Los ninguneados del cine español
Los Yago reconocen cada año a los olvidados de los Goya en particular y del celuloide nacional en general
De Isaki Lacuesta a Bárbara Rey. Solo los Premios Yago son capaces de distinguir en una misma noche a gente tan dispar. Desde hace cinco años, en la noche de entrega se reúnen protagonistas del cine español a los que les une no haber sido laureados por la Academia. “Nuestro objetivo es homenajear a aquellos profesionales cuyos trabajos recientes o históricos han sido olvidados o ninguneados”, señala Santi Alverú, su creador.
Siempre ha ido al margen de la industria, absolutamente por libre. Isaki Lacuesta ha ganado dos veces la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, pero nunca un Goya. Nominado por primera vez a mejor dirección y mejor película en la última edición por Entre dos aguas, el cineasta sigue recibiendo felicitaciones por la historia de Isra y Cheíto. “Me hace mucha ilusión recibir este premio porque me siento muy identificado con su espíritu”, compartía al llegar a la fiesta en la sala El Sol. Acompañado por gente de su equipo, como el ayudante de dirección y el montador, está iniciando ya la escritura de su próxima película junto a Isa Campo.
Recientemente homenajeado en el Centro Pompidou, el autor de La noche que no acaba o La propera pell hizo para el museo parisino una película (Où en êtes-vous?) y una instalación (Les images échos). “Me encantó poder producir obra nueva”. En la temporada de premios que ya acaba, al merecedor del Yago Impepinable al nominado no ganador le habría gustado que hubieran tenido más reconocimientos las películas de Jaime Rosales (Petra), Sara Gutiérrez (Yo la busco), León Siminani (Apuntes para una película de atracos) y Carlos Vermut (Quién te cantará). Elena Trapé viajaba desde Barcelona para recibir el Yago al éxito menos comercial. Dueña de las biznagas a mejor dirección y película del último Festival de Málaga, la directora suma el trofeo al Gaudí a la mejor película que, inexplicablemente, no recibió ni una sola nominación en los Goya.
El Yago al mejor grupo de irreductibles, destinado a premiar a un reparto al completo, era para el de Tiempo después y el jurado consideró que el Yago al no nominado tenía que ser para Bárbara Lennie. Óscar Dorta, doble de Dani Rovira en Superlópez, ha sido ganador este año del Yago al profesional no reconocido. Ese galardón se da a quienes no tienen posibilidades de optar a un Goya por la ausencia de categorías que los incluyan. A sus 30 años, también ha sido especialista en acción en películas como Mine, doblando a Armie Hammer. “Estoy acostumbrado a los choques en la pared, las caídas de altura... Hacemos todas las acciones que son peligrosas para la integridad del actor”. Laura Pedro, flamante ganadora del Goya a los mejores efectos especiales, le acompañaba para entregárselo.
Diego San José no se pierde los Yago desde la primera edición. El guionista fue galardonado con Borja Cobeaga por su trabajo en Ocho apellidos vascos. “No ganamos ni un premio por la película. Cuando nadie nos quería, nos quiso Santi Alverú”. La noche de su encuentro en el Picnic se hicieron amigos y hasta hoy. “Son unos premios muy entrañables”.
43 películas
Bárbara Rey, Yago de Honor, esperaba en un camerino. “Recibo el premio con mucha alegría. Hay muchas actrices que trabajaban mucho en mi época y nadie las recuerda. Soy muy querida por la gente, que es lo más importante”.
En Me siento extraña protagonizaba con Rocío Dúrcal una de las primeras secuencias lésbicas del cine español. En Carne apaleada, de Javier Aguirre, tenía una relación con Esperanza Roy. “Siento mucho orgullo. Todo lo que he hecho ahí está y ahí estará”. De su trayectoria, con 43 películas entre los 70 y los 80, se queda con esas dos películas y con La escopeta nacional, de Berlanga.
El personaje de Cecilia Roth en Los amantes pasajeros, de Pedro Almodóvar, recordaba a la de Totana. Su vida daría para una película o una tv movie. “No sería fácil hacer de mí”. En breve rodará un corto. “Cuando la gente empieza hay que apoyarla”. Siempre ve los Goya por la tele. “Hay personas a las que nunca se ha reconocido que han metido muchos millones en los bolsillos de los productores. ¿Por qué en la Academia no se acuerdan? Merecen su lugar”.
Entre gintonics y hamburguesas se fue desarrollando la noche. La ceremonia de entrega acabó con una piñata con una reproducción de Goya. “Tenéis la ocasión de vengaros de la gente que no os ha hecho ni caso. ¡Hay palos para todos!”, animaba su artífice.
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