El Raval: rumba aquí, rumba allá
El primer monumento al género catalán desata las críticas de los puristas al incluir a Estopa entre Peret, el Pescaílla y el Gato Pérez
Las calles más canallas de Barcelona siempre eligieron el Raval. Allí sobreviven la miseria, la especulación inmobiliaria y la expulsión de los humildes. Rozando la Ronda de Sant Pau se abre la calle de la Cera. Una travesía estrecha que sirve de resumen del paisaje del barrio: allí cohabitan un comercio de venta de materiales para la construcción, locutorios, carnicerías con certificado halal y frutería abiertas 24 horas. Hiyab, risas, bicicletas Orbea, una librería libertaria, orines y toxicómanos que acaban de pillar en un narcopiso. Dicen que la rumba catalana nació en la comunidad gitana que, como el resto, sobrevive en esta calle.
Muchos dicen que fue obra, justo en este punto, de la genialidad de Peret, en esta calle del Raval. Otros aseguran que fue el Pescaílla, en Gràcia. Independientemente del creador, y del lugar, el Ayuntamiento ha querido homenajear al género instalando un mosaico-monumento en dos medianeras de la calle. Como siempre en la rumba, la polémica ha estallado: Además de “los grandes”, en el monumento aparecen Estopa, loe célebres hermanos de Cornellà, Gertrudis o Dusminguet y aquí es donde los más puristas ponen el grito en el cielo.
Cuando la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, se hizo cargo del distrito se encontró con una calle de la Cera afeada por un contenedor instalado en la confluencia con la calle Riereta. Bcomú preguntó a vecinos y comerciantes y se encendió la bombilla. En el número 6 y en número 57 de la calle sobresalían dos medianeras desnudas. Desde la concejalía no tardaron en convencer a los dueños del edificio para transformar paredes desnudas y descorchadas en un homenaje al género musical. “Queremos recuperar la memoria de la calle de la Cera y, sobre todo, reconocer a la comunidad gitana del Raval”, destaca Pin.
El Ayuntamiento puso al servicio del homenaje el programa Cultura Viva. Todo un entramado cultural que permitió la reunión de comunidades, instituciones y entidades del barrio. El director de Cultura Viva, Daniel Granados, asegura que pusieron a todos a trabajar para que “no sólo se ideara un monumento sino que se reivindicara la cultura de esta zona de la ciudad”.
El artista Luis Zafrilla fue el encargado de diseñar los dos conjuntos escultóricos. En la medianera del número 57 ha instalado un mural de 12 metros donde están esculpidos los orígenes de la Rumba. Allí aparecen, entre otros, el Orelles, la Pepi, el Legaña o el tio Meru. También el Pescailla y culmina el mural Peret joven y entrajado.
El segundo mural, en el número 6, comienza, de nuevo, con Peret seguido por, entre otros, los Amaya y Rumba Tres. También el Gato Pérez, los Manolos y Estopa. “Me basé en las piezas conmemorativas que se instalan lugares donde ha tenido lugar un hecho histórico”, asegura Zafrilla. “Los problemas vinieron tras incluir a Estopa. Hubo puristas que protestaron porque no lo consideraban rumba”, denuncia.
Clausura de los Juegos
Los gitanos de la Cera pronto callaron las críticas. Juan Ximénez Valentín, conocido como el Petitet es hijo de uno de los palmeros del rey de la rumba. Además, trabajó tanto con Peret como con el Gato Pérez. “La calle de la Cera es el Bronx de la Rumba. Aquí empezó todo y han diseñado un monumento donde aparecen los grandes. Pero los puristas deben saber que la rumba no es solo ni de payos ni de gitanos, ni de alemanes ni de franceses. Los Estopa llenan estadios con su arte, incluso el gran Peret grabó con ellos. Son parte del futuro y por eso están ahí".
Rogeli Herrero, de Los Manolos, admite estar muy ilusionados con el proyecto: “El monumento nos reconoce como parte de un momento histórico de la rumba (la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de 1992). El género es un patrimonio y te pueden gustar unos grupos u otros. Todo evoluciona y por eso deben estar en el monumento Estopa y Gertrudis y otros tantos”. Desde Heredia Producciones, los mánagers de Estopa, no se han querido pronunciar en la polémica que perdurará tras la inauguración del monumento el sábado de la próxima semana.
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