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Seis mujeres tras la huella gitana del Raval

'Conociendo el pasado para construir nuestro futuro' es un proyecto sobre la historia de esa comunidad que recupera fotografías, canciones y entrevistas orales

Algunas de las dinamizadoras del proyecto junto a Sam García, de pie, digitalizan las imágenes recuperadas.
Algunas de las dinamizadoras del proyecto junto a Sam García, de pie, digitalizan las imágenes recuperadas.CRISTÓBAL CASTRO

En las medianeras del número 57 y 6 de la calle de la Cera, en las entrañas del Raval, se erigen unos murales de 12 metros. En ellos están dibujados los orígenes de la gran familia de la rumba catalana. Muchos dicen que esta vía barcelonesa es una de las cunas del género musical y el corazón de los gitanos catalanes. “En este barrio ha nacido la rumba y muchos cantaores, bailaores y palmeros”, afirma Sinai Batista, gitana y vecina orgullosa del Raval. Junto con cinco compañeras más, es una de las almas del proyecto Conociendo el pasado para construir nuestro futuro, en marcha desde hace poco menos de un año. La memoria gitana ha ido pasando de generación en generación mediante el boca a boca, y ahora se quiere materializar con la recuperación de fotografías, canciones y entrevistas orales a personas mayores del colectivo.

“En un inicio estaba pensado para motivar a los más jóvenes”, apunta Sam García, ideólogo del proyecto y presidente de la Asociación Carabutsí, que agrupa a la comunidad gitana de la calle de la Cera. Pero finalmente fueron ellas las que tomaron las riendas. “Para romper con los estereotipos de la cultura gitana es necesario terminar con la imagen de la mujer gitana como figura pasiva, y ellas lo están logrando”, añade César Martínez, de la entidad Inter-Acció, el otro motor de la iniciativa. ‘Ellas’ son Sinai y Naiara Batista, Naomi Amaya, Miriam Vidal-Ribas, Carmen López y Talita Gabarre, la nieta de Ramonet, el famoso autor del ¡Marcha, Marcha!.

En un futuro pretenden replicar la iniciativa en otras zonas de Catalunya para crear un gran banco de memoria colectiva sobre los gitanos catalanes. La información se podrá consultar en una página web y en un museo urbano, un espacio cultural en el mismo Raval creado por la comunidad gitana y dedicado a su identidad. Pero también quieren convertir la investigación en una salida laboral para sus dinamizadoras, quienes se convertirán en guías turísticas con el proyecto Rumbo a la Rumba: pasado y presente de los gitanos y gitanas catalanes. La idea es crear unas rutas que incorporen códigos QR, donde los visitantes sigan el rastro de la comunidad gitana del Raval y descubran los sitios en que la rumba catalana creció, como la sala Apolo o el Studio 54, la actual sala Barts. Un espectáculo de sombras dará el pistoletazo de salida a las rutas, que comenzarán en marzo o abril de este año, y terminarán con un concierto-taller de rumba.

Gran parte de la investigación, que cuenta con el respaldo económico del Ayuntamiento de Barcelona, la Obra Social de La Caixa y el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya, se realiza en los hogares de los entrevistados. Pero las asociaciones Carabutsí e Inter-Acció se pusieron en contacto con Santi Figuera, educador social del Casal de Barri Folch i Torres, para pedirle un espacio donde instalar los escáneres que digitalizan las imágenes recuperadas y las fichas con sus datos relevantes. Para Santi el proyecto se ha convertido en una de sus “mejores experiencias profesionales de los últimos 17 años” y asegura que es la primera vez que ve crecer una iniciativa tan rápido y en tan poco tiempo. “Hemos estado en cuatro casas y ya llevamos recopiladas más de 3.000 fotografías”, apunta Naomi. Cuando Santi se percató de su potencialidad, relacionó al grupo de mujeres gitanas con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El arqueólogo Juan Gibaja, del Instituto Milà y Fontanals, también del CSIC, es uno de los científicos que las ha asesorado. Él las puso en contacto con la antropóloga Araceli González y el musicólogo Emili Ros Fábregas para que lograran una base de datos con métodos científicos. “Desde hace cinco años hacemos divulgación científica en la calle y trabajamos con aquellos colectivos ‘olvidados’ por la investigación, como el gitano”, expone Juan. El arqueólogo valora positivamente el proyecto porque aporta luz a una comunidad que ha sido históricamente invisibilizada, pero muy presente en Cataluña. Existen documentos que datan su llegada al territorio catalán en el siglo XV y, en el Raval, en el siglo XVIII. Aunque los censos por etnia o religión están prohibidos, los pocos estudios actuales indican que aún viven unas 500 personas de la comunidad gitana en el Raval.

Desde las asociaciones Carabutsí i Inter-Acció celebran que se trate de una iniciativa nacida desde abajo. “Los documentos históricos sobre la comunidad gitana siempre han sido escritos por terceros y ahora, por primera vez, los gitanos tienen la oportunidad de explicar su historia en primera persona”, remarca César Martínez. Ellos mismos se han sorprendido con los hallazgos. “Descubrimos en una entrevista que una de mis tías tuvo a una profesora gitana”, exclama Naiara, quien subraya el componente sentimental de la investigación. Sinai también destaca que ha aprendido sobre informática o a valorar la importancia del inglés. Es por estos detalles que para ellas el proyecto toma sentido.

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