que nos oprime, y la familia heteronormativa

Una de las pancartas del Orgullo Crítico de Madrid.
Una de las pancartas del Orgullo Crítico de Madrid.Twitter

Hoy hace 50 años de la revuelta que dio el pistoletazo de salida de lo que hoy conocemos como ‘Día del Orgullo’. Resaltamos "revuelta" porque todo comenzó con unos disturbios un 28 de junio. No fueron actos amables los que nos han traído aquí, y mucho menos fue la amabilidad de empresas, instituciones, partidos políticos o fuerzas del Estado las que han contribuido en esta lucha que seguimos reivindicando. ¿Por qué entonces permitir que los que no fueron nuestros aliados, ni lo han sido nunca, se sumen al carro sin dejar de lado sus marcas, beneficios y privilegios cuando estas no nos han ayudado a llegar aquí?

¿Qué nos diferencia de MADO, la marca comercial del orgullo madrileño?

Todes nosotres somos libres de construirnos como bolleras, trans, marikas, bisexuales, intersexuales, asexuales, no binaries, pansexuales… Nuestro orgullo no es ‘Orgullo Gay’, no somos solo la G. Nuestra diversidad no busca ‘normalizarse’, no somos solo hombres gays blancos musculosos y sin pluma – el único perfil clientelar que patrocina el MADO.

En el orgullo crítico nuestras disidencias, nuestras corporalidades y nuestras identidades sexuales y de género no están al servicio de nadie más que de nosotres; no queremos que se instrumentalicen para conseguir rédito económico, político o social. No somos un mero reclamo turístico, no somos un producto friendly con lo que hacer un lavado rosa de nada ni de nadie, no somos una bandera que poner como reclamo en perfiles, negocios, edificios y productos. De la misma manera que nuestras identidades son instrumentalizadas al servicio del mercado, también se instrumentalizan al servicio de discursos racistas y homonacionalistas. Estamos hartes de que nuestres compañeres racializades y migrantes sean señalades para evitar poner el punto de mira en la violencia blanca que exporta y sufre nuestro ‘mundo occidental’.

Bajo ningún pretexto pueden llamarnos excluyentes cuando el orgullo crítico es el único que trata temas interseccionales como el trabajo sexual, el anticapitalismo, antirracismo, anticapacitismo… 

¿Qué queremos nosotres?

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Nuestro propósito es promover una sociedad horizontal, no centrada en el crecimiento económico, libre de serofobia y diversofobia, dejando atrás el sistema sexo-género binario que nos oprime, y la familia heteronormativa que tanto daño nos hizo y hace. Es contra este sistema por lo que construimos otros tipos de vínculos afectivos y familiares, más allá de la monogamia, de la pareja exclusiva y excluyente, y de la jerarquización de las relaciones afectivas en base al amor romántico y al sexo.

Ya no nos tratan de vagues y maleantas – al menos a la cara-, pero aquellos que nos estigmatizaron, patologizaron y hoy siguen pretendiendo "curarnos", están en las instituciones y pretenden hacernos retroceder a un pleistoceno bíblico-fascista que añoran e impulsan. Y no lo hacen solos, lo hacen de la mano de los que se dicen nuestros aliados, aquellos que ponen nuestras banderas enfrente del aguilucho, aquellos que mercantilizan nuestros cuerpos gestantes, aquellos que quieren que ‘despoliticemos’ el Orgullo. El Orgullo siempre ha sido y será político, protesta, lucha y rabia.

Vagues y maleantas, despertad vuestra rabia.

Andrés y La Leo son portavozas del Orgullo Crítico

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