El gran poder de la mirada, en 200 retratos fotográficos
Foto Colectania expone, por primera vez en España, imágenes de la Walter Collection desde 1840 hasta la actualidad
A comienzos del siglo XX August Sander se propuso el reto de crear un amplio catálogo de la sociedad contemporánea alemana realizando retratos que representaban a cada uno de los arquetipos sociales de su país: trabajadores, agricultores, estudiantes, artistas y burgueses. Un proyecto que llamó Hombres del siglo XX y que comenzó a ver la luz en 1929, cuando publicó el primer libro El rostro de nuestro tiempo. Pero lo tuvo que dejar inconcluso. No porque este catálogo, por extenso, fuera casi imposible de abarcar; sino por la llegada al poder de los nazis y porque durante uno de los bombardeos de 1944 las placas y su estudio quedaron destruidos. Como Sander, son muchos los fotógrafos que han cultivado el género del retrato, con la idea de mostrar las cualidades físicas y psicológicas de las que personas que aparecen en las imágenes y dejando patente el poder que tiene la mirada humana.
Foto Colectania reúne en la exposición Estructuras de Identidad. The Walter Collection, 200 retratos para explicar cómo los fotógrafos, de culturas y periodos históricos diferentes, los han utilizado para explorar la noción de género, clase social o identidad; desde los primeros daguerrotipos realizados por fotógrafos anónimos, los álbumes familiares y las fotografías policiales con el rostro de delincuentes, que invitan al espectador a querer saber qué hicieron y porqué los detuvo la policía; hasta los trabajos más contemporáneos. Las fotografías pertenecen a la Walter Collection, fundada por el coleccionista germano-estadounidense Arthur Walter, empeñado en hacer didáctica del uso social de la fotografía a nivel mundial. Es la primera vez que en España se exponen algunas de las 3.000 imágenes que ha reunido en los últimos 25 años tanto en su sede de Neu-Ulm (Alemania), como en la de Nueva York.
Más de medio siglo después de Sanders, en 1976, Richard Avedon firmó un trabajo que le encargó la revista Rolling Stone sobre la clase política norteamericana que lleva por título La familia; un panteón político de 69 retratos de funcionarios, líderes y abogados de la administración, mayoritariamente hombres, blancos y de mediana edad, que dan una imagen alejada de la tradicional de Avedon, vinculado siempre con el mundo de la moda, el glamur y la fama. Otro de los autores representados en la muestra es Seydou Keita, del que pueden verse algunas de las miles de fotografías que realizó en el estudio de fotografía comercial que abrió en Bamako, capital de Mali, en la que invitaba a sus clientes a “disfrazarse” con ropa y complementos para mostrarse delante de la cámara, conformando excelentes retratos y una imagen del África poscolonial moderna y cosmopolita. En la Nigeria de los setenta, Okhai Ojeikere, como Sanders hizo décadas antes, se embarcó en un proyecto personal de retratar los tradicionales peinados de las mujeres nigerianas, reuniendo en 40 años más de 1.000 fotografías de cabellos trenzados, retorcidos y envueltos, que parece esculturas realizadas a base de delicadas filigranas y que, sin que lo parezca a primera vista, también habla de identidad, grupos y categorías sociales.
El coleccionista Walter comenzó a reunir fotografías hace 25 años “como una amalgama de imágenes, pero a partir de 2010 comencé a centrarme en exponerlas, realizar publicaciones y especializarme en fotografía contemporánea de África y Asia”, explicó hace unos días en Barcelona, durante la inauguración de la muestra en la nueva sede de Foto Colectania del Raval barcelonés. Se refería a autores como Samuel Fosso, un artista que se autorretrata disfrazado de personajes conocidos como Angela Davis, Martin Luter King, Malcom X y Nelson Mandela. También Zhang Huan, del que puede verse Family Tree, en la que partiendo de la idea de que los vínculos familiares, sociales y culturales amenazan con borrar la identidad individual, ha creado una secuencia de nueve fotografías en color con su rostro en el que de forma progresiva lo va recubriendo lentamente de una caligrafía de tinta negra, hasta que, al final, queda oculto y desdibujado totalmente y sin identidad.
Tarjetas de visita, dos veces anónimas
Uno de los atractivos de la exposición de Foto Colectania es el gran número de fotografías doblemente anónimas (de los retratados y de su autor) de las llamadas cartes o tarjetas de visita que proliferaron desde 1860. En ellas se pueden ver a artistas de circo que reproducen su repertorio de poses icónicas que dieron origen a una primigenia fiebre para coleccionarlas; trabajadores que hacían alarde ante la cámara de su estatus exhibiendo las herramientas de su actividad o los productos de su actividad y en otras más tristes, el rostro de presos o personas con trastornos mentales, privadas todas de libertad.
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