Josep Renau ‘expone’ su obra radical y combativa
El Born CCM y el IVAM inauguran en Barcelona una retrospectiva de este intelectual que vinculó creación y compromiso social
Fue una de las personas fundamentales para salvar el patrimonio artístico español durante la Guerra Civil. Como director general de Bellas Artes del gobierno republicano, Josep Renau (Valencia 1907- Berlín Este, 1982), decidió que las obras del Prado se embalaran y viajaran a Valencia y a Ginebra. También fue uno de los responsables del pabellón español en la exposición de París de 1937 en el que, por primera vez, arquitectura, escultura, pintura y fotografía se unieron para reflejar la tragedia del pueblo español y su lucha contra el fascismo. Renau también encargó a Picasso la realización de una obra para presidirlo. Y Picasso hizo su Guernica. Pero es menos conocido que Renau es el autor de una obra de denuncia contra la guerra, el fascismo y el capitalismo a base de carteles, fotomontajes y collages tan pioneros y modernos como radicales y combativos. La exposición Renau. El combate para una nueva cultura, que se inauguró este jueves en el Born Centro de Cultura y Memoria realiza, con ayuda del IVAM de Valencia que custodia el 90% de su legado —y provienen 92 de las 108 piezas expuestas—, un recorrido, en cuatro apartados, por la obra de este creador poco convencional.
Juan Vicente Aliaga, comisario de la muestra, ha creado un montaje a base de poliedros de metal que encierran seis décadas de creación. Desde sus primeros trabajos dentro de la estética déco, a base de tintas planas y temas frívolos con los que cosechó un gran éxito de crítica, hasta sus obras de finales de los setenta, enormes y multicolores murales de paredes para edificios del Berlín Oriental.
“Tras triunfar en 1928 con sus trabajos en una exposición del Círculo de Bellas Arte de Madrid cambió de forma radical, sobre todo ante la amenaza fascista, produciendo obras que no estaban destinadas a la venta, sobre todo carteles, utilizados como herramientas modernas para influir en la esfera pública”, explica Aliaga ante ejemplos de su trabajo en los que loa la labor del gobierno republicano, el campesinado y al ejército republicano. Tras la guerra Renau pasa por el campo de concentración de Argelès-sur-Mer y se exilia en México entre 1938 y 1958. En el país americano se formó como muralista, fortaleció sus postulados comunistas y se implicó en los conflictos de la sociedad mexicana.
El tercero de los apartados se dedica, de forma monográfica, a la serie denominada The American way of life, exponiendo 15 de los 69 collages y fotomontajes que Renau realizó en los que criticó el consumismo y los valores mercantilistas de la sociedad de consumo con imágenes en las que se manipulaba iconos de la sociedad americana. “Renau advierte que el capitalismo utiliza los productos para alinear y someter a la población y, anticipándose a mensajes posteriores, se da cuenta de que utiliza el cuerpo de la mujer como objeto, algo que critica en sus trabajos”, remarca el comisario. Otros de los temas que aparecen en sus obras son el racismo y la marginación a los afroamericanos. Y lo hace a base de técnicas próximas a la publicidad, con colores intensos, con figuras distorsionadas.
Decepcionado por el cambio de la sociedad mexicana hacia el capitalismo, Renau se instala en la República Democrática de Alemania los últimos años de su vida. “Aquí crea arte político al servicio del estado comunista, trabajo con escenografías relacionadas con la conquista del cosmos para la televisión y realizó murales para las ciudades de Halle-Neustadt y Erfurt en los que mostraba a toda la sociedad la revolución científica para concienciarla”.
La exposición se complementa con libros, recortes de revistas y otras publicaciones en las que Renau recoge su pensamiento. Entre ellos, ejemplares de la revista Nueva Cultura, que editó entre 1935 y 1937; unos trabajos en los que realizaba una crítica mordaz contra el catolicismo y se presentaban composiciones visuales sobre la sexualidad además de fiestas populares, como la de las fallas, desde una perspectiva revolucionaria. En una de sus portadas aparecen unos ninots de Hitler y Mussolini quemados.
Conferencias tras el exilio
Josep Renau, como muchos otros desterrados tras el triunfo de Franco, regresó a España en 1976, después de la muerte del dictador, 37 años después de dejar el país en busca de un futuro. A su regreso intentó abrir un taller en Manises, pero no lo consiguió. “Participó en actos culturales como un homenaje a Joan Fuster y se encontró con artistas como Joan Miró. Pero, sobre todo, dio conferencias explicando su papel en la preservación del patrimonio y su obra. Sin embargo, acabó regresando a Alemania donde falleció en 1982 de un infarto. Está enterrado en el Cementerio Antifascista de Berlín”, explica Aliaga.
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