La Guardia Civil detiene a una banda que hacía falsas revisiones de luz y gas para robar a ancianos en sus casas

La Guardia Civil ha detenido a cinco hombres de nacionalidad española acusados de robar en nueve viviendas de ancianos haciéndose pasar por técnicos de electricidad y gas en varias localidades de la región madrileña. Los arrestados, con edades comprendidas entre los 29 y los 36 años, tienen todos antecedentes por delitos contra el patrimonio. Además, se ha procedido a la imputación de un sexto implicado que se encuentra en prisión por su posible implicación en hechos de similares características, según ha informado la Guardia Civil.

Las investigaciones comenzaron en agosto a raíz de que una persona denunciar en el puesto de la Guardia Civil de Collado Villalba el robo de diversos objetos en su domicilio. Según el relato de la víctima, el hombre había recibido una llamada telefónica, en la que se le alertaba de que iba a ir un técnico a su casa para resolver una anomalía que provocaba un alto consumo.

Al poco, se personaron dos personas en su domicilio, vestidos con ropa de trabajo. Uno de ellos permaneció en el salón de la vivienda. Este le decía a los ancianos que tuviera los pies en alto para no sufrir una descarga eléctrica. Su compañero se dedicaba entonces a revisar la avería.

Ese deambular por la vivienda era aprovechado por el segundo falso técnico para entrar en las habitaciones y robar todos los objetos de valor que encontraba como dinero en efectivo y joyas. Aprovechaban para ello su situación de superioridad y el engaño practicado sobre la víctima.

La Guardia Civil inició las investigaciones y comprobó que no se había producido ninguna incidencia de tipo técnico en la vivienda de la víctima, por lo que los investigadores centraron sus esfuerzos en identificar a los autores.

Tras un análisis de las diferentes denuncias, los agentes constataron que los autores habían logrado hurtar en nueve domicilios de Majadahonda, Las Rozas, Estremera, Valdilecha, Cubas de la Sagra, Colmenar Viejo, Alcalá de Henares y Madrid. En todos ellos repetían su modus operandi y siempre elegían a personas de avanzada edad, generalmente octogenarias, y que vivían solas en sus domicilios.