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Nuevo casticismo

El chotis, las verbenas y los trajes de chulapo han estado siempre asociados a Madrid

Kela Coto

El chotis, las verbenas y los trajes de chulapo han estado siempre asociados a Madrid, pero en los últimos años muchos de estos símbolos tradicionales, emblema de lo castizo, han experimentado no sólo un resurgimiento, sino que además se han abierto a la interpretación y a la reivindicación. El programa de estas fiestas de San Isidro es buena muestra de ello, ya que en él se dan cita, no sólo los bailes y cantes tradicionales, sino toda una serie de eventos que contribuyen a generar nuevas formas de entender esta festividad. Porque, al fin y al cabo, ¿qué es lo castizo y qué especificidades tiene esta identidad en Madrid?

Uno de los acercamientos más interesantes que se han hecho en torno a este tema es el que la comisaria Mery Cuesta planteó en Castizos y castas: Una exposición de órdago, que tuvo lugar en el centro barcelonés Can Felipa en 2005. En esta muestra se reflexionaba en torno a la idea de lo castizo como “sinónimo de auténtico y factor diferenciador”. De esta exposición hace ya más de una década y, sin embargo, el fervor de lo castizo sigue más vivo que nunca. Varios colectivos madrileños encuentran en el folclore capitalino valores dignos de reivindicar y se atreven incluso a dar su propia interpretación de algunos de sus elementos más característicos.

Uno de estos colectivos es Chotis Not Dead, que nació hace tres años bajo el paraguas de las verbenas organizadas por Cultura Popular, una promotora sin ánimo de lucro que funciona bajo los principios de la Economía Social y Solidaria. “Es un proyecto que reivindica las tradiciones y valores del pueblo de Madrid, usando el ocio, la música y el baile como herramienta de transformación social”, explican sus impulsores, que entienden las verbenas como celebraciones con potencial para afrontar la gentrificación. De las verbenas tradicionales les interesa recuperar esa idea de un ocio social y enriquecedor, que permite a la gente relacionarse y crear comunidad sin necesidad de pagar una entrada. “Siempre contamos que el organillo era una suerte de sound system de nuestras abuelas. En aquella época no había dinero para contratar bandas o ir a un gran local de fiestas, pero siempre te podías juntar en un espacio público, tomar unos refrescos, escuchar música (turnándose para "darle al manubrio") y disfrutar en comunidad. Recuperar este tipo de dinámicas nos parece algo muy necesario en los tiempos que corren”.

Desde lo lúdico y lo musical se acerca también a lo castizo el grupo Variedades Azafrán, que lleva desde finales de los 90 fusionando la música que les llegó a través de sus abuelos con la crítica y la crónica social. Así acuñaron el término “chulapunk”. Con un tono costumbrista lleno de pinceladas humorísticas, a lo largo de su historia como banda se han acercado a géneros como el tango, el bolero, la ranchera o el manouche. Al chotis llegaron algo después, según reconocen, con algún que otro prejuicio por lo “encorsetado, apolillado y denostado” que estaba el género. Sin embargo, afirman que pedía a gritos ser reinterpretado. “El chotis no tiene vocación de estampa folclórica. Es una música viva y vibrante. Tiene mucho de crónica y humor, y además genera pensamiento crítico. Si los chotises que tienen más de un siglo nos siguen arrancando una sonrisa, bien se pueden seguir componiendo y mestizando otros nuevos que le devuelvan la voz a una parte de nuestra ciudad”.

Con un espíritu igualmente reivindicativo, se acercan desde La Juan Gallery a la figura del chulapo. En estas fiestas de San Isidro, la galería, ubicada en el castizo barrio de Lavapiés, organizó una gala dedicada a reinventar el traje de chulapo “acorde con los tiempos”. Los seis seleccionados desfilaron por la calle Juanelo con sus creaciones y un jurado compuesto por Paco Clavel y María Arcas escogió al mejor. El evento se cerró con un show de “trapzuela” –fusión de la zarzuela tradicional con las nuevas músicas urbanas– en la cercana Plaza del Conde de Barajas. De lo castizo rescatan, ante todo, la chulería, la crítica y la ironía, pero también la apertura y la mezcla, apuntando a una de las grandes paradojas de Madrid, una ciudad que “va construyendo su identidad con aquello que viene de fuera”. Creen que la tradición es útil porque te ayuda a entender mejor quién eres. “Hay un momento en el que todo eso que antes te parecía antiguo y trasnochado, se convierte en algo que te identifica. Es como cuando has sido un hijo rebelde y, a una determinada edad, te das cuenta de que te pareces a tus padres mucho más de lo que pensabas. Pues lo mismo con el folklore”.

 De reinventar el traje de chulapo, tienen mucho qué decir desde el taller de Carmen 17, formado por la diseñadora Arancha Rodrigálvarez y la escenógrafa Sofía Nieto, y dedicado, entre otras muchas labores, a hacer trajes castizos a medida con un toque muy personal. “Arancha es de Carabanchel y siempre quiso rediseñar el traje de chulapa para sentirlo más propio”. Sofía comenzó a investigar sobre trajes regionales y el último empujón vino gracias al encargo que les hizo su amiga, la escritora Sabina Urraca. Gracias a la difusión que ella le dio, han vestido de “chulapos contemporáneos” a otras figuras ilustres de la cultura madrileña, como María Folguera –directora del Price– o Pedro Toro –de Hostia Un Libro–. “A cada diseño le añadimos la impronta de la persona que lo va a llevar, eligiendo los tejidos o modificando el patrón para que se convierta en SU traje”. Pero no sólo reinterpretan trajes, sino también complementos, como el “mantón punk” que le hicieron a Clara te Canta y que lleva su nombre impreso en purpurina. Su creación más reivindicativa es un parche que crearon junto a Sabina Urraca y Choche Ezequiel para denunciar las agresiones machistas que, por desgracia, también se producen en las verbenas. “Lleva bordado el mensaje ‘Ves tranquila’, dicho con la ‘s’, a la manera castiza, con la chulería chulapa, como automensaje de fuerza para paliar el miedo de poder sufrir un ataque al volver a casa solas. Queremos recuperar la seguridad, recuperar la calle y la fiesta que son tanto tuyas como mías”.

¿Qué es para vosotros/as lo castizo?

 __ Chotis Not Dead: Decía una canción popular que lo peor de venir a vivir a Madrid era el primer día, porque al segundo ya eres de aquí. Lo castizo es convivencia, respeto y organización colectiva, también para divertirse y disfrutar en común.

 __ Variedades Azafrán: Hoy en día lo castizo es un adjetivo que engloba desde el tópico español hasta lo chino, lo marroquí o lo latino, desde la moral tradicional hasta el feminismo o los movimientos LGTB. Ser castizo es ser luchador. Hay un elemento fuerte de conciencia de clase que remite a los barrios. Ahora que se habla tanto de ello, es una respuesta a la gentrificación. Es una apuesta por lo auténtico.

__ La Juan Gallery: Lo castizo es lo madrileño por antonomasia, puede ser un chotis, una verbena, pero también una litrona. Dentro de lo castizo está todo aquello que va unido a la imagen que tenemos de Madrid a lo largo de los tiempos.

 __ Carmen 17: Lo castizo reivindica espacios públicos para el encuentro y la participación ciudadana y los barrios aquí están formados por personas de todas partes. Eso es algo estupendo de Madrid, no tienes que ser madrileño para ser castizo. La diversidad y la inclusión forman parte de esa actitud partidaria de la alegría que representa lo castizo, la chulería y el amor por el vecindario, por el barrio y la convivencia vecinal.

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