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“En el mundo de la noche, las mujeres parecíamos un público residual”

Las cuatro integrantes del colectivo Chica destacan en la escena electrónica de la capital desde hace un año con géneros como el reguetón, el dancehall y los ritmos latinos

Abraham Rivera
Las cuatro integrantes del colectivo Chica en el interior de la Casa Encendida, en Madrid.
Las cuatro integrantes del colectivo Chica en el interior de la Casa Encendida, en Madrid.VICTOR SAINZ

Sofía (Buenos Aires, 1995), Alba (Madrid, 1997), Rocío (Madrid, 1997) y Marta (Madrid, 1996) forman el colectivo Chica. Ellas representan el espíritu más vivo e inquieto de la capital. Las fiestas que amadrinan desde hace un año escaso de vida se han convertido en el quién es quién de la vibrante escena electrónica madrileña; con el reguetón, el dancehall y los ritmos latinos como principales ejes sonoros. Manejan un lenguaje inclusivo, donde la mujer tiene un papel activo y determinante. Son millennials que tienen muy claro lo que buscan: solo piden más recursos para poder llevarlo a buen puerto.

¿Cómo surge Chica?

Lo sugirió Rocío. Nos gusta el mundo de la noche, pero siempre que salíamos teníamos la sensación de que todo estaba producido por hombres y para un público masculino. Las mujeres parecíamos un público residual. Pensamos que era posible cambiar eso.

Y se pusieron en contacto con Sofía, que ya tenía un nombre de DJ como Flaca

Sofía ya tenía un breve recorrido en San Sebastián colaborando con la sala Dabadaba y montando las fiestas Dimelow. Contactamos con ella y surgió que se vino a vivir a Madrid. Así arrancamos Chica.

¿Ha cambiado algo en este año que llevan?

Ha habido un poco de efecto llamada. Obviamente, sigue habiendo las mismas fiestas de tíos y los grandes clubes siguen apostando por chicos. Hasta en fiestas de nuestro ambiente, están los típicos que la lían. Siguen sin ser espacios cien por cien cómodos y seguros para nosotras, pero poco a poco están cambiando. Si queremos echar de nuestra fiesta a un tío porque está haciendo un pogo y está empujando a una chica, lo hacemos. Ahora tenemos ese poder, por ejemplo.

¿Tienen algún tipo de apoyo?

No tenemos ningún tipo de financiación externa. Siguen faltando apoyos. Chica es chica porque lo hemos montado nosotras. No hemos tenido una marca o una institución detrás. Nadie nos ha entrado para colaborar en nada. Nunca. Todavía estamos dando ese paso.

¿Qué más les gustaría hacer?

Nos gustaría generar acciones más formativas para chicas que quieran aprender a pinchar o producir, pero no tenemos los recursos. De momento estamos con nuestras fiestas. Llegamos a las salas y ya confían, que no es poco.

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¿No creen que hay un problema de espacios en Madrid?

Hay pocos y están muy concentrados. Por no hablar del trato de algunos. Hay mucho mansplaining y paternalismo. La gente piensa que por ser jóvenes nos pueden robar en nuestra puta cara. Y no va así. Eso no va a pasar. Ni nos van a robar, ni nos van a decir lo que tenemos que hacer.

¿En qué tipo de salas se sienten más cómodas?

Nos gustan las salas pequeñas tipo club, donde el protagonismo lo tengan los asistentes. Todas para una y una para todas. Nos ha pasado que en fiestas que organizábamos nosotras no han dejado subir al público al escenario y nos han amenazado los del local.

¿Cuáles son sus fiestas favoritas?

Valle Eléctrico, Puñal Dorado —que tiene un rollo muy punki—, Jazzz, Brrrrrap, Post Club... Todo lo que sea underground es donde más cómodas nos sentimos.

Pinchan sonidos latinos, entre ellos reguetón. ¿Qué le dirían a esa gente que piensa que es machista?

Que vayan a Wikipedia [ríen todas]. No, en serio. Los sonidos latinos y el reguetón son igual de machistas que el resto de géneros. Quizás en los primeros la sexualidad es más explícita. Es empoderador para la mujer porque expresa su sexualidad, habla de sentimientos.

¿Qué otras mujeres dentro del género están marcando el camino?

En España estamos haciendo cantera, hay muy pocas chicas. Aunque tenemos la impresión de que somos más mujeres en la música de raíz urbana que en la electrónica. ¿Nombres que nos vengan a la cabeza? Alvva, Sara N Donga, Rosa pistola, Dj Mataputos, Clara... Las cuentas con la mano, pero estamos ahí en una red.

¿Cómo interpretan que en un país como España, con una comunidad tan grande de inmigración latina, no haya una relación más fluida en lo musical?

Todavía hay mucho que hacer por las dos partes. Venimos de mundos diferentes y existe una barrera. Nosotras pinchamos reguetón, pero esta todo lleno de blancos. Y también ocurre que hay gente que nos mira mal y nos estigmatiza por pinchar ritmos latinos. Es verdad que estamos viviendo un momento especialmente bueno, se ha pegado el salto. Sin embargo, entendemos que las comunidades latinas aún no se sientan cómodas y se crean que esto es de verdad.

Un futuro de nuevas oportunidades

Las integrantes del colectivo Chica sí creen que existe un futuro prometedor en el que el género femenino será predominante. "Van a seguir saliendo más tías haciendo cosas. Antes estaba el techno, el indie, el rap algo menos, y ya. Y ahora está el techno, el indie, el rap, el trap, el reguetón... Se le va a ir quitando el estigma", afirman. Influencias que llegan a formatos de grandes audiencias como el caso de Operación Triunfo. "En esta edición se han tocado diez canciones de reguetón. Es algo muy fuerte y dice mucho", aseguran.

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Sobre la firma

Abraham Rivera
Escribe desde 2015 para EL PAÍS sobre gastronomía, buen beber, música y cultura. Antes ha sido comisario de diversos festivales, entre ellos Electrónica en Abril para La Casa Encendida, y ha colaborado con Museo Reina Sofía, CA2M y Matadero. También ha presentado el programa Retromanía, en Radio 3, durante una década.

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