Lugar propio
El grupo Ambre y la cantante Cintia Lund sacan la cabeza en la escena musical a base de conciertos en vivo
Poco a poco están encontrando su lugar en la escena musical. Raro es el mes en el que no tienen algún concierto. Tanto al grupo Ambre como a la cantante Cintia Lund lo que más les gusta es defender sus canciones en directo. Han coincidido en algún festival y están deseando volver a hacerlo. Es lo primero que reconocen, café en mano, al encontrarse de buena mañana. Los cuatro no sólo hacen música. Comparten otras inquietudes artísticas y tienen puntos de vista similares sobre muchas cosas. Ninguno ha cumplido aún 30 años. “Somos de una generación a la que nadie nos para. Estamos acostumbrados a tirar para adelante, hemos crecido en plena crisis”.
Antonio, Javier y José se conocieron estudiando. Los dos primeros en la Escuela de Música Creativa, los dos segundos en la Autónoma cuando eran alumnos de Musicología. Hace dos años nació Ambre. “Nos recluimos en verano en una casita en el campo para componer las primeras canciones”. Antes tuvieron otro grupo. “Nuestro proyecto nace de la ruptura del anterior. Nos quedamos sin cantante y me animé a cantar. Un productor me dijo que no valía para hacerlo y por eso decidí intentarlo. A cabezón no me gana nadie”, explica Antonio Trapote (Aranjuez, 1992), voz y guitarra de la banda.
Lleva un peinado similar al de Neil Harbisson, cíborg al que admira. “Tiene una antena implantada en la cabeza que le permite recibir imágenes, vídeos y llamadas directamente a su cerebro. Está siempre conectado a Internet”. Como él, defiende el transhumanismo. “Los humanos estamos cambiando para transformarnos en otra cosa. La tecnología nos ofrece cada vez más herramientas para superar nuestras limitaciones”. De eso habla en Binary Lovers, cuya letra es suya.
Del rock progresivo, kraut y psicodelia con atmósferas densas el trío madrileño se va a pasar al baile. “Nos lanzamos a la pista. Ahora tenemos un nuevo miembro en la banda: el ordenador. En cada directo nos han dado más ganas de que la gente baile”. Tras la buena acogida de su EP, Mercury Man, están trabajando en su primer álbum. Se encierran en un local al lado de una iglesia evangélica, en Tetuán. “La verdad es que pasamos allí muchas horas. Ensayamos antes de cada concierto y todas las semanas vamos construyendo nuevas canciones”, apunta Javier Oleaga (Madrid, 1993), guitarra. “De manera natural nos estamos pasando del inglés al castellano”, avanza José Doel (El Bierzo, 1990), teclista y sintetizadores. En marzo presentarán single. El disco completo esperan tenerlo en otoño. “Queda mucho trabajo aún”.
En sus letras seguirán trasladando sus convicciones. “En lugar de vivir en el neoliberalismo estamos en el necroliberalismo. Nos asfixian. Uno de los temas que ya tenemos para el disco habla sobre la dificultad que tiene la gente como nosotros para encontrar un espacio digno para vivir”. Pagan sus alquileres con sus trabajos fuera de la música. “Estamos intentando que hacer música al menos no nos cueste dinero. Todo conlleva mucho gasto: las grabaciones, los videoclips, los desplazamientos…”.
Por falta de presupuesto han abandonado Slapback TV, un proyecto que impulsaron para dar espacio a bandas emergentes de la capital. Ellos mismos grababan y producían conciertos que subían a YouTube. Ahí siguen los directos de Los Nastys, Cala Vento o la propia Cintia Lund. “Nos permitió conocer a mucha gente y estamos muy orgullosos de haberlo hecho. Nos encantaría recuperarlo, pero no podíamos seguir gastando nuestro dinero en eso”.
Hacerlo todo
Cintia Lund compone, arregla y musicaliza todos sus temas, diseña sus portadas y realiza sus videoclips. “Después de vivir tres años en Nueva York se me acabó el visado y decidí volver a mis raíces suecas”. Estuvo dos años en Estocolmo, donde grabó su primer disco. “Tras mi primer concierto en Madrid decidí volver porque vi que aquí estaban pasando muchas cosas. Hice balanza con las cosas que tenía allí y las que creía que podía tener aquí y decidí pasar página y mudarme hace tres años”.
En su álbum New York Anthem le canta a la ciudad en la que vivió desde los 17 a los 20 años. “Allí me hice adulta y empecé a componer. En Nueva York desarrollé mi personalidad artística. Hubo momentos duros, pero mereció la pena. Aprendí mucho de la vida”. Una colección de canciones de dream-pop que no ha dejado de presentar en directo desde su publicación. “Le he sacado mucho provecho al disco y le sigo sacando, pero no dejo de lanzar cosas nuevas constantemente”.
La semana que viene presentará una versión de Sangre en el Museo de Cera, de Los Nikis, cuyo vídeo ya tiene listo. “He estado muy centrada editándolo. Es el vídeo más ambicioso hasta el momento que he hecho, el de mayor producción”, adelanta. “Hay guiños a Bowie, Alaska, Divine, las gemelas de El resplandor o Freddy Krueger”. La canción de la banda madrileña será la primera que publicará en español, pero probablemente no sea la última. “Últimamente estoy escuchando mucho a Mecano”, desliza.
De su canal de YouTube (/uncannyland) no ha retirado vídeos subidos hace 9 años, con canciones que grabó cuando era una adolescente. Versionaba a Eurythmics, Nancy Sinatra o Madonna. “A cantar aprendí cantando”. Su nombre es artístico. “Me gusta que parezca que es mi nombre real. Lo uso desde los 12 años. Me lo puse para un concurso de Disney Channel y así se quedó. Es el apellido de mi abuela sueca”. Nacida en Canarias, Cintia pasó su infancia y adolescencia en Estocolmo.
Está feliz en Madrid. “Aprovecho todo lo que la ciudad me puede ofrecer. Todo me alimenta para crear la música. Voy al cine, a conciertos, a fiestas, a galerías…”. Ahora mismo comparte piso. “Me gustaría vivir sola, pero es complicado hacerlo de una manera decente. Los alquileres están a la altura de Nueva York o Estocolmo con sueldos y condiciones que no tienen nada que ver. Es increíble”.
Cintia Lund y Ambre comparten discográfica, Subterfuge Records. “Hay muchas cosas muy buenas que vienen pegando muy fuerte desde abajo. Ojalá la gente las aprecie y las conozca más allá del pequeño círculo en que se conocen ahora”. Mow es una de sus filias comunes. Después de su encuentro en Mision Café (c/ Reyes, 5) quedan en verse en el concierto de la artista el jueves 14 en Siroco. Allí estarán.
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