“La vida me ha dado siempre una oportunidad más”
Kikí d’Akí, icono oculto de la Movida, bibliotecaria de profesión, graba otro álbum tras años de silencio discográfico
María José Serrano (León, 64 años) es Jose para los amigos, pero figura como Kikí d’Akí en la historia del pop español. Un nombre entre lo chic y la sorna, guiño a Kiki de Montparnasse, aquella modelo y cantante que ejerció de musa en el París de entreguerras. “Las cosas de la época”, masculla a propósito del Madrid de los ochenta. Jose irrumpió en la primera Movida como cantante de Las Chinas, quinteto nuevaolero femenino que legó un gran single, y lo bordó como Kikí con un inolvidable mini-elepé compuesto por Fernando Márquez El Zurdo (Paraíso, La Mode). Después, 20 años de pausa, un lustro de explosión creativa (2003-08) con tres discos largos y, ahora, el flamante Breve encuentro (Munster, 2018) tras otra década sin grabar.
¿Cómo vivió esos largos paréntesis en su carrera?
En el primero me quedé un poco traumatizada, después de pelear mucho por un álbum que no se pudo sacar adelante. Nació mi hija y me aparté de la música. El parón reciente ha sido más activo, con algunos bolos.
¿De qué manera se gestó Breve encuentro?
Es un disco de versiones que salió de varios homenajes colectivos, muchos en la sala Siroco: al fallecido Bernardo Bonezzi, a France Gall, a Françoise Hardy… Otro a Vainica Doble en la librería del Reina Sofía. Ayudaron a crear este repertorio.
¿Rinde tributo el título al mítico filme de David Lean?
Sí, a Sergio López de Haro, mi pareja vital y artística, le pareció la forma de definir el tratar a estos autores: un breve encuentro amoroso. Aunque tengo todos los temas en disco.
Kikí d’Akí siempre ha sido, en realidad, proyecto de dos.
Sergio es el que ha tenido más fe. Para mí, uno de los grandes compositores desconocidos de nuestro pop, además de pintor. Pero si Carlos Berlanga o Bonezzi no reciben todo el reconocimiento… Así es y hay que aceptarlo, nos ha tocado vivir aquí.
Y usted contó primero con la inspiración de El Zurdo.
Son dos grandes escritores, más intelectual Fernando y más intimista Sergio. Ambos con un mundo propio. Las letras resultan clave, aunque anda que no nos han emocionado canciones cuando no hablábamos una palabra de inglés.
¿Versionar El pintor de Vainica Doble es amor familiar?
Podría serlo, sin duda. Las artes plásticas también van hermanadas con mi trayectoria [Sergio firma varias de sus portadas]. Las Vainica fueron un dúo muy peculiar. Nos unen quizá gustos musicales parecidos y el no estar en un molde.
Los libros y la astrología la acompañan fuera de la música.
Trabajo en la Biblioteca municipal José Hierro, en Usera, como antes lo hice en la del Colegio de Médicos o en una librería de Aravaca. Me considero una suertuda, siempre me ha gustado. Y lo primero que hice en 1973 al llegar a Madrid desde Valladolid, donde estudiaba, fue apuntarme a clases de astrología y a clases de baile.
¿Siente las mariposas de su primer concierto?
Casi las mismas de entonces, he padecido algo de miedo escénico. Ya conocí la Sala Maravillas en los ochenta, cuando era restaurante con actuaciones [en esta sala Kiki d'Akí presentó su último trabajo el 29 de noviembre]. Registramos allí temas en vivo que vieron la luz muy posteriormente. Y antes, con Las Chinas, debuté en la minúscula El Escalón y pisé las tablas de El Sol, donde nos vio Paco Umbral. Me llamó “cantante de andrógina belleza” en uno de sus artículos.
¿Tiene preferencias en la escena musical posterior?
Si un artista me gusta intento relacionarme con él. Me ocurrió, por ejemplo, con Charlie Mysterio, que colabora en Breve encuentro, o con Guille Milkyway y Parade, los respectivos productores de mis dos trabajos previos. Últimamente, me ha llamado la atención el bilbaíno Patricio. Y a la tan en boga Rosalía aún no he podido escucharla. Tampoco me atrae especialmente.
¿Le provoca frustración que su obra siga semioculta?
Sufrí de eso al principio, al chocar con el desinterés de las discográficas. Ahora al revés: siento que la vida ha sido muy generosa conmigo y me ha dado siempre una oportunidad más.
‘Aplauso’, en la memoria
En el recuerdo, el baile sincopado de Jose con Las Chinas en el programa de televisión Aplauso. "He mejorado poco a poco como cantante", dice. ¿Y le dejó poso la movida? "Me quedo con la gente interesante que conocí. Hubo muy buenas canciones, pero debería haber salido algo más asentado de ahí".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.