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Muere la segunda víctima del tiroteo de Aranjuez, también excuñada del asesino

La mujer llevaba un día en estado crítico tras recibir un disparo del hombre del que se había separado su hermana

Familiares de las víctimas de un tiroteo de Aranjuez.
Familiares de las víctimas de un tiroteo de Aranjuez.David Fernandez (EFE)
J. D. Q.

Montse Fernández, de 23 años, en estado crítico tras ser tiroteada el pasado domingo por el exmarido de su hermana en Aranjuez, ha muerto este martes por la tarde, según fuentes hospitalarias. Otra de las hermanas, Liset Fernández, de 35 años, muerta casi en el acto al recibir un disparo en el pecho, fue enterrada esta mañana.

Con esta dos muertes, según la tesis de la policía, Juan Mendoza, El Juanín, un conocido traficante de drogas del sur de Madrid, cumple la venganza que había planeado contra su expareja, que rompió con él hace un año. Además de disparar a las dos hermanas de Celestina Fernández, con la que tiene cinco hijos y dos nietos, alcanzó de un disparo a su suegra, a la que solamente hirió en la pierna izquierda.

El Juanín, sobre el que pesaba una orden de busca y captura para ingresar en prisión por otros delitos, comenzó a disparar contra la familia de su expareja a las 21.50 del domingo. Tras la separación, había vuelto a instalarse en casa de sus padres, que vivían en un piso de protección oficial. Enfrente vivía su familia política. Desde la ventana, un primer piso, disparó a discreción contra ellos.

Tras los asesinatos, el atacante se atrincheró en su casa pero después de media hora de negociación con la policía se entregó. Su familia todavía no ha vuelto al barrio y muchos creen que difícilmente lo hará tras lo ocurrido. La policía mantiene un amplio despliegue en el lugar por temor a algún tipo de represalia.

La primera de las fallecidas, Liset, fue durante nueve meses jardinera del Ayuntamiento de Aranjuez tras inscribirse en un programa municipal de desempleados de larga duración. Tenía cinco hijos. La segunda, Montse, era estudiante y tenía dos hijas.

El 016 es el número de información y asesoramiento jurídico sobre violencia de género. No deja rastro en la factura telefónica, aunque sí hay que borrarlo del registro de llamadas.

La crónica que escribió ayer EL PAÍS sobre lo ocurrido:

El Juanín, un conocido delincuente de 38 años recién divorciado, estaba en busca y captura desde hace semanas por una orden de entrada en prisión a la que parecía darle poca importancia. Como si gozara de algún tipo de inmunidad, se bajaba por las tardes al portal, al fresco, a tocar la guitarra y las palmas, justo enfrente de donde vive la familia de su expareja, en Aranjuez. La noche del domingo, después de disparar desde una ventana con una escopeta de caza a una cuñada, a la que mató de un disparo en el pecho, a otra hermana a la que dejó herida grave y a su suegra, a la que alcanzó en una pierna, lanzó el arma por el balcón de su casa, en la que se había atrincherado durante media hora tras el tiroteo y gritó a los policías:

—Me rindo.

Los investigadores creen que Juan Mendoza Giménez, El Juanín, no aceptó que Celestina Fernández, la mujer con la que tenía cinco hijos y dos nietos, rompiera la relación hace casi un año. El asesino, según esta tesis, culpaba a la familia de Fernández de haberla animado al divorcio y de haber hecho campaña en su contra. Su exmujer no estaba en el escenario del crimen.

El asesinato ocurrió a las 21.50. Una vecina se asomó por la ventana al escuchar voces en el callejón que une dos hileras de edificios de ladrillo visto. Vio a Juanín asomado a su ventana, un primer piso protegido del sol por una vieja manta marrón que hace de cortina, discutiendo con alguien de la calle. Era Liset Fernández, su cuñada de 35 años, que hacia aspavientos. En un momento de la discusión, Juanín se agachó y reapareció segundos después con una escopeta. De un disparo derribó a Liset, a la que alcanzó en el pecho.

Los vecinos se asomaron para ver qué había ocurrido. Montserrat Jiménez, de 23 años, acudió a rescatar a su hermana que había recibido el primer disparo, que yacía en el suelo, en medio de un charco de sangre. Mientras trataba de auxiliarla, ella misma fue alcanzada en el cuello y el pecho por otro tiro. La madre de las dos, Concepción, recibió un tercer disparo en la pierna. Liset murió en el lugar, después de 40 minutos de intentos de reanimación; su hermana, en estado grave, y su madre, fuera de peligro, se encuentran hospitalizadas.

Hasta que Juanín se entregó, en la calle se oyeron gritos y llamadas a la venganza. La Policía Nacional, tras recibir los primeros avisos, mandó al barrio a los antidisturbios. La policía local de Aranjuez también ayudó en el caso. Fueron sus agentes los que convencieron a Juanín de que se entregara. Su locura homicida ya no tenía más recorrido, le advertían. Los policías, tras detenerlo en el interior de la vivienda sin que se resistiera, lo sacaron a toda prisa a un coche patrulla, rumbo a comisaría. Temían que los familiares de las víctimas se tomaran la justicia por su mano y trataran de lincharlo.

Las viviendas de protección oficial en las que ocurrió el tiroteo, en la calle Victoria Kamhi, se levantaron hace 25 años para realojar a familias de poblados chabolistas de Madrid. El matrimonio de Rosario Giménez y Juan Mendoza, los padres de Juanín, vivía enfrente de Baldomero Fernández y Consuelo Jiménez, una pareja con once hijos. Desde el salón de los unos podía verse la televisión de los otros. Juanín y Celestina,Cele, se enamoraron durante la adolescencia. Cuando tenía 17 años él y 14 ella se escaparon y regresaron tres días después anunciando que se habían casado.

En las siguientes dos décadas tendrían cinco hijos. Por el camino fueron detenidos por tráfico de drogas. En 2013 la policía detuvo a Juanín después de dos años en búsqueda y captura. Se le acusaba de narcotráfico. El día que lo arrestaron llevaba encima dos pistolas, 30 gramos de cocaína y 500 de hachís. La policía vendió su detención como la captura de un "peligroso delincuente". Según esa versión, Juanín alardeaba de que mataría a unmaderoantes de dejarse atrapar. A la entrada de su vivienda colocó cables de acero capaces de rebanar el cuello a quienes entraran en sus dominios. Ese día también fue detenida Cele, acusada de un delito contra la salud pública.

Al salir de prisión el matrimonio continuó su vida en pareja. Hace dos años celebraron la pedida de mano de una hermana de Cele en el bar La Mesa Puesta. Juanín tocó la guitarra durante el evento.

La pareja, sin embargo, se rompió hace un año por decisión de la mujer. Juanín se fue a vivir a casa de sus padres con dos de sus hijos. Justo enfrente de sus suegros y toda la familia de su mujer. No llevó bien la ruptura, según varios vecinos que vieron con el paso de los meses cómo se le iba agriando el carácter. Volvió a dictarse sobre él una orden de detención para que volviera a la cárcel. El hecho de que se mostrara despreocupado a la vista de todo el mundo mientras la justicia lo buscaba le granjeó el miedo de sus vecinos. Antes de que lo atraparan por segunda vez ("me rindo") quiso llevarse a su familia política por delante.

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Sobre la firma

J. D. Q.
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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