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“Hay gente que hereda casas o pisos de sus abuelos, yo heredé madera”

El lutier Fernando Solar crea instrumentos exclusivos y piezas con materiales reciclados en su taller de Malasaña

Fernando Soler trabaja en su taller en Malasaña.
Fernando Soler trabaja en su taller en Malasaña. SAMUEL SÁNCHEZ
Andrea Nogueira Calvar

El taller del lutier Fernando Solar está a dos minutos de su tienda de música, en la calle Divino Pastor. Aquí los violines que labra se curan como si fueran jamones: colgados, al aire, oscureciéndose con el paso del tiempo. Solar fabrica instrumentos que rondan los 10.000euros, aunque los más curiosos tienen un valor desconocido. Latas de refresco, cubiertos y otras basuras son para él un instrumento en potencia que después usan los menores en riesgo de exclusión social de la orquesta de La Música del Reciclaje de Ecoembes.

¿Cómo empezó en la música?

He nacido en una familia de lutieres. Mi abuelo empezó con ocho años. A mí me pusieron a tocar el violín de pequeño, pero decidí seguir la tradición.

¿Y cómo dio ese paso?

Tenía 18 años y fui a un concierto de Maksim Vengérov. Estaba escuchándolo y me dije: no quiero tocar como él, sino hacer instrumento para gente como él.

¿Recuerda cuál fue el primero que hizo?

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Fue con mis manos, pero con la cabeza de mi padre y mi abuelo. Cuando empiezas te enfrentas a muchas cosas que no ves, te dicen: mira las bóvedas, qué te sobra aquí. Y tú no lo ves. Cuando te fijas en un violín, lo ves igual a todos, pero hay una diferencia abismal, que no percibes al principio.

¿Cómo se origina un instrumento?

Hay gente que hereda casas o pisos de sus abuelos, yo heredé madera. Hablamos de maderas con 70 años de secado para el abeto y de 40 para el arce, que son las dos principales. Ahora estamos comprando maderas para mis últimos instrumentos o por si hay una cuarta generación. Escogemos la madera, y a partir de ahí el proceso de fabricación del instrumento en blanco puede tardar un mes. Después estamos tardando en barnizar un año. Usamos barnices de secado lento para al final obtener un instrumento de alta calidad. Y los pone a secar como jamones. Como los puede ver ahí, esperando su turno para otro maquillaje.

¿Cuántos hace al año?

Me gustaría dedicarme solo a la construcción, pero hago arreglos y otras cosas anexas, así que puedo hacer unos cinco.

¿El más exclusivo que ha hecho?

No hay ninguno más exclusivo. Para avanzar, en cada instrumento tienes que ver algo más que en el anterior, eso es lo que te va haciendo mejor. Hay que perseguir la perfección, pero ojalá que nunca la alcance, porque si veo mi instrumento perfecto es el fin de mi avance en lutería. Sí hay instrumentos más especiales. Uno al que estoy unido es un violín que le hice a mi novia. Falleció su madre e hicimos un instrumento para que fuera recordada. Cada violín importante siempre va asociado a un nombre, como el Stradivarius Lady Blunt, entonces decidimos hacer un Lady Reme. Cada vez que se toca es un recuerdo de ella.

¿Cómo empezó con los instrumentos reciclados?

Ecoembes se puso en contacto conmigo. Mi respuesta fue rápida porque para mí era un reto. Cuando ya estoy en el proyecto me doy cuenta de que me hace volver a los orígenes. Mi abuelo, con ocho años, empezó la tradición con un violín que hizo él, con maderas que encontró tiradas. Los contornos los hizo con un tamizador de harina, se quitó inclusa la suela de la bota. El primer violín de nuestra firma es completamente reciclado, y me di cuenta de que el proyecto me dice que esta es la oportunidad de devolver a estos chicos la que se me dio a mí.

¿Qué usa?

Todo lo que puedo. Al principio me costaba, pero ahora las compras son muy divertidas. Antes veía comida, ahora ya compro también por el envase, pero normalmente es gente que te da botes de refrescos. También saco de los contendores o del restaurante de al lado, cuando deja el bote de aceite, que viene bien para el chelo.

¿Hacer estos instrumentos es diferente a los de madera?

Intentamos equipararlos porque tiene que sonar bien. Van a tocar obras sinfónicas. Conseguimos hacer las mismas notas, pero tienen otro timbre, otra problemática porque los instrumentos tradicionales están muy bien pensados. Los metes en el Teatro Real y sin amplificación el sonido llega hasta la última sala. Ese es el gran reto del reciclaje. La orquesta de La Música del Reciclaje dio un concierto en el Teatro Real.

¿Cuándo los ve ahí, qué siente?

No es por los instrumentos, es por los chicos. Han tenido muchos problemas y ves que se agarran al instrumento y salen ahí, que cada día se esfuerzan para llegar a un nivel alto. Eso es lo que te llena, darles un medio para que tengan voz.

Un lutier en el siglo XXI

Aunque el oficio de Solar parece desfasado para este siglo, el lutier apunta que cada vez son más. “Creo que la crisis nos ha dado otra visión del trabajo”, apunta. Sostiene que muchos titulados que se vieron en paro se reorientaron a profesiones más tradicionales. Además, considera que “mientras la tecnología no logre tener valores humanos” o “sensibilidad” seguirán existiendo artesanos como él.

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Sobre la firma

Andrea Nogueira Calvar
Redactora en EL PAÍS desde 2015. Escribe sobre temas de corporativo, cultura y sociedad. Ha trabajado para Faro de Vigo y la editorial Lonely Planet, entre otros. Es licenciada en Filología Hispánica y máster en Periodismo por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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