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Nuevos artistas, nuevos escenarios

Urvanity, la última feria de arte de Madrid, reúne a creadores que trabajan en espacios públicos

CARLOS PINA

Lejos de obras que acaparan la atención mediática, lejos de Ifema —donde se celebra Arco a la vez que ferias como Climatización y Refrigeración—, en pleno centro de Madrid las propuestas se multiplican en la Semana del Arte. La sede del COAM (Hortaleza, 63) acoge Urvanity. “Nos centramos en el nuevo arte contemporáneo con artistas que empezaron en la calle, haciendo grafitis o pintando murales, y que han ido llevando ese arte al mercado a través de galerías”, explica Sergio Sancho, su director. Una feria en la que lo mismo se planean proyectos colaborativos que se habla de activismo hacker; lo mismo se baila que se descubre a nombres a los que seguir la pista.

En plena crisis, Sergio Bang y Goyo Vilasevil decidieron abrir una galería en Lavapiés. Nadie los entendía. “Mucha gente pensaba que se nos había ido la olla”. Cinco años después de su apertura, Swinton Gallery (Miguel Servet, 21), a pocos metros de Tabacalera, se ha convertido en una referencia. “Nos dimos cuenta de que no había ningún espacio en Madrid especializado en arte urbano y quisimos abrir un lugar para artistas que nos interesaban mucho. Siempre hemos sido muy callejeros. Paseando hemos descubierto a un montón de artistas y seguimos descubriendo más”.

Los galeristas de la Swinton tienen un credo: “Los artistas deben poder vivir de su obra, tienen que poder exponer y vender”. Lo dicen porque hay quienes se resisten a llevar su trabajo a una galería. “Cuando le proponemos que expongan, nosotros les damos libertad total para hacer lo que quieran”. Desde su inauguración —con el artista E1000—, han pasado por su sótano Mario Mankey, Alice Pasquini, Robert Hardgrave o Andrés Senra. Ahora mismo ocupa la galería la obra de Sue975, que ganó la primera edición de Pinta Malasaña interviniendo los bancos de la plaza San Ildefonso. En Verdad y método, su primera exposición individual, exalta las cualidades del cemento.

Sergio y Goyo han llevado a Urvanity algunas piezas suyas, al igual que del resto de artistas más representativos de la galería. “Hacía falta que existiese una feria especializada como esta. En las capitales más importantes del mundo las hay similares. En España nos ha costado mucho, pero el panorama está cambiando”. Ambos consideran que no faltan coleccionistas: “Compra gente de aquí y de fuera, gente joven y no tan joven”.

Durante todo el año, la fachada de su galería va cambiando por obra y gracia de sus artistas. También comisionan otra fachada en La Latina, un proyecto al que llaman Mind The Wall. “Consiste en ceder a nuestros artistas, de forma rotatoria, una fachada situada en el número 3 de la calle de San Millán para la creación de una pieza de arte urbano”. Unos 30 metros cuadrados a los que sacan partido.

Durante la Semana del Arte en Madrid, la única feria que ha llevado obras a las calles de la ciudad es Urvanity. En Callao destaca una escultura de Sabek, un poderoso gato negro hecho con fibra de vidrio. Su autor tiene 33 años y no deja de recibir notificaciones cuando le etiquetan en Instagram. “Está siendo una locura; estoy muy contento con la acogida”. Sabek comenzó haciendo grafitis siendo un adolescente: “En la calle sigo pintando con amigos. Es algo que nunca dejaré de hacer. Ese halo de ilegalidad me sigue llamando”.

Presentado por Swinton Gallery, su figura animal la ha comprado la Fundación María Cristina Masaveu. También prepara una exposición en Barcelona y otra en Atlanta. En la feria tiene una pantera. Él prefiere no salir fotografiado: “Me parece más interesante mi obra que mi cara”.

En las dos plantas del COAM hay galerías de Londres, París, Berlín, Hamburgo, Caracas o Nueva York. Alessandra Orlandi, de Wunderkammern, con sedes en Roma y Milán está entusiasmada con la vibrante feria madrileña. “Es la primera vez que venimos y teníamos muchas ganas de estar aquí”. En su stand sobresalen los retratos difuminados de los Miaz Brothers. “No dejan de preguntarme por ellos”, dice Orlandi que desde su sitio observa el continuo vaivén de la feria.

Dan Witz, que colaboró con Kris Van Assche para Dior Homme, está dentro del programa Solo Show. Dos paredes con sus obras hiperrealistas en las que hay gente disfrutando en conciertos y raves. Están a la venta por 28.000 euros. También hay skates pintados por el artista neoyorquino a 300 euros.

Siempre inquieta, Ana Locking nunca se pierde las convocatorias que merecen la pena. “Estos días hay demasiadas cosas. Aún seleccionando es imposible ir a todo”, comparte la diseñadora que ideó las sudaderas oficiales de ARCO hace varias ediciones. “El arte urbano cada vez tiene más interés. Al igual que en moda el street wear se está posicionando en el lujo de una manera increíble, está pasando lo mismo con el street art”. De Urvanity se queda con un artista: Juan Miguel Quiñones. Su réplica de un polo Drácula en mármol —en el stand de la galería Pantocrator, de Shanghai— tiene una réplica más grande en la plaza Alonso Martínez. La pietre dure florentina actualizada.

Penique Productions es un colectivo que se dedica a la realización de instalaciones efímeras. Han intervenido desde palacios a hoteles. Suya fue la escenografía para Martin Margiela en un desfile de París. La sala de conferencias del COAM ha sido completamente transformada por ellos con plástico hinchable.

Allí, en un rojo atrapante, han creado un espacio único con su propia luz y textura. La animadísima fiesta de inauguración de Urvanity se desarrolló el jueves por la noche en el mismo lugar en el que durante hoy y mañana se celebrarán las BSA Talks. Entre los temas a tratar, el activismo creativo. Susan Hansen & Bill Posters disertarán sobre hackear el espacio público, el subvertising (mezcla de subversión y advertising, publicidad en inglés) y otras prácticas.

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