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Aceleración constante

Dos exposiciones de artistas jóvenes coinciden en La Casa Encendida

Lucía Casani (izquierda), directora del La Casa Encendida, y Tania Pardo, coordinadora del departamento de exposiciones.
Lucía Casani (izquierda), directora del La Casa Encendida, y Tania Pardo, coordinadora del departamento de exposiciones.CARLOS PINA

Siempre están ideando. Llevan adelante unas 1.500 actividades al año. Exposiciones, conciertos, proyecciones, debates, cursos y talleres llenan la programación de La Casa Encendida. Lo mismo convencen a tótems para venir a Madrid que apoyan a novísimos artistas, como en sus dos últimas muestras: Generación 2019 y Ahogarse en un mar de datos. Lucía Casani, directora del centro, y Tania Pardo, coordinadora del departamento de exposiciones, conectan las dos propuestas. “Reflejan muy bien el mundo en que vivimos, bombardeados por imágenes y datos. Estamos constantemente sobreestimulados”.

Apoyar la creación joven es uno de los pilares del centro. Entre sus convocatorias destacan Generaciones e Inéditos, una para menores de 35 años y la otra para proyectos de comisariado. Desde hace 19 años se celebra la primera, a la que este año se han presentado más de 400 propuestas. Ocho seleccionadas dan forma a la exposición Generación 2019. Cada artista ha recibido 10.000 euros. “Estamos contentísimas con los proyectos de este año. Estamos en un momento muy interesante de cambio de paradigma”.

Saelia Aparicio firma Prótesis para invertebrados, una instalación en la que usa productos de limpieza y de la industria erótica. Hay guantes de fregar y guantes fetichistas mezclados. Una escultura en cristal está rellena de limpiador de ventanas. “Estamos obsesionados por la limpieza. Los productos antibacterianos se publicitan como garantía de una vida saludable cuando en realidad su consumo está debilitando nuestros sistemas inmunológicos”. Ganadora de una beca de Sarabande, la fundación de Alexander McQueen, está preparando su próxima exposición individual, que presentará gracias a su auspicio. “Creo que esa obsesión por la limpieza está vinculada a nuestro miedo a la muerte”.

Una vitrina con piezas ocultas en estuches de terciopelo rojo junto a un enorme lienzo pintado con óleo, esmalte, rotulador y espray dan forma a El taller de las moscas, la propuesta de Ana Barriga. “Este proyecto está relacionado con el Tesoro del Delfín, que se conserva en el Museo del Prado”, explica la artista. Sobre ella ha escrito Luis Gordillo en el catálogo de la exposición. “Los personajes u objetos pintados demuestran su vocación objetual, ese deseo de ser más que objetos planos, de ser bultos en el espacio, de pasar de dos a tres dimensiones. Se trata de un abordaje al espectador”.

Raisa Maudit presenta Una pequeña serenata fallida como un espacio de invocación con Mozart como protagonista. “Parte de la premisa de su propio fracaso para atravesar la construcción histórica de su identidad como artista y su instrumentalización para sostener una cultura mainstream del éxito que nunca se produjo en realidad”. Lucía P. Moreno también opta por la instalación en My Advice to Eva. “La sociedad está configurada por el constante consumo de la intimidad, exponiéndose continuamente a los demás, que viven en directo los triunfos y fracasos a través de las redes. Una construcción social que, mediante el afán de comparación, está abocada a la insatisfacción”.

Las propuestas de Ignacio García Sánchez, Susanna Inglada, Mario Espliego y Ana García-Pineda completan Generación 2019, hasta el 28 de abril en el sótano de La Casa Encendida. Hay visitas guiadas gratuitas los fines de semana. “El comisario, Ignacio Cabrero, ha ejercido también de tutor. Ha estado en todos los procesos de trabajo, mano a mano con los artistas”, explica la directora del centro. Un certamen imprescindible que, a lo largo de estos años, ha ayudado a impulsar las carreras de artistas como Carles Congost, Paloma Polo, Guillermo Mora o David Bestué y Marc Vives.

Desorientación y ansiedad

Ahogarse en un mar de datos reúne a creadores como James Richards, Girls On Fire, Korakrit Arunanondchai o Clemens von Wedemeyer. “La narrativa principal es la relación entre los sentimientos de desorientación y ansiedad”, explica en portuñol João Laia, su comisario. “La inestabilidad se ha convertido en una característica de nuestro tiempo”.

Abierta hasta el 10 de mayo, en la exposición participa M Reme Silvestre. Férulas dentales de descarga destacan en una pieza suya. “Esta aceleración constante en la que vivimos tiene consecuencias como el bruxismo”. A la entrada, un mueble con bolsas transparentes rellenas de líquido azul. “Son bebidas energéticas fabricadas a través de técnicas de biología sintética”, descubre la artista, nacida en 1992. “Aumentan el ritmo cardíaco y la resistencia muscular. Invitan a transitar el espacio expositivo a través de otros ritmos”. Se podrán probar libremente hasta fin de existencias.

En la muestra también destacan la película The Opening Monologue, de Pedro Barateiro, construida a base de GIFs y found footages así como la instalación The Return of Sweetness, del dúo lituano Pakui Hardware. “Es un espacio expositivo ansioso y laberíntico”, señala Lucía Casani. Directora y comisario no ocultan su entusiasmo con el libro que han editado, que incluye un texto de Paul B. Preciado titulado La era farmaco-pornográfica. Dentro del programa, que incluye diversas performances, mañana se desarrollará The Tremble, de Alex Baczynksi-Jenkins. Un trabajo coreográfico que examina lo queer a lo largo de cinco horas. Intercambios íntimos, deseo y frustración.

De izquierda a derecha, Raisa Maudit, Ana Barriga, Ignacio García Sánchez, Saelia Aparicio, Susanna Inglada, Mario Espliego, Ana García-Pineda y Lucía P. Moreno.
De izquierda a derecha, Raisa Maudit, Ana Barriga, Ignacio García Sánchez, Saelia Aparicio, Susanna Inglada, Mario Espliego, Ana García-Pineda y Lucía P. Moreno.C. PINA

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